Entrevista a Santos López

La poesía como conocimiento

 

 

María Antonieta Flores

 

Santos López (1955) representa en el contexto de la poesía venezolana, la recuperación de la poesía como expresión de lo espiritual en un momento donde las corrientes predominantes estaban marcadas por el exteriorismo, el desarraigo, el distanciamiento, la ironía, lo urbano. Su obra publicada surge al unísono con la década de los ochenta: Otras costumbres (1980), Alguna luz, alguna ausencia (1981), Más doliendo ya (1984), Entre regiones (1984), Soy el animal que creo (1987), El libro de la tribu (1992), Los buscadores de agua (1999), El cielo entre cenizas (2004), Soy el animal que creo. Antología (2004). En sus poemarios, el hilo conductor ha sido la conexión con lo espiritual y se ha constituido en un discurso iniciático que vincula con la tradición poética más ancestral. Aparte de la significación de su obra en una sociedad ajena y temerosa a las profundidades del espíritu, su creencia en la poesía como vía o camino para la trascendencia lo llevó a fundar la Casa de la Poesía “José Antonio Pérez Bonalde” cuya labor ha sido influencia decisiva para la masificación de lecturas de poesía y el aumento de lectores en Venezuela, al darle difusión a voces nacionales e internacionales no sólo a través de la Semana Internacional de la Poesía que ya va hacia su décima segunda edición, sino también a través del Concurso Nacional de Poesía para Liceístas, en su novena edición para este año, del Premio Internacional de Poesía Pérez Bonalde, en pausa hace algunos años, y otras actividades. El 2004 ha sido un año significativo para el tránsito de este creador porque concretó la creación de la Asociación Civil sin fines de lucro Festival Internacional de Tradiciones Afroamericanas (FITA) que celebró su primera edición entre el 24 y el 27 de junio, actividad que luego fue seguida por la presentación de su nuevo poemario El cielo entre cenizas para continuar entre el 19 al 24 de julio con la Semana Internacional de la Poesía en homenaje al poeta Eugenio Montejo y, ahora, el pasado 29 de Septiembre, con la presentación de su antología poética Soy el animal que creo.Tal circunstancia crea el momento propicio para presentar aquí un breve diálogo que se produjo meses atrás, donde el poeta revela su concepción acerca de la poesía y la escritura.


-Algunas de las reflexiones sobre la poesía, apuntan a señalarla como una vía de conocimiento o como un saber. De ser así para usted, ¿cómo ha sido su proceso de aprehensión de ese saber?
-William Blake, quien para mí representa un paradigma, decía que "el estado primigenio del hombre era la sabiduría, el arte y la ciencia", es decir le da un carácter divino a la forma original del hombre. De alguna manera, yo me siento partícipe de la misma tradición de Blake, y en algún momento declaré que me sentía un ser primitivo, mágico y moderno. Creo que la poesía es una vía para llegar al conocimiento y a la sabiduría: es decir, creer en la idea de que el espíritu es la realidad básica y fundamental. Lo contrario es presuponer que la materia, el materialismo, es la realidad básica. La manera como uno accede a ese saber es la misma de siempre, la más primordial o primitiva, la ritual. Es a través del rito como entramos en contacto con las formas originales. Y el ritual básico de la naturaleza humana es conocerse uno mismo, o como lo llamaban antiguamente: visitar el interior de la tierra que somos para encontrar la piedra oculta que uno es. Es decir, creo que la vía es de orden iniciático; la iniciación como el viaje interior o hacia las profundidades del ser. Y la poesía, tradicionalmente, corresponde a una sabiduría, a una divinidad.

-Si se parte de la idea que conocerse a uno mismo es un camino que nunca termina y es un ritual que todo ser humano debería cumplir, dentro de ese camino espiritual que propone ¿cuáles serían los rituales más específicos que exige la poesía, después de iniciarse en ese conocerse a uno mismo?
-Ya no serían rituales. Creo que alguien que tome la poesía como un oficio tradicional, luego que escoge a su maestro o sus maestros que lo guiarán como poeta, debe comenzar una ascesis, una especie de práctica interior. De esa práctica interior que abarca muchos aspectos de su naturaleza física, emocional, mental y espiritual, hay una de particular importancia: aprender a oficiar con la palabra, conocer el lado sagrado de las palabras, desarrollar su poder con las palabras.

