De sílabas de luz

Guadalupe Ángeles

 

Una pátina me cubre. Una pátina que no es de tiempo. Deshilo la palabra, pálida seda que no da de sí sino un silencio oscuro, una pátina que se desliza sobre la nada, sobre la ausencia de sonido en sí.

Y así, sin sentido, sin mayor ausencia que ésta del sentido; así, sin por qué, como sentir los hilos de la seda del sonido de esa palabra: pátina; dormida en el silencio silbante que silba levemente sin herir, sin casi tocar mi piel ya no erizada, sino hechizada, henchida de sentido en medio del sin sentido de la repetición inofensiva, intacta casi, enmohecida en su vacío, pero llena de gracia, de luz, de la luz de la pátina que me cubre y aniquila; deshaciéndome bajo la tela de araña que hoy, con su pátina me cubre, desnudándome de mí, y no es nada, ningún vacío me tragará, haciéndome desaparecer verdaderamente, es sólo mi voz, escucharla. Todo esto es sólo eso, mi voz, mi manera de escucharla, como si fuera, en esas sílabas desnudas, la primera vez que la reconozco mía, en esa pátina dulce, profunda, que me dirá (si vuelvo todo mi ser, si me vuelvo ese escuchar solamente), quién soy cómo soy, verdaderamente.

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Guadalupe Ángeles. (Hidalgo, México, 1962). Narradora y poeta. Entre sus libros publicados están: Souvenirs, 1993; Sobre objetos de madera, 1994; Devastación, 1999 (Premio Nacional de Novela Breve "Rosario Castellanos" versión 1999), Quieta, 2001.

Este texto está tomado de Suite de la duda. Guadalajara: Unidad Editorial del Gobierno de Jalisco, 1995. (cuentos).

 

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