Tres docentes de una universidad estadounidense exploran, desde perspectivas poéticas, visuales y comunicacionales, la variedad de texturas naturales y humanas típicas de la frontera entre Venezuela y Brasil.

 

El Paují como puente entre el ruido y el silencio

 

Gisela Gil-Egui

 

Telones de agua, polvo, horizontes geométricos, verde en todas sus posibilidades, olores blandos, voces no reconocidas, piedras, silencios tangibles, grietas en el suelo, miel. Con razón la gente encargada de financiar proyectos de investigación en Fairfield University no hallaba cómo leer el asunto. En medio de tanto dos y dos son cuatro, tanta pregunta-hipótesis-método-resultado, y tanta diafanidad discursiva, les cae esta estopa de proyecto para un viaje corto al fin del mundo, sin asas conceptuales a la vista, y a cargo de un equipo impensable. La propuesta: explorar las articulaciones entre ruido y silencio a través de tres diferentes cristales epistemológicos. Las proponentes: Kim Bridgford, profesora de literatura y poeta más conocida en estas orillas por el filo de su escritura que por la temeridad de sus gestos; Jo Yarrington, profesora “todo terreno” de arte y creadora visual obsesionada con la transición como forma de vida; y yo, la recién llegada profesora de comunicación con el acento raro, la lógica lineal, y el desasosiego de quienes tienen soluciones a la mano y andan en busca de problemas adecuados para ellas.

Todo comenzó a finales de mayo pasado. Jo y yo compartíamos unos tragos cuando caímos en el tema de la sequía creativa y de la presión que significa generar publicaciones como chorizos cuando además hay que dar clases y ganar puntos a nivel de servicio administrativo, si es que se quiere obtener ese seguro de vida que representa el “tenure” en las universidades estadounidenses (algo así como la titularidad en universidades criollas). Jo mencionó entonces una experiencia inspiradora que había tenido al viajar con Kim a Islandia hace unos meses; cada quien en su propia búsqueda y con su propia mirada, pero en diálogo permanente. De aquel viaje en plan “juntas pero no revueltas”, salió un nuevo libro de poesía para Kim (Instead of Maps), varias exposiciones conjuntas, un contrato para proyectar las transparencias fotográficas de Jo a gran escala en un museo en Reykiavik, un curso de pregrado sobre producción interdisciplinaria, y el reconocimiento de la universidad por tan fructífera e ingeniosa iniciativa de colaboración.

Pronto nos vimos hablando, en ésa y muchas reuniones posteriores entre junio y octubre del año pasado, de la posibilidad de hacer algo similar en Venezuela, esta vez trenzando nuestras diferentes formas de explorar el tema de los espacios híbridos que surgen en toda zona fronteriza y en toda confluencias de extremos. Ruido y silencio se nos revelaron como los polos de un esencial continuum expresivo que cada una de nosotras indagaríamos desde nuestras respectivas disciplinas, en un punto de la geografía nacional definido por dinámicas de flujo y transitoriedad. Ese punto resultó ser El Paují, en la esquina sureste del estado Bolívar, debido a la convergencia en ese lugar de diferentes entornos naturales (tepuyes, sabanas, selvas) y diferentes circunstancias humanas (indígenas, mineros, criollos, profesionales y artistas urbanos que se han instalado en la zona buscando un estilo alternativo de vida).


 

Viajes dentro del viaje

Así fue como, durante las dos primeras semanas del 2006, comenzamos la fase “de campo” de una propuesta que terminamos presentándole a la universidad como Yes/No (Noise): The Window between Sound and Silence in Three Fields of Study (Sí/No [Ruido]: La Ventana entre Ruido y Silencio en Tres Áreas de Estudio). Aún en vía hacia El Paují, teníamos claro que el hilo invisible que podría unir nuestras exploraciones individuales sobre ruido y silencio era el de la identificación y contraste de texturas: lumínicas, en el caso de Jo; rítmicas, en el caso de Kim; y semánticas, en mi caso. Desde el punto de vista visual, Jo amasó una colección increíble de imágenes traslúcidas y táctiles que hablan al espectador a través de diapositivas. Desde el punto de vista poético, Kim inició el trazado de un recorrido interno hacia los límites de sus propios sentidos como punto de partida para un nuevo descubrimiento del mundo. Y yo, desde el punto de vista comunicacional, me dediqué al registro de interacciones entre espacios mediatizados y no mediatizados, en el contexto de una comunidad en donde la televisión y la radio son presencias nuevas para muchos de sus habitantes.

Más allá del trabajo individual de cada quien, había, sin embargo, un interés común en compartir experiencias, intercambiar maneras de nombrar los cambios que iba sufriendo el sujeto de indagación en cada una de nosotras a medida que pasaban los días, las sensaciones. A fin de cuentas, las tres sabemos que, de alguna manera, identidad, conocimiento y creación se construyen siempre en diálogo con el otro –o la otra. Es por eso, también, que Kim y Jo consideraron crucial culminar esta primera etapa del proyecto en Caracas con un encuentro informal con poetas y artistas plásticos venezolanos, en el que participaron María Antonieta Flores, Edda Armas, Sigfredo Chacón, y la gente de la galería de arte Los Galpones, gracias a las gestiones de Tahía Rivero, Gisela Egui Hernández y Rubén Páez.

Ya de vuelta en Connecticut, nos queda por delante la fase más complicada del proyecto: la de darle coherencia a la abigarrada valija de instantes que trajimos en este viaje, de manera que no sólo se inserte dentro de las constantes temático-formales de nuestra producción y genere los resultados creativos y pedagógicos que la universidad espera, sino que además, y sobre todo, le haga justicia a las transformaciones perceptivas generadas en nosotras por esta aventura. Hago un primer intento de poner en orden mis ideas al escribir esta crónica, leo la primera oración, sacudo mi cabeza y me digo “buena suerte”.




Gisela Gil-Egui. Venezolana. Profesora de Fairfield University (U.S.A.), donde enseña cursos sobre mass media, nuevas tecnologías de la información y comunicación internacional. Graduada en Comunicación Social en la Universidad Central de Venezuela (1992), en Temple University (U.S.A.) obtuvo el Master (1999) y el Ph.D (2005) en su área de estudio. Esta información fue consultada en http://www.webdialogues.net/cs/dialogue-wgig-participants/print/dup/559?x-lang=fr.




 

fotografía: Jo Yarrington. Untitled (El Paují) 1

 

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