Presentar
ante ustedes Las mujeres toman la palabra. Antología de narradoras
venezolanas, no es posible sin detenerme primero en Luz Marina Rivas,
la compiladora, mano, mirada y sensibilidad que da forma y sentido a los
textos aquí reunidos.
Pero no deseo detenerme en la probada autoridad académica y ética
que la prestigia y que avala este trabajo que hoy celebramos, sino en
Luz Marina, la mujer que conocí en Valencia en medio de unas jornadas
propiciadas por Laura Antillano. Creo que puedo afirmar que el nuestro
fue un encuentro de inmediata y mutua inclinación intelectual y
afectiva. Después de un almuerzo compartido con varios de los ponentes
en el restaurant de uno de los hoteles que acogía a los participantes
y dado que la jornada continuaba en la tarde, ella gentilmente me invitó
a su habitación para que descansara. Por supuesto, el instante
estuvo acompañado por una sabrosa conversa y por el disfrute de
la vista de las montañas valencianas que su ventana regalaba.
Este gesto poco común para mí y raramente aceptado, me asomó
a un mundo sereno y amable, generoso, mundo al que la vida le ha regalado
una hermosa historia que celebramos amigos y cercanos testigos.
Gesto cotidiano y mínimo como éste que desplazo del mundo
de lo privado al de lo público, es un reflejo del temple y el carácter
que configura la visión de mundo que dará sentido a la palabra
dicha, a la idea concretada. Se revela, así y a veces en lo pequeño,
el entramado de una sensibilidad, no exenta de reciedumbre, que ha dejado
su huella en esta selección, al igual que en la introducción
y en las notas que preceden a cada una de las antologadas. Se puede percibir
en este trabajo no sólo el reconocimiento del otro, igual en género
pero siempre otro, sino también el arte femenino de la minuciosidad
y de la valoración del detalle. A este arte, se une el milenario
acto redentor que encierra el cuerpo de la mujer y que se expresa en muchas
esferas de la vida, porque se está, indudablemente, ante una mano
curadora en acción de reinvindicar el discurso herido, víctima
del abuso y la represión, discurso silenciado o sometido a un dictamen
oficial.
La labor de revisar, juntar y vincular lo aparentemente alejado, se hace
patente en esta labor amorosa de años, pues no requiere mucho esfuerzo
comprobar que el tema y la selección no son producto de un compromiso
rápido ni de un acto oportunista o ligero. Luz Marina Rivas como
lo ha hecho en anteriores trabajos, aquí –una vez más-
restituye a nuestra historia voces que desde su diversidad hicieron posible
el espacio que han logrado las mujeres narradoras de las últimas
décadas.
Pero, Las mujeres toman la palabra no sólo llena un vacío,
los faltantes retazos de la colcha. Este arte de zurcir los agujeros de
nuestra historia literaria y por lo tanto histórica y nacional,
desmonta el discurso oficial que ha señalado que la narración
es un territorio masculino y, muchos de los aquí presentes deben
recordar la afirmación de que las mujeres narradoras eran, son
muy pocas. Aquí, desde ese género mayor que es el cuento,
se demuestra lo contrario. Estas narradoras del presente tienen tradición,
linaje, y continúan un camino que nunca se ha interrumpido.
Por otra parte, no quisiera dejar de destacar la posición de compañera
que ha asumido para recorrer el sendero que ha escogido como espacio para
sus reflexiones y búsqueda, pues no hace de lo femenino un mundo
cerrado y en pugna, sino que lo sitúa en diálogo con lo
masculino.
Por todo esto, creo que esta antología va más allá
de su objetivo intrínseco y hasta sobrepasa la finalidad de la
compiladora. Es, realmente una ofrenda para todos nosotros, lectores y
escritores, en un momento cuando necesitamos imperiosamente mirarnos y
revisar lo que nos precede desandando el camino, para comprender esto
que ahora somos.
Estoy segura de que la acción reparadora y restitutiva de un orden
arrebatado y silenciado, que se encuentra entre las páginas de
este libro, ha de generar una transformación en nuestra propia
manera de mirarnos y esto sólo será posible porque antes
la misma Luz Marina tomó la palabra, su palabra, y la convirtió
en acción y hecho concreto: esta edición que ya es indispensable.
Caracas,
07 de Octubre de 2004
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