Los versos del guerrero

(Selección de poemas)

 

José Ángel Leyva

 

El destino

A ser sembrados volveremos
junto al cordón umbilical
aaaaaaaaaaaaaay nuestras armas
Ya no veremos más el plumón de la mañana
al guerrero de oriente con sus flechas amarillas
Ungidos de abalorios vamos al combate
metidos en la piel de nuestras presas
En este cuerpo de alquiler
aaaaaaaaaaaaaaextraño
matar o morir por miedo al caos
vencer la pena de no estar
cuando la tierra germina en los deseos
La duda me asalta y me acuchilla
El corazón rebelde cambia insignias
por flores y por cantos
¿Perpetuaremos la imagen de la calma?
El orden nos pide el tributo de la sangre
Las fuerzas otorgadas por los dioses
¿volverán a ser bebidas por la fuente?
Somos acaso la herida de ese cielo
y mi dolor el tuyo el nuestro
el miedo junto es nada
ante la eterna sed
la vaciedad que nos reclama
Vamos pues a ulular los caracoles
a vivir el desorden de las armas
La luna estará preñada en nuestra ausencia






El prisionero del temalacatl

Las bestias del destino lloran
Padecen los golpes que dan al prisionero
Resiste con el coraje de quien
se alimenta de sí mismo
sin odio sin venganza
Ante los dardos del amor sonríe
evoca un campo de lucha
el placer en ruinas
el sexo que se enrosca al estómago
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaimpotente


El sitio donde podemos estar dentro
de cerca resulta inalcanzable
¿Por qué las cosas fuera de mí
están en la distancia?
Lo que me nace se desprende
se convierte en voz
en otro sueño


Mordidas por él en la garganta
las bestias padecen el castigo
que dan a tanto gozo
Lo flechan contra un árbol
Le quitan la corteza






El héroe

De tanta luz
en el espejo mueren
la piedad y el habla
Sólo hay lugar para el espacio
sin mancha de la vista
iluminada transparente fría
Es la Gorgona inútil frente al héroe
aaaaaaaaaaaaala invisible obviedad
aaaaaaaaaaaaael gesto cruel paralizado
aaaaaaaaaaaaala duda insólita del orden
Es el escudo la verdad que ciega
y petrifica al monstruo
o el enemigo voraz que se disuelve
en la imagen sin nada
aaaaaaaaaaaade sí mismo





Acerca del Pérsico

El guerrero descansa la voz
sobre la fruta del silencio
Escupe un alma seca
aaaaaaaaaapletórica de sed
Cae rota la oración
la frase coja
Espesa la tierra su saliva
que no sirve para hacer palabras
Después de la batalla se vive
la nostalgia del deseo
Este campo de honor es un desierto
donde plantan los fósiles su cuna
¿Cuál corona puede haber entre cactos y serpientes?
El guerrero acaba de salvar su dignidad
ya viste el uniforme de los siglos
Ha vuelto a combatir para saber más de la muerte
llevado por el miedo
El enemigo feroz aterroriza
aaaaaaaaaaaaaaaaaún después
aaaaaaaaaaaaaaaaya sin aliento
El guerrero se mira
aaaaaaaaaaaentre fierros retorcidos
Guarda el grito y la mueca del combate
Ha vencido a oscuras
ignora contra quién lucharon
sus fuerzas fantasmales
El guerrero descansa en paz
aaaaaaaaaaaaaaaaaaay no lo sabe


El talón de Aquiles

Atrás la tierra firme
Los pasos quedan sepultados
Allá mi olfato es polvo
abrasado por un cielo en ruinas
Canto de mujeres
aaaaaaaarecuerdos de coral
lascivia infame
aaaaaaaaaque mordisquea la calma
Frente a un puerto sin gaviotas
un pueblo de cangrejos
retorna al lugar que se me olvida
Atrás la tierra firme
Mis pies
aaaaasin huella
aaaaaaaapor delante
Qué vasto sabor
tiene la nada
cuando el oleaje de sombras
regresa a muestra orilla
El mar
aaaen mis heridas
aaaaaaaaaacicatriza
Pero el tiempo duele
y el dolor es mi talón de Aquiles


Agradecidas quejas

Hay una puerta en la entrepierna
Esa mujer introspectiva
hace guiños a mis párpados
sin sueño
Abro la envoltura del sexo
para hundir mis dedos en la desolación
Adentro el misterio se moja
con la palabra humedad
Por allí se trasminan los siglos
En lo esencial nada cambia
es un paraíso donde fallecen
los gruñidos de la abstinencia
y al final se escuchan
agradecidas quejas






Viento fuerte

Escribo el abandono de los días
porque el viento fuerte
sopla en tu sentido
y en la muñeca izquierda
tengo una hora
para pulsar tu corazón sin prisa
Hay días feroces
en que nadie reconoce mis banderas







José Ángel Leyva. (Durango, México, 1958). Poeta, ensayista, editor y promotor cultural. Ha publicado los libros de poesía: Botellas de sed (Universidad Autónoma de Sinaloa, 1988), Catulo en el destierro (UNAM. Col. El ala del tigre, 1993, y Colección La Centena, 2006), Entresueños (Conaculta/Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, Col. Los cincuenta, 1996) y El Espinazo del Diablo (Juan Pablos Editor/ Instituto Municipal del Arte y la Cultura de Durango, 1998). En prensa, Los nombres del deseo, ediciones El Ermitaño.Autor de otros libros entre los que destaca la novela La noche del jabalí (Fábulas de lo efímero), Editorial Praxis, 2002. Coordinó y forma parte de los libros Versoconverso (Poetas entrevistan a poetas mexicanos), México, 2000; Versos comunicantes (Poetas entrevistan a poetas iberoamericanos) Ediciones Alforja y UAM, 2001. En prensa, Versos Comunicantes II y III, ediciones Alforja-UAM. .Autor además de los textos de libros y catálogos de artistas plásticos, entre los que destacan: Leonel Maciel, Guillermo Ceniceros, Carlos Gutiérrez Angulo, Irene Arias, entre otros. Poemas suyos han sido traducidos al portugués, rumano, búlgaro, inglés, griego. Obtuvo el premio nacional de poesía "Olga Arias" (Gobierno de Durango-Bellas Artes) con el libro Entresueños, en 1990, y en 1994, el segundo lugar en el certamen nacional de poesía convocado por la Universidad Veracruzana. En 1999 recibió el premio del XXIX Certamen Nacional de Periodismo, en el área de reportaje cultural, otorgado por el Club de Periodistas. Ha dirigido revistas nacionales como Información Científica y Tecnológica (ICYT), de CONACyT, Nuestro Ambiente, Mundo, culturas y gente, Memoria (del CEMOS), Fundación Arturo Rosenblueth, y es co-director de la revista Alforja de poesía.



fotografía: cortesía del autor

 

Home