In memoriam Johannes Burghardt
(24-2-1931 -Essen/Ruhr- 15-8-2004)
BLANCU stá il caminu i londji
ni sabe mezmo il sueniu
sulvidar un tantiko il vazío
dispartarun sinizas in mí
com’un avla di sulombras
la piedra in tu boz
i una puarta aviarta
óndi ti puedi maldar mudo
nil agua in il vienti
dil curasón di la mar
1 – (Soplo)
Sobre rieles
viajar de espaldas, ver
como te alejas más y más
o quizá estés olvidando algo – y de repente
ondea el viento primaveral;
o hacia adelante
adonde poco a poco te acercas
y entretanto cormoranes
recuerdas, cuyo vuelo y contornos describo.
Sin embargo, todo queda igual:
el curso, los recorridos, las velocidades,
la espera, las pausas, cortinas y ansias.
Tan sólo el punto de vista determina
entre el lugar de partida
y el destino propuesto, tal vez,
a ninguna parte,
si vamos o venimos,
adonde esa sugestión no halla respuesta,
estrechaste todas tus manos y ninguna,
voces de nadie, un soplo
da vuelta la página.
2 – (in il vienti dil curasón di la mar)
Al final todo lo escrito recae en nosotros
como se dobla la repisa por la artimaña de lo figurado,
ya tampoco quiere ser depósito de palabras o hechos,
sólo madera del tronco y árbol, pájaro, vela.
Sentados luego bajo hojas de plataneras en un banco
con pescadores nocturnos en el estuario del Tejo,
miramos hacia el tapiz estrellado de faroles costaneros,
el último barco, la Madragoa, zarpa hacia allá.
Exato, Exato! Aquí te adentras en la
palabra
acompañado por saludos – in il curasón di la
mar.
Un rostro de agua, luz de tus lágrimas,
ya muy lejos – en el ojo de las mareas.
La luna te remolca serena hacia los espacios,
partes ahora a navegaciones nunca vistas.
(Lisboa, 16/17-8-2004)
3 – (Cementerio sudoeste, de mañana)
Enterramos las cenizas de mi padre
delante de un cedro libanés
junto a la columna sepulcral.
Cada verso se hace umbral, un tras-
paso al entierro de tiempos
y sitios vividos.
Hundimos la urna en tierra de
septiembre y con ella – vacilaciones,
ligera duda.
Todo lo que ya no nos pertenece:
el polvo y las rosas,
el cantero de ramas.
Leímos las sombras, tu nombre;
la mejilla del horizonte
resplandecía.
¿Cómo continúa transcribiéndose
cada uno?
¿Aquellos sueños? ¿Este recuerdo?
¿El poema?
Cuatro hermanas
Benot Nathan
Rosel, Betty, Paula y Jenny
Nunca conocí a mi abuela paterna,
tampoco a sus tres hermanas, y Rosel sobrevivió
algunos años, contando cigarrillos sobre la mesa,
contaba
mi padre con voz desvaneciente, aquel reencuentro
en Zeitz, después de la liberación de
Terezín, con el
abuelo Werner, que la esperó y viajó detrás de
ella
con la intemperie en la mano – también
a él nunca lo vi,
a lo sumo en una foto, no más, sólo en palabras
de mi padre, en las que cobraba vida, al escribir sobre
las cuatro
estaciones del año en carnaval, su disfraz
cuando se encontró con su amor, la menor de las
hermanas
con la intemperie en su mano, con su amor de la
mano, a la intemperie, la desaparición de sus
vidas;
en los pantanos de Riga, dijeron, los arrearon a
los bosques, horas enteras fusilándolos de a
uno, Bikerniki,
la pequeña familia, hermana Betty, su marido Arthur y
su hija Inge, con la que siempre jugaba mi padre,
e iban juntos a la sinagoga, antes, cuando eran chicos.
Paula hot Terezín íbergelebt un oysgeliten
far wejnike jorn.
La Jenny ya no volvió de Auschwitz.
Una vez habían sido 4 hermanas judías
en la cuenca del Rhin y el Ruhr.
Mi bobe y mis tres tías abuelas, nuestras conversaciones nocturnas.
Ni aquí, ni allí
Llamo, nadie contesta,
voy por el pasillo, y después
al cuarto, hablo en la
ventana con cosas tuyas,
si en la pared, en la repisa,
fumo hacia el abedul, los techos,
como entonces se te extraña,
me siento en la sala, donde
tu voz bajo miradas
no se hiela ni acá, ni allá.
Vértigo
Rahel y Janos
Las aspas giran en este mundo que gira,
unas más que las cuatro en madera del ventilador
que fue de otros, mío, de nadie, nunca jamás,
la despedida ni siquiera está en propias manos,
acuérdense un día cuando nos toque el turno
los van a hacer venir al borde del precipicio
con las manos abiertas que reflejan las nubes
y pasando entregan aquí mismo nuestro ayer,
atrás del río donde gira todo a los cuatro vientos
en este mundo, una cuestión de aspas y ninguna.
Nosotros no
Los relojes nos cambian. Vuelo de polen,
brisas de luz han vuelto. De veras,
no lo sé por que todo esto vuelve
ya que el difunto nos abandonó.
Ya no sale más al balcón.
Ya no cierra más ningún ojo.
Callar – sin tí; despacio, sin tiempo
brilla el rostro sobre tu sol.
Yo callo, la hora del verano ha vuelto, y
sólo escucho el aire risueño en tu música.
Tobías Burghardt.
(Essen-Werden, Alemania, 1961). Poeta, traductor, ensayista y periodista
cultural. Reside actualmente en Stuttgart, Alemania. Su obra poética
incluye Sonnengeräusche (Rumores solares, 1991), Flussabwärts,
flussaufwärts (Ríomar abajo, ríomar arriba,
1996), Flussufer (Orillas, 2001), Flussinsel (Islote,
2002), Cuaderno de bitácora (antología bilingüe:
español/alemán), (Caracas, 2002), Flussinseln und
andere Gemarkungen (Islotes y otros confines, 2005). Poemas suyos
han sido traducidos a veinte idiomas, entre ellos, el árabe,
coreano, hebreo, maya-k’iche‘ y sueco, publicados en antologías,
revistas de poesía y periódicos. Traduce, principalmente
junto con Juana Burghardt, su esposa, la nueva poesía y ensayística
hispánica, como también del alemán al español.
Publicó antologías de nueva poesía latinoamericana
(Neue lateinamerikanische Poesie, 1996), de letras judeo-latinoamericanas
(Jüdische Literatur Lateinamerikas, 1998), de nueva poesía
colombiana (Neue kolumbianische Lyrik, 2001), de joven poesía
venezolana (Junge venezolanische Poesie, 2002) y de poesía caribeña,
cubana y dominicana (Karibische Poesie, 2003). Ha sido coordinador,
jurado y traductor del proyecto Anna Blume (Ana Flor) de Kurt
Schwitters de la exposición mundial EXPO 2000 en Hannover, Alemania.
Es miembro del Consejo de Redacción de la revista latinoamericana
de poesía “Prometeo” de Medellín, Colombia,
y es miembro de la Comuna de los Poetas en Vršac - KOV (Voivodina)
desde 2002.
Los siete fragmentos del “Kadish a mi padre”
son inéditos en español
http://www.tobiasburghardt.net
fotografía:
Jona Burghardt