Entrevista a Rodolfo Häsler

 

Oportunas coincidencias

Guadalupe Ángeles

 

 

Especial desde Barcelona, España.

Rodolfo Häsler (*) es digno representante de una familia de artistas, su padre, Rudolf, y dos hermanos son pintores, su hermana Ana Häsler es cantante (me dicen que fabulosa cantante de ópera). Él es también un muy buen amigo, tanto, que se arriesga a que sus amigos le acerquen con otros amigos con los que tiende puentes entre su poesía y la vida de todos los días.

G.A.- Siendo cubano residente en Barcelona desde hace tanto tiempo y siendo poeta, ¿has entendido, o has adoptado la idea de que la patria de los poetas es el alma de los hombres?
R.H.- Efectivamente, la poesía no tiene nacionalidad. Creo que hay lugares que producen una poesía que quizá tenga una intensidad mayor que en otros, pero la poesía en sí, no tiene nacionalidad, es un patrimonio universal del alma.

G.A.- Bien, estamos de acuerdo, la patria de los poetas no es ninguna, sino que hay ciertas intensidades en cada lugar según donde uno nace o vive.
R.H.- Lo interesante (pero no sólo en los poetas, sino en todo ser humano) sería llegar a ese punto de desprenderse de lo que uno ha recibido, de aquello que siempre va a estar cerca, de lo que siempre te vas a nutrir, y llegar a esa gran coyuntura de poder tomar y observar de todo y en todas partes.

G.A.- Tu libro "De la belleza del puro pensamiento" es muy físico, hay mucho cuerpo descrito, disfrutado, ¿fue una ironía mencionar al pensamiento en el título, para que dijeran que tanto cuerpo no hay, si no hay también lujuria en el pensamiento?
R.H.- Exacto. Muy bien visto. Esa idea la he tenido en mente cuando titulé así mi libro (el cuarto) y nunca antes me lo habían mencionado, ni en las reseñas que han aparecido, ni en las entrevistas que me han hecho. Mi poesía siempre, desde el primer libro, ha tenido una importante carga física, sexual, quizá porque mi formación estética fue a través de la pintura, pues mi padre era pintor. Mis primeros recuerdos son mirar a mi padre pintar en su taller en casa, pues nunca quiso pintar lejos de la familia. Yo disfrutaba mucho viendo los colores, los cuerpos, las formas, la materia. Eso estuvo ahí siempre, y al momento de comenzar a expresarme, aparece sin que yo pueda decidirlo, aunque enriquecido con la emoción y la reflexión, pues si no sería algo informe.

G.A.- En tu libro campea el dominio de la lengua, el dominio de la fantasía, esto de dominar la fantasía a través de la lengua, me lleva a cuestionarte, el poeta es un hacedor de sueños, y éstos sueños que crea, ¿hasta qué punto son sueños colectivos, crees que es así?
R.H.- Pudieran ser, porque, como ayer hablábamos con la poeta Neus Aguado, el poeta recibe el don de poder escribir, pero no debe nunca centrar allí su ego. Creo que en ese sentido el poeta puede conectar con cierto sentir colectivo, puedes tocar el imaginario primigenio, en el que todos podemos encontrar reflejo de una manera intuitiva.

G.A.- ¿Entonces crees en el inconsciente colectivo?
R.H.- Sí. Novalis por ejemplo (un poeta del que ha traducido toda su poesía) tenía esa visión avanzada, apostaba por el conocimiento a través de la intuición, y eso está hoy aún en boga.

G.A.- Tomo este verso de tu libro, "la claridad púrpura no saciada" sólo como un ejemplo, ¿podría definirse esta tu manera de hacer metáforas como un anhelo de infinito, de un anhelo de contradicción?
R.H.- Es muy difícil hablar de la propia poesía en estos términos, pero puede también ser un anhelo de luz, una búsqueda de la comprensión, del entendimento, en el sentido de que es como un estallido que lo inunda y barre todo, y tras de lo cual ya no hay vuelta atrás posible.

G.A.- ¿Tú crees entonces en el erotismo como la búsqueda de una cierta verdad o certeza?
R.H.- Podría ser una de las definiciones; una de las posibilidades que te ofrece el erotismo es realizar un viaje al conocimiento. Esto, en la poesía mística española es evidente, hay un conocimiento a través de la carnalidad.

