ACERCA DE LA PAZ...

Elizabeth Schön

 

     Como mujer de amor, entraña y justicia, busco la paz, la necesito casi diariamente y sé que solamente a través de ella, percibiríamos con más nitidez y comprensión los brillos, los contrastes, las sombras de la aglomeración en las ciudades, pueblos, bosques, aún veríamos con mayor noción social el descalabro de un portón donde un niño tan pequeño como una manzana, gime, patalea, grita y solamente lo escuchan los aires, las aves, y tal vez las nubes blancas de los cielos.
     ¿Qué es la paz? Espero. Nadie responde, mas las redes de las brisas siguen hacia delante como oyendo los horizontes y en ese instante pienso que si no encuentro respuesta alguna capaz de descifrármela, se debe y de alguna manera, a que el pensamiento no me puede contestar debido a que al demostrarme lo que podría significarme la palabra paz se carga de un significado demostrativo que ciñe al pensar poético obligándole a responder, sin pregunta alguna a su significado, arrebatándonos entonces esa sensación de paz genuina, ínsita, que de vez en cuando descubrimos entre las distancias que separan una cumbre de otra cumbre. Sensación extraña no común mas firme y rotunda, semejante a un cordón sumamente grueso que tendido sobre los espacios se equilibra pacíficamente por sí mismo aún si es empujado por vientos montañosos.
     No puede haber paz si no hay justicia, amor. Qué serían de ambos si no fueran los principios fundamentales de la vida. Amor, paz, justicia, forman una cadena irrompible para el equilibrio de los contactos humanos y es a la paz a la que debemos de buscar y de escuchar porque ella siempre nos está diciendo algo: paz. Si fuera de otra manera no existiría como palabra primordial de las necesidades de los hombres. Hay que oírla, seguirla, lo mismo que cuando vemos que el viento pasa por sobre nuestras techumbres y después vamos al parque, a la calle, aún al patio y al ventanal, para recoger los maduros frutos que nos dejó en la tierra, el viento.

 

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