Testamentos

(selección de poemas)

Juan Manuel Roca

 

CASANDRA Y EL VACÍO

Dice Lao Tsé que en la rueda lo importante no son
los radios sino el espacio donde no hay nada. Que
de este depende la utilidad de la rueda.

Sentencia el viejo taoísta que en la vasija su utilidad
está en el espacio donde no hay nada,
no en las formas moldeadas.

Para mayor entendimiento aclara que “horadamos
puertas y ventanas para construir una casa, pero es
de los espacios donde no hay nada que depende la
utilidad de la casa”.

A lo mejor de allí venga la vaguedad de tu materia,
Casandra, porque nunca regresas, porque estás en
los radios de las ruedas, en el abismo de las vasijas
amasadas y en los vacíos de la noche.







LIENZO DEL EBRIO

En el fondo del vaso cree vislumbrar la llave del
Paraíso. Va a su aire del país de la alegría al país del
improperio. La embriaguez es su escudo contra la
rutina y el mal de ojo que practican los abstemios.
Bajo su imperio arroja una botella a la estatua del
héroe: quiere bajarlo del caballo.

Imagina la bodega de licores como una catedral de
la que es oficiante, campanero y feligrés al mismo
tiempo. Las garrafas de menta le parecen licuadas
esmeraldas. Las botellas de aguardiente le evocan
la flor de los diamantes. Los rojos vinos, rubíes
macerados en los alambiques del cielo.

Canta aires estropeados y plomizos, por momentos
oficia como su propio lazarillo. Lo he visto caminar
entre notarios y abogados y la multitud que
vuelve a casa a bordo de gabardinas o autobuses,
mientras persigue su cuerpo a tropezones, torpe
paje de sí mismo.

 








FÁBULA DE LA PALABRA

Si calla Sherezada, un río sin orillas y sin agua se
hará afluente del desierto.

La palabra aljibe dejará de humedecer nuestros
labios.

Imagine una pluma de ángel que al tocar el suelo
lo convierta en erial. Y un enjambre de bocas
soplando en el jardín para que la pluma siga en
el aire a cada noche.

Si calla Sherezada el pájaro se hará jaula, dátil
pisoteado la mañana, miel amarga.

Si Sherezada fuera pájaro, ¿qué pájaro sería?
Temblor de aire. Si fuera flor, ¿qué flor sería?
Camelia de agua.








TESTAMENTO DE LA MUJER QUE LAVA EL AGUA
Una palabra clara como la palabra lámpara.
La lluvia que diseña frías arpas de agua.
La noche que toca su Hamelin en las flautas del río.
La llovizna de los Andes, sus agujas que cosen vestidos de alpaca.
Un collar de rocío para usar en ausencia de sol.
Una cuna de agua donde duerme un violín.
La tumba del nadador desconocido.
Un cuaderno de agua con el nombre de Keats.
Las yeguas del oleaje con sus crines de luz.
Un pañuelo de hielo en la frente del verano.
Las nervaduras de una hoja de un árbol de cristal.
Un libro de agua que se lee a sí mismo.
Cartas escritas en la lengua del lago.
Un Titanic de mimbre que se hunde como una ballena.
Una ballena que se hunde como la noche.
Mis manos diestras de vieja tejedora,
Mis manos blancas en el remolino de las yemas,
Mis manos que lavan el agua, que lavan el agua,
Ebrias de mar, musgosas de tiempo.

 








TESTAMENTO DE SHEREZADA

Harum Al Rashid,
Comendador de los creyentes,
Mi Señor:
Os dejo el cofre
De las historias no narradas.
En él se guarda el cuento
De la mujer que salvó su cabeza
Con el hilo de plata
De la palabra.
Harum Al Rashid,
Comendador de los creyentes,
Mi Señor:
Imagina mejores historias
Una cabeza sin ser cortada.









TESTAMENTO DE HELEN KELLER

El retrato de un caballo descrito por mis dedos.
Los recodos de una casa leída por mis manos.
Los libros traducidos al idioma de mi piel.
Las manos del ciego que dibujan en ellas lo que tocan.
El olor del agua que cruza la noche y sus ventanas.
El sabor del durazno en el paladar del recuerdo.
La mano de la nieve que palpa el calor de mi cara.
La memoria que duerme escondida en mi tacto.
Sólo traigo un leve roce de parte de la noche.









TESTAMENTO DE NADIE

Es rara bendición
No estar en un retrato de familia,
En las tribunas del Estadio,
En la crónica social
De un viaje a las Islas.
Es rara bendición
No tener domicilio,
Historia clínica, buzón en el umbral.
El ciego no declara en la aduana
Los paisajes escondidos en su tacto.
No lego nada:
Ni habito ni me habitan,
Ni sueño ni me sueñan.

 

 

Publicados con la autorización del poeta.

 

 


Juan Manuel Roca. (Medellín, Colombia, 1946). Poeta, ensayista, narrador, crítico, periodista. Ha publicado los poemarios: Memoria del agua (1973), Luna de ciegos (1975), Los ladrones nocturnos (1977), Señal de cuervos (1979), Fabulario real (1980), Ciudadano de la noche (1989), Pavana con el diablo (1990), La farmacia del ángel (1995), Tertulia de ausentes (1998), Teatro de sombras con César Vallejo (2002), Un violín para Chagall (2003), Las hipótesis de Nadie (2005), El ángel sitiado y otros poemas (2006), Testamentos (2008. Bogotá: Grupo Editorial Norma). Diversas antologías sobre su obra han sido publicadas en varios países, la más reciente: Botellas de náufrago. Antología poética 1973-2008. (Caracas, Monte Ávila, 2008). Doctorado Honoris Causa en Literatura por la Universidad del Valle (1997), Premio Nacional de Poesía (2004), Premio José Lezama Lima (Cuba, 2007), Premio Poetas del Mundo Latino (México, 2007)
.

 

fotografía home: Manaus, 2008. maría antonieta flores

 
 

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