Poeta invitada a la XII Semana Internacional de la Poesía de Caracas

 

Poemas

 


Blanca Strepponi

 

 

VII

mientras espero a que me hagan una citología de cuello uterino

pregunta como si tal cosa
¿has tenido hijos?
y se coloca en la frente una luz de minero
mientras estudia el tamaño adecuado
de cada instrumento
¿has tenido hijos?
¿por qué pregunta de nuevo?
tengo que saber es mi obligación
todo lo quiere saber
hay que ver adentro
la duda
la sospecha
el miedo

respira hondo
¿te duele?

oh tú tan triste y con presagios de horror

recuerdo:
la gente muere porque sí
quién puede saber de qué murió este cuerpo
un cuerpo cualquiera

la gente espera
pacientes como vacas
extenderán el brazo
cuando se lo ordenen
y las venas gruesas
el burbujeo el burbujeo
un poquito de zumo
para saber más
aquí bajo el seno izquierdo
un cátodo frío
un zigzag negro sobre el papel rosado
para saber del corazón
aquí
deje el zumo amarillo

la gente espera su turno
paciencia de animales
hay quien lee el periódico
peores cosas han sucedido
un niño hastiado dormita
hay quien sonríe
hacen discretos ruidos los cuerpos que esperan

¿fumas?
¿toses?
¿lloras sin motivo?

oh estamos tan tristes
y con presagios de horror



De Balada de la revelación







VIII

baile con mi padre en la terraza

el torso desnudo de mi padre
come carne asada
hay calor en la terraza
es de noche y hay calor

el bebé llora
mi padre hace un hermoso gesto de fastidio
—todos sus gestos son hermosos—
mi madre trata de calmar al bebé
pero también a ella la fastidia
mi madre no tiene paciencia
aunque es vaca
porque su sangre bulle en los pies
hace burbujas bajo la delgada piel blanca
hermosa piel la de mi madre furiosa
trata de calmar al bebé

es inútil
nunca se calmará

todavía no lo saben
oh vosotros padres míos míos
tan absortos tan ajenos

mi padre con el torso desnudo
come carne en la terraza
es hermoso mi padre
la regia cabeza nos desdeña
mi madre le teme
ah los oscuros presagios
mi madre lo desea
y yo
yo no sé nadar
soy una niña sin habla
soy la quieta junto al agua espesa


De Balada de la revelación




Sueño

la humareda cubre todo
cubre el sol y el aire

el viento frío
aviva las llamas



de El Jardín del verdugo




Amar es difícil


a Yolanda Pantin


duerme sueños feroces

duerme en silencio

–un cielo mudo
una ciudad extraña–

sólo una línea
de su frente la delata

sueña que ama

todo es frío
incluso la sangre



de El Jardín del verdugo





Río Orinoco, agosto de 1818

Nunca antes había visto
un río de tal majestad
Tomé una copa y bebí
de sus aguas

Rumbo a Trinidad, pasó a nuestro lado una flechera. Lucían hermosos bajo el sol los uniformes de la tropa. Un emblema en el pecho brillaba:
"Morir o Vencer. Venezuela"

(…)

1º de enero de 1819

Las tropas que esperamos no están aquí sino en El Palmar. Damos marcha atrás. Las tropas no llegan. Ya es de noche. No son 1.200 los hombres de general Monagas, sino 400 soldados desnudos y 50 ingleses bajo el mando de Rooke.

Descienden las aguas del río
y aparecen bancos de arena
con miles de tortugas y sus huevos
de los cuales comimos

para capturar a las tortugas
basta esperar a que salgan del agua
y avancen en la arena
tomándolas por el borde
del caparazón
y tirándolas de espaldas
pierden todos sus poderes
así derribadas
y sin poder escapar
son llevadas donde uno quiera

(…)
Estoy extenuado y aún así no logro dormir el mugir de miles de reses
el relinchar de tantos caballos
el rebuzno de cientos de mulas
el chocar de las armas el santo y seña que pasa
de una a otra partida de soldados
el ulular extraño
melancólico de los indios
que cantan reunidos
alrededor de sus fuegos

el cielo oscuro sobre el río
oprime el aire

(…)
Cuelgo mi hamaca bajo los árboles y cierro los ojos. Sueño: Como tempestad que pasa por el Neguev vienen del desierto del país espantoso Logro huir y estoy a salvo en Edimburgo la ciudad helada Camino por el borde
de abruptos peñascos
estremecidos por los vientos
del mar del Norte

¡Ah, días inocentes de mi amada Escocia!
frías lluvias de Highlands
blancos, monótonos hielos
nieves de mi infancia

Ah, Príncipe del Mal
Angel Caído
¿Dónde conservas tu grandeza original?

Algo me golpea y despierto con el rostro cubierto de sangre.
un indio me da a entender por señas que el golpe fue causado por un murciélago.

Siento lo insustancial de todas las cosas, salvo mi desgracia.

(…)
Sueños llenos de horror me impiden descansar

cada animal de este país
desde el más pequeño insecto
hasta el más grande cuadrúpedo
es carnívoro

no hay vegetales
pan
leche ni granos

en realidad no hay nada
excepto carne

(…)
Nos detuvimos porque domarán caballos y mulas salvajes para poder acelerar la marcha con bestias frescas.

La doma se hace así:

enlazado el caballo
lo tumban

sujeto con fuerza
le colocan el freno
y la silla de montar

el domador sube a la silla
toma el freno
y junto a varios más
armados de garrotes
golpean al animal
en la cabeza
hasta que se levanta

una vez en pie
lo vuelven a golpear
y el caballo cae

luego lo colocan
entre dos caballos frescos
y los tres se lanzan al galope
hasta que el domado
cae
exhausto

ya está así amansado para siempre
pues su espíritu
ha sido destruido

de Diario de John Roberton




Blanca Strepponi. (Buenos Aires, 1952).Escritora venezolana autora de varios libros, entre ellos: Birmanos (teatro), Diario de John Roberton (poesía), El jardín del verdugo (poesía), Las Vacas (poesía), El médico chino (cuentos). Tiene inéditos: Balada de la revelación (poesía) y El ángel (teatro). Coguionista de los films Mecánicas Celestes y Piel. Miembro del Consejo Editorial del Fondo Editorial Pequeña Venecia con 98 títulos de poesía publicados desde 1989 hasta el presente y gerente editorial de Los Libros de El Nacional desde su creación hasta el presente. Ha merecido los siguientes reconocimientos: Premio Bienal Ramos Sucre de Dramaturgia, Premio de Poesía Casa de la Cultura de Maracay y Premio de Narrativa Alfredo Armas Alfonzo.

fotografía: cortesía Fundación Casa de la Poesía Pérez Bonalde.

 

 

 

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