G.A.- ¿Crees que lograste la sacralización de los sentidos en tus poemas eróticos de este libro?
R.H.- No soy yo nadie para decirlo, no. Pero…

G.A.- Hay un verso que lo dice: "la inalcanzable sacralización de los sentidos", por eso te lo pregunto.
R.H.- Bueno, se trata de una búsqueda que en el fondo nunca tiene llegada, siempre se está en ese camino, es una labor de conocimiento que dura la vida entera, no hay fin.

G.A.- ¿Pudiéramos decir que, en tu concepto (al menos en este libro, ya me dirás si en toda tu poesía) lo sagrado y lo sensual se dan la mano?
R.H.- En este libro especialmente, porque resulta que yo me vine de la Isla a los diez años, con la familia, pero regresé en los años 91 y 93 y aunque entre mi gente nunca ha habido cultivo de las religiones afrocubanas, por mera casualidad, en los dos viajes tuve la oportunidad de conocer un poquito de esta enorme fuerza, fruto del mestizaje de culturas europeas y africanas con el cual se conformó una de las identidades más fuertes de Cuba. Al conocer esas creencias me fascinaron, pero nunca me inicié en ellas, por lo tanto no conozco realmente el sentido más profundo y espiritual de estos dioses y de estos rituales, sólo parto de su observación y su belleza externa: por ahí sí va un poco encaminado este libro, pero no llega a definir toda mi poesía. Este libro tiene que ver con mi visita a Cuba, y con una búsqueda y encuentro casi carnales con esa tierra, esa vegetación, esa luz que me sedujeron y que a la vez despertaron en mi, recuerdos que yo creía dormidos, y claro, no podría expresarlos de otra forma sino a través de mi poesía.

G.A.- En el total de tu obra, ¿qué tan lejos o qué tan cerca te sientes de los surrealistas?
R.H.- Después del Surrealismo ningún poeta se puede librar de la influencia de este movimento, porque es ya parte de la poesía contemporánea, No sé hasta qué punto hay influencia del surrealismo en mi obra, pero la hay, nadie puede ser ajeno a ello.

G.A.- ¿Hay un afán, nuevamente juguetón en titular algunos de tus poemas "sueños"?
R.H.- Sí, sobre todo en un libro que tengo inédito y que está por salir aquí en Barcelona, su parte central se llama "Sueños" y son poemas que están escritos a partir de recuerdos oníricos. Siempre, quiero aclarar, me ha fascinado la obra del poeta barcelonés Juan Eduardo Cirlot quien fue un gran estudioso del sentido de los sueños. Yo empecé a anotar en un momento dado, los recuerdos que me quedaban al despertar sobre sueños que había tenido, por supuesto no todos me servían, pero a partir de estas notas he ido construyendo poemas, como si reconstruyese sueños desde la conciencia.

G.A.- ¿Crees que hay un gran público lector de poesía en esta ciudad?
R.H.- Hay público sí, pero es minoritario. Se dice que en España hay mil lectores asiduos de poesía, no sé si es cifra exacta, pero siempre hay quien asiste a las lecturas o a los ciclos de poesía que se organizan en esta ciudad, aproximadamente entre cuarenta y sesenta personas. Sin embargo, cuando se celebra la Semana de la Poesía, en mayo, la poesía invade todo el centro histórico de Barcelona y puedes ver un público numeroso; y cuando el festival se clausura, El Palau de la Música se abarrota. Esto te hacer pensar por qué cuando sacas la poesía de los lugares donde habitualmente se lee, la gente responde de una manera entusiasta. Ahora, de todas maneras creo que el público que escucha poesía es más numeroso que el público que la compra y la lee; hay quienes se acercan a ver y escuchar al poeta como a un espectáculo; a mí inclusive me interesa escuchar la voz del poeta, aunque no lea bien, no me importa; escuchar su tono, cómo lee.

G.A.- ¿Piensas que es mejor poeta si lee mejor?
R.H.- No, para nada, hay casos de excelentes poetas que leen pésimo, y muy malos poetas que leen muy bien y pueden confundir al público.

G.A.- ¿A qué se debe esto, si la poesía es música?
R.H.- Un buen poeta, obviamente, tiene un sentido musical desarrollado, pero hay quienes no consiguen dar el tono a la hora de leer; es quizá una falta de conexión entre lo interior y el mundo exterior. De hecho no me atraen los actores que leen poesía, creo que la poesía hay que leerla de una manera neutra y no dramatizarla artificiosamente, por lo menos, ese es mi gusto personal.