-La poesía como elaboración verbal, ¿es una alquimia, un misterio, una destreza?
-No creo que la poesía sea una elaboración verbal. Me gustaría retomar la frase "Alquimia del Verbo" de Rimbaud. Entiendo que palabra y verbo son diferentes. Cuando la palabra tiene poder es un vínculo que sostiene el hombre no sólo con la naturaleza, sino también con lo sobrenatural. Es un misterio el vínculo que establecen las palabras entre sí y entre el nombre y lo nombrado. No creo que la poesía sea elaboración verbal, porque creo en lo que dice esta poética que es bien conocida: "En el principio era el Verbo/ y el Verbo era con Dios/ y el Verbo era Dios"… La palabra propicia una realización, las palabras realizadas se convierten en Verbo. Es decir, son palabras por fuera y espíritu por dentro. Tradicionalmente, cada letra es el nombre de una divinidad, y quien sepa emplear su poder, encuentra el Verbo. Creo que María Fernanda Palacios cita a Guillermo Sucre así: "Hay dos alfabetos: cada letra/ tiene otra que nunca escribimos". Hay más todavía, cada letra no sólo tiene un número, un sonido y una figura, sino además un color, un aroma, un planeta, un signo zodiacal, un proceso alquímico, una actividad física y una noción mental. Recordemos otro poema de Rimbaud, en el cual él inventa el color de las vocales. Y para nosotros, en Occidente las vocales son el alma de la lengua. Y creo que es como una Alquimia del Verbo porque como todo arte regio, es el arte de las transformaciones del alma.

-Y, ¿cómo entiende la relación entre poesía y videncia?
-Este tema es muy vasto. Lo que la gente llama videncia o adivinación -ambas pertenecen al mismo género- tiene que ver con el espíritu, Dios. Y como el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios, pues donde existe Dios, existe también la videncia. La poesía es un arte tradicional, ya lo he dicho antes. He llegado a pensar que la poesía es el arte que más se resiste a las modas. La relación entre videncia y poesía viene a darse a través de la intuición. Sólo a través de la intuición se despierta el espíritu. Igual sucede con la poesía. La adivinación es estar o vincularse a lo divino, el espíritu, a las leyes divinas, es obrar o actuar en lo divino. Cualquiera que viva en las leyes divinas será profeta. Antiguamente el poeta también era iniciado en el arte de la guerra y en el arte de la adivinación.


Acerca de la escritura
-¿Cómo y por qué comenzó a escribir?
-Comencé a escribir después de partirme la cabeza. Tuve una experiencia a temprana edad en la cual sentí el viaje, la salida, es decir abandoné mi cuerpo y pude verme como muerto, inconsciente. Las experiencias de tipo sutil se fueron aglomerando dentro de mí con los años, y la única salida que tenía frente a mí era la palabra. Esta experiencia está registrada en un poema en prosa que apareció en "El libro de la Tribu", en el cual me refiero al "Pajonal".

-¿Hubo algún momento crucial que marcó su destino como poeta o ha sido un proceso a lo largo del tiempo el que le ha entregado la certeza de la poesía?
-El uso de la palabra "destino" es para mí un tanto difícil. En Occidente este término se ha corrompido y por tanto, cuando lo utilizamos, caemos en el abuso. Me gustaría partir de una idea de que todos tenemos un alto destino, más que un destino en la tierra. Es decir, quiero diferenciar un destino en la tierra de un alto destino en el cielo. La acción humana es un amasijo de motivaciones e influencias de la consciencia y de la supraconsciencia que se resumen en la persona, el ámbito psicosocial y el metafísico, esta última palabra también su uso ha sido corrompido, yo la uso en el sentido tradicional, como aquello que trasciende a la naturaleza. Y lo que sucede a continuación es una interacción entre dichos factores. Con estas premisas, se me hace difícil responder tu pregunta. Sí me gustaría creer que la poesía representa un alto destino. Pero creo que voy a consumir mi vida para saberlo.

-¿Cómo ocurre, en su caso, el proceso de escribir un poema y el de un poemario?
-El proceso de creación es uno solo. Primero, la poesía emana. Luego, se completa y perfecciona. Y finalmente cae sobre la tierra. Y para que esto ocurra, nos utiliza como instrumento. Yo lo único que hago, mi único aporte es vestirme de blanco.

-¿Cómo evalúa o valora el desarrollo de su escritura poética como acto vital?
-Yo no podría evaluarme. Lo que sí valoro es la capacidad de la poesía para generar infinito conocimiento del alma y del espíritu, y el poeta debe consagrarse a conocer aquellas infinitas cosas que deben ser conocidas, conociéndose a sí mismo. La poesía es una forma de conocer el cielo.


foto: (fragmento). Enero 2003

   

 
 

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