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María
Auxiliadora Álvarez |
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la vida del río Ha sido tan inútil mirar como quien cuida un río
tiene el río su vida propia
y tiene sed el agua y no puede beber
y tiene sueño el agua y no puede dormir
ha sido tan inútil mirar hasta ver el río crecido
y tiene tristeza el agua y no puede llorar porque tiene el agua ocupada
y los ojos dando vueltas sobre sí
transcurriendo trabajosamente
de ojo a lluvia
entre su fragor y sus piedras
dame dice la boca del suelo toma dice la boca del río
dice la boca del silencio toma dice la boca del sonido
dice la boca de la lluvia dame dice la boca de la grieta
dame dice la boca de la vida toma dice la boca de la muerte
la quietud es el peso del resplandor los ojos son las horas de la espera sin fin e invisible la sonrisa de lo puro
y me abro en temblor y me dejo caer Gota en el filo de la piedra desapareciendo
es el largo sonido de la muerte natural del sauce en el movimiento de sus grandes cuerpos se escucha el quejido profundo de su corazón es un fragor demorado como el nacimiento de una bandada de pájaros de madera es un crujido secreto
blancos horizontes éramos ¡Oh nosotros! los resplandecientes
amanecían si los mirábamos
nosotros trasegábamos la luz
gemían en la oscuridad
que amar y morir era el mismo éxtasis
a los labios promisorios
la mudez final
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