G.A.- ¿Tú crees que a la poesía le beneficiaría o le perjudicaría si dejara de ser épica para convertirse sólo en imágenes, es decir, en metáforas. Es mejor poema uno muy hermético, con el que tú puedas sentir a través de las imágenes, que uno que te narre una historia?
R.H.- Es una posibilidad, es una opción, no creo que se pueda decir que la poesía debe ser esto o aquello; cada poeta debe desarrollar su mundo personal y usar la tradición según convenga a sus necesidades expresivas.

G.A.- ¿En tu historial como poeta, has atravesado por diferentes etapas o sientes que siempre has sido el mismo poeta que habla de la misma manera?
R.H.- Difícil contestarte, pero yo creo que, en el fondo, en mi poesía, se repiten una serie de intereses que van variando su enfoque, su forma de expresión, su intensidad, pero que no han tenido cambios radicales.

G.A.- ¿Cuáles son tus intereses?
R.H.- Son en realidad pocos, porque la vida en sí, es una mezcla de escasos elementos. Tener el espíritu despierto implica estar atento a tres o cuatro sentimientos básicos: el amor, la entrega, la reciprocidad, el arte, la belleza…

G.A.- ¿No temes a la solemnidad de conceptos tan profundos?
R.H.- Creo que no hay que tener miedo a ningún término, a ninguna palabra, a ninguna de estas manifestaciones del alma porque están ahí desde que el hombre se expresa, y seguirán estándolo.

G.A.- ¿De la belleza del puro pensamiento, tu poemario, es todo un juego, tú lo hiciste con un ánimo irónico y hay en él implícito un Rodolfo Häsler que se quiere mostrar de un modo siendo en realidad otro, o el Rodolfo Häsler que leemos, el que vemos disfrutando, rememorando, apostrofando, es el mismo que tú has sido siempre o te "desdoblaste", digamos?
R.H.- Yo creo que siempre hay un desdoblamiento, si no lo que uno escribe no alcanzaría ninguna dimensión, nadie encontraría el menor interés ahí. Ya lo dijo Pessoa, que el poeta era un gran fingidor. Esa capacidad de situarnos en diferentes planos, jugar con ellos, mezclar parte de tu realidad con lo que puedas anhelar es lo que le da una dimensión a la escritura en la que todos podemos reonocernos como lectores porque lo que nos pasa individualmente son nimiedades que no tienen el menor interés, pero trascenderlas y convertirlas en sentimientos es lo que puede aportar intensidad a la poesía.

G.A.- Ese trabajo alquímico de transformar las nimiedades personales en poesía, es el que me interesaría conocer, ¿cómo se da el proceso creativo en ti? ¿pensaste mucho este libro? ¿nació del deslumbramiento de las formas de algunos seres bellos, de los nombres con que se les llama a los dioses cubanos, por ejemplo?
R.H.- Es una mezcla, sobre todo en este libro mencionado. Hay mucho de deslumbramiento del cual parto, tomo notas y me dejo arrastrar por esa fuerza, pero también hay una investigación que he llevado a cabo sobre Santería, he leído a Lidia Cabrera, Fernando Ortíz, he visitado fiestas de santería de amigos cubanos aquí en Barcelona, ya con un interés específico, de afinar el ojo, retener detalles del ritual, de los colores, y, entonces, a la hora de escribirlo, surge toda esa mixtura que se va afinando, lógicamente. Yo no soy de los poetas que escribe un texto y prácticamente lo dejan tal cual; corrijo bastante, es fruto de un proceso en que intervienen diferentes niveles, diferentes estados de conciencia, de pensamiento…

G.A.- Entonces la poesía automática no es lo tuyo.
R.H.- No. Hay influencia, pero no es el tipo de poesía que yo escribo.

G.A.- ¿Por qué elegiste ser poeta y no pintor o cantante?
R.H.- Es curioso, yo de niño pintaba muchísimo, hasta los diez años en que me vine a España, todavía pintaba. Mi padre pensaba que iba a continuar su camino, pero
aquí se produjo una quiebra. Dejé de pintar y me convertí en lector, quizá por el mismo proceso de alejamiento del entorno al que yo estaba acostumbrado. Me convertí en una persona más introspectiva, en un adolescente que no paraba de leer, y la poesía vino como el resultado de la búsqueda de una expresión.

