EUGENIO MONTEJO EN 35 MM.
LA BREVEDAD DE UN IMPACTO.


Eugenio Montejo es el poeta homenajeado en la 11ª. Semana Internacional de la poesía de Caracas que se celebrará del 19 al 24 de julio de 2004.

La Semana está precedida por una Antesala del 09 al 16 de julio de 2004, constituida por un ciclo de cine en la Cinemateca Nacional y un ciclo de recitales de los novísimos de la poesía que se llevará a cabo en la GAN y en la Casa de las Letras Andrés Bello.

Rossana Miranda y Ernesto Campo

 

EUGENIO MONTEJO EN 35 MM
LA BREVEDAD DE UN IMPACTO

Rossana Miranda y Ernesto Campo

     Una noche, hace más de dos años, el poeta Eugenio Montejo recibió un correo electrónico. No sabía que esa solicitud que le hacía su amigo Guillermo Arriaga –novelista y guionista de la aclamada cinta Amores Perros– representaba la entrada de la poesía venezolana en una producción de Hollywood.
     Aunque no alcanzó a pronunciar su nombre, en una de las escenas románticas de 21 gramos, el actor Sean Penn recitó uno de los versos del poemario La tierra giró para acercarnos (1988): “La tierra giró para acercarnos/ giró sobre sí misma y en nosotros,/ hasta juntarnos por fin en este sueño... ". El suceso arrancó aplausos a los espectadores en algunas salas de cine y, gracias a la petición de Arriaga de que en todas las traducciones se colocara el nombre del autor, el poeta representante del postvanguardismo se dio a conocer entre un público juvenil que pocas veces tiene acercamientos a las letras. A lo sumo, el tiraje de una publicación editada en Venezuela llega a los 10.000 ejemplares, pero a través del celuloide, las palabras de Montejo rompieron las barreras y las cifras en su recorrido por el mundo.
     Guillermo Arriaga es mexicano y visita Caracas desde 1978, cuando un tour lo llevó a recorrer la fábrica de arte murano en Potrerito, la Casa del Libertador y la Plaza Bolívar. Pero en 1995 quiso más, y desde entonces viene a recibir su inyección anual de la ciudad, una urbe tropical que ha cambiado y a la que siente destruida. Al igual que su amigo poeta exclama: “Qué le hicieron a mi ciudad de los techos rojos”.
     Montejo considera que el gesto de Arriaga fue generoso y fraternal. A decir del autor con raíces valencianas, el guionista de 21 gramos pudo haber echado mano a los versos de cualquier otro poeta. “La iniciativa de Arriaga lleva la poesía adonde debe estar: como compañera de todas las horas de la vida”.
     Creyó que el proyecto cinematográfico del mexicano era discreto, pero la buena acogida en Cannes y el éxito internacional lo convencieron de lo contrario. Bastó que un verso se colara, bastaron unos segundos en la pantalla grande, para desencadenar lo inevitable: que lectores de todo el mundo se adentraran en su obra y en la universalidad de su verbo.
     Montejo es un autor que nunca ha apostado por otra cosa que no sea la humildad, y sus poemas no hacen más que reivindicar el silencio. Sin embargo, su fe en la tradición lo lleva a auditorios repletos de estudiantes que preguntan por el origen de su heterónimo Blas Coll o lo colocan en aprietos al preguntarle por el sentido de la poesía, sólo por el afán de mantener el contacto con esa gente que posibilita la continuidad de esa tradición. De allí que el revuelo que dejó 21 gramos sea un reconocimiento justo para un autor comprometido con su tiempo.

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