Retomo tarde el hilo.
Fueron muchos los años de desconexión de ella, la antigua,
la nunca
adornada. ¿Por dónde deambulaba yo, suspendido? Pues nunca
dejé
de ser nervadura del asombro, de vivir en orillas, de extraviarme
bebiendo un zumo oscuro, pero invadiendo los contrafuertes del día.
Transparencia que levanté de lo más acosado
como pieza cobrada en la
tormenta.
Pero la palabra se escondía.
Por tender hacia donde no pesa y mudar allí morada.
Los años han corrido y no dejé de registrar caídas.
Entonces piel era sólo
clausura. La magia no había sido destituida.
Ahora vuelves, amiga, y yo te recibo con presentes arrancados al
verdugo que cela tu territorio.
[poema inicial de Gestiones]
Somos mayores (gente de menos).
Nos hemos derrotado:
conocemos, no tenemos derecho a la presencia,
carecemos de títulos para el deslumbramiento.
Nuestros pobres fueros de hombres:
asomarse cansados a un amanecer que se sabe.
de Mediaciones
Los hados nos dieron
una lengua noble,
como un buen vino
de bodegas medievales.
Los poetas están entre los encargados
de custodiarla;
pero yo me afano lentamente
junto a los artesanos
por hacerme digno.
Con ellos se es menos exigente.
Sólo se les pide que no la deshonren.
Ya eso es bastante
para quien no nació rico
ni sabe asirse a las palabras.
Una labor sin pretensiones,
un trabajo
de taller que preserva
el bien recibido
y lo entrega a otras manos en el estrépito.
Algo humilde pero necesario.
de De Poesías y Poetas
Palabras muy solas
de quien las pone
frente a la nada
que las pesa
y se las deshace
y se las arroja al rostro
para que las rehaga, firmes,
las reviva en su arder,
las llene.
Están probadas
con la terrible piedra.
Han de sostenerse
Como si esperaran.
de De Poesías y Poetas
Vivir
albergado,
a la escucha,
prometiéndose a lo mayor,
destierra.
Lo sabías
antes de darte a la obra.
Aquí no puedes ser sino el extraño.
Tu huella conduce a un lugar
que nadie visita.
de Rilke
Pudiste resistir en primera línea solo.
Esa senda no la ha vuelto a tomar nadie.
Eres el último.
Porque es arduo
mantenerse,
arduo abandonarse,
arduo soportar lo enorme,
arduo no pertenecer al grito,
arduo asirse al idioma en el límite,
arduo saber que las palabras no protegen
y andar asi cumpliendo, en sigilo, sin razones.
de Rilke
Rafael Cadenas. (Barquisimeto,
Venezuela, 1930). Poeta, ensayista, traductor, profesor de literatura
de la UCV. Ha publicado los poemarios Cantos iniciales (1946),
Los cuadernos del destierro (1960), Falsas maniobras
(1966), Intemperie (1977), Memorial (1977), Amante
(1983), Antología 1958-1983 (1991), Dichos (1992),
Gestiones (1992). En ensayo, Realidad y literatura (1979),
Anotaciones (1983), En torno al lenguaje (1985).
Obra entera. Poesía y prosa (2000, México: FCE). Su
más reciente obra de traducción publicada se titula El
taller de al lado (2005) que reúne toda la poesía traducida
por el autor. Entre los reconocimientos recibidos, se pueden mencionar:
Premio Nacional de Literatura 1985, beca de la Fundación Guggenheim
(1987), Premio Internacional de Poesía Pérez Bonalde 1992
con Gestiones (Caracas: Pomaire, 1992). En 2001 recibe el Doctorado
Honoris Causa de la Universidad de Los Andes (ULA, Mérida,
Venezuela) y en 2005, Doctorado Honoris Causa de la Universidad
Central de Venezuela (UCV, Caracas, Venezuela).
fotografía: en Caracas, 2006
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