G.A.- ¿Pero no fue de manera consciente?
R.H.- No, de repente me vi escribiendo, realmente fue así.

G.A.- ¿Tienes un "escritor de cabecera"?
R.H.- No puedo decirte que tenga un escritor de cabecera, he ido por etapas. Por ejemplo, en los dos últimos años, mi interés principal está en la poesía latinoamericana contemporánea.

G.A.- Tú, que has asistido a varios encuentros de poesía en Iberoamérica, ¿cómo ves el nivel de la poesía mundial en nuestro idioma?
R.H.- Me parece que en América Latina se está escribiendo una de las mejores poesías en este momento. He encontrado poetas de enorme originalidad e intensidad, que emplean un lenguaje arriesgado, atrevido, desprejuiciado. He podido conocer a poetas espléndidos y he adquirido (que desde aquí es muy difícil), una gran información sobre la poesía que se escribe en estos momentos en Argentina, Perú, México, Cuba, Venezuela. Es realmente sorprendente

G.A.- La poesía no es como la novela, que a cada rato la asesinan, pero ¿puede ésta presumir de eterna?
R.H.- Creo que sí. La poesía está tan al margen de cualquier manipulación editorial y de cualquier operación de marketing que se pueda realizar, que aun siendo un valor pequeñito y dirigido a una inmensa minoría, en cierto sentido se puede decir que es eterna.

G.A.- Creo oportunos este momento y esta respuesta para poner punto final y agradecerte, Rodolfo, tu conversación y la cerveza. Mas no digo adiós todavía, pues dejaré a los lectores con el poema "Olokun" de tu libro De la belleza del puro pensamiento:

 

OLOKUN

Anterior a la felicidad, antes incluso de la creación, luchaban una contra otra el agua y la tierra por la posesión de la ira de tu cabeza.
Cuando la blanca paz interviene para salvarte, una cuerda de dieciséis cauris te detiene para que no me desbordes, para que no me asaltes.
Amarrado has de vivir, dominado por tu cólera, en el fondo del mar la luna nueva te alimenta, de no ser así pobre de mí, pobre si de ti me olvido.
Las conchas y las piedras guardo en la húmeda oscuridad para salvar tu condición de sirena, mitad hombre mitad pez, para acercarte a mis ojos, para afirmar, con toda certeza, que el peso de tus sentimientos te abruma, no te deja hablar.
Tu color es el azul ultramar, lapislázuli, el misterio, y para poder continuar beso los dedos que te han tocado, tres veces me inclino, y pido la bendición, para encontrarte.

(Del libro De la belleza del puro pensamiento, Barcelona: Editorial El Bardo, 1997)

 

*Rodolfo Häsler nació en 1958 en Santiago de Cuba y desde los diez años reside en Barcelona. Tiene editados los siguientes libros: Poemas de arena (Editorial E.R., Barcelona, 1982), Tratado de licantropía (Editorial Endymión, Madrid, 1988), Elleife (Premio Aula de Poesía de Barcelona 1992, Editorial El Bardo, Barcelona, 1993), De la belleza del puro pensamiento (Beca de la Oscar B. Cintas Foundation de Nueva York 1993, Editorial El Bardo, Barcelona, 1997), Poemas de la rue de Zurich (Miguel Gómez Ediciones, Málaga, 2000), Paisaje, tiempo azul (Editorial Aldus, México D.F., 2001) y la plaquette Mariposa y caballo (El Toro de Barro, Cuenca, 2002).
Ha sido incluido en Anthologie de la poésie cubaine du XX siècle (Les Editions Patino, París, 1997), Nueva poesía latinoamericana (Ediciones de la U.N.A.M, México D.F., 1999), Antología de la poesía cubana (Editorial Verbum, Madrid, 2002), Poemas cubanos del siglo XX (Ediciones Hiperión, Madrid, 2002), Los poemas de la poesía (Editorial Praxis, México DF, 2003) y en Por vivir aquí. Poetas catalanes en castellano.1980 - 2003 (Bartleby Editores, Madrid, 2003). Es Codirector de la revista Poesía 080 de Barcelona.)

Guadalajara, México.

http://www.informador.com.mx/informa/24ta01f.htm.

25 de junio de 2006.

fotografía: www.cceba.org.ar/fotos/1130781868ar.jpg


 
 

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