.Premio de Poesía de la Bienal Mariano Picón Salas 2007

 

Tribu

(dos fragmentos)

 

Gabriela Kizer

 

1


Padre,
he aquí al orador de orden,
heme aquí, fuera de orden y sin saber orar.
He aquí la artritis del orador de orden,
heme aquí entumeciendo y deformando las líneas trazadas en sus manos
para que no haya gesto que pueda ser posible, para que no haya gesto.
He aquí los guantes en las manos del orador de orden,
henos aquí enajenados en la soltura de sus movimientos
y en la gracia de sus expresiones,
aunque sepamos, Padre.

He aquí el coro de lutos antiguos y parsimoniosos,
he aquí la pestilencia que trae nuestra sangre caliente,
he aquí que el único modo que tuvimos de inclinar al espectador
sobre el abismo de la escena
fue arrojándonos a él.

He aquí el hambre del abismo bajo las tablas de la escena.
He aquí el abismo,
heme aquí, a veces inapetente o padeciendo de hartura
como un muchacho pálido y enfermo,
como un muchacho enfermo, Padre, enfermo.

He aquí la ceguera del bardo, su melodía incipiente.
He aquí el miedo de la muchacha que hará soplar el viento,
heme aquí convirtiendo sus ojos en acero para los héroes, para el verdugo.

Padre,
he aquí a la gente que no fue a escuchar al orador de orden,
henos aquí en nuestras cocinas blasfemando
porque hoy será quemada la bruja que tiene maldito este lugar,
la bruja que asusta a los niños hombres por las noches,
la única habitante del pueblo que sabe rezar, pero le faltan dientes y es bruja.
Henos aquí sobre nuestros calderos
sin saber si usar sapos o ranas para el susto de esta noche.
Henos aquí, Padre, para la carcajada.

Ja. He aquí la risilla pueril de quien ya no puede ni asustarse.
He aquí lo que no convence de esta dentadura postiza.
Porque nuestra raza no habrá de tener dientes,
fue lo que dijeron en la primera conseja.
Y no me pasaron las alquimias
ni me dieron a guardar el ácido de las pociones disolventes
ni me enseñaron más que la inutilidad de la cola del lagarto.
Y heme aquí, Padre, sin saber hacer casitas de chocolate y leche
ni jaulas para tantear el espesor de mi bocado.
Heme aquí, ¿no me he presentado?
He aquí a la que escapa del fuego por la inutilidad de la cola del lagarto,
heme aquí montada en el miedo que no tienen, en la risa de su farsa
que es mi escoba, la divina comedia de esta quema
realizada mil veces en este mismo lugar.

¿Acaso ya no hay héroes? ¿Mujeres histéricas y alucinadas?
¿Alguna santa que quiera suplantarme?
¡Ah! ¿Qué otro martirio forjaréis para la bruja terrible de este pueblo?
Os saldréis con la vuestra.

Heme aquí, Padre, sin lengua para presentarte respetos,
yo, la que jamás ha reído, orgullosa verruga sin una mísera maldición a mano
y ni siquiera dispuesta a arder, heme aquí.

Padre,
he aquí al sastre laborioso de estas horas,
heme aquí tomándole medidas al eco de la carcajada
que se convierte en llanto, que se convierte en risa, que se convierte en eco.
Heme aquí atravesado de alfileres como un muñequito de mala magia
escondido en algún cajón de la antigua máquina de costura
que ya no anuda sino que parte los hilos
y deshace los ruedos
y no puede.







4


Ah, mi solitario y desilusionado Padre.

He aquí que avanzamos como ciervos heridos
- levantarse, sudar, comer unos panes y-.

He aquí la carga que se lleva entre todos
- y la carga está oscura y débil en los mismos caños de la sangre-
. ...........García Lorca

Pero ¿qué es la sangre para que la tomes en cuenta?
-Dios de hojalata. Tu trato corta el rostro-.
¿Y qué es la sangre mortal para que tú la consideres? .............................Libro de Job

Padre,
he aquí la sangre mortal,
he aquí mi color azul por si nobleza obliga
o por si hay obstrucción, várices, infarto.

He aquí que el verano seca las venas del segador,
que abre el vientre a pájaros sin sueño,
que las que mueren de parto saben en la última hora.
............................. ......García Lorca

Padre,
he aquí la última hora de las que mueren,
he aquí el cuento -sustantivo derivado del verbo computare-,
de donde se deriva que llevar una cuenta es ceñirse a un cuento,
de donde se deriva algún rigor matemático que exige la evidencia del esto ha sido,
tathata: el hecho de ser tal, de ser así, de ser esto:
dos más dos es igual a cinco
y cero retórica. ¿Te gusta?

Padre,
he aquí a la hija mayor del gran visir.
Heme aquí dispuesta a detener la locura del sultán.
He aquí la cabeza de su hijo o mi cabeza -la fabuladora-.
¿Y de qué sirve si ha triunfado la treta o el ingenio?
¿Y qué importa si fue en aras de un motivo valeroso que aposté lo que tenía?
¿Y qué tenía, Padre? ¿Qué tengo ahora?

Supón que regresamos a ese instante despiadado que la mímica humana repite.
Supón que Abraham mata a Isaac o que Ifigenia no accede al sacrificio
o que Jesús vende a Judas o que Barrabás lo desata o lo desatornilla.
¿Habrían cambiado las cosas para nosotros?

Imagina que todo comienza nuevamente,
que Scheherazada camina hacia Schahriar.
Camina sobre su bastón de historias recocidas.
Pero suponte, Padre, que Doniazada se queda dormida,
que nadie despierta a la reina antes del amanecer.
O imagina que no encuentra en cuento alguno
el momento apremiante en que cortarlo.
O piensa lo peor, suponte que la hija del visir no logra conmover a nadie,
que el sultán se le aburre al comienzo del primer cuento,
que las mil y una noches ya han sido traducidas a todos los idiomas,
pero el sultán sigue pétreo, airado.

Padre,
he aquí a la hija mayor del gran visir,
he aquí mi corazón rodeado de alabastros y semillas
para que engorde en el otro mundo.
He aquí que vengo a hablarte de otro mundo,
que ya no vengo,
que la primera mujer de Schahriar grita repentinamente
y en seguida el esclavo negro acude
y la echa al suelo
y la goza.

He aquí que Schahriar se oculta tras la ventana,
que no hay cuento que valga
sino que dos más dos es igual a cinco
y es esto: cero retórica.






Gabriela Kizer. (Caracas, 1964). Licenciada en Letras (Universidad Central de Venezuela. 1986). Magister en Literatura Latinoamericana Contemporánea (Universidad Simón Bolívar. 1993). Desde 1993 es profesora de la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela en el área de literatura. Ha dictado varios talleres de lectura y escritura de poesía: FUNDARTE (1988-1994), Casa de la Poesía Pérez Bonalde. (Abril-julio, 2004), Fundación CELARG (mayo 2004, abril 2005), Centro cultural Trasnocho – TAC (abril 2004 – mayo 2006). Ha publicado dos libro de poemas: Amagos, Caracas: Monte Ávila Editores, 2000 (seleccionado en el concurso para obras de autores inéditos de Monte Ávila Editores, 1999) y Guayabo, Bogotá: Ediciones Arte Dos Gráfico/Ediciones Esta Tierra de Gracia, 2002. Su libro inédito Tribu fue distinguido con el Premio Internacional de Poesía “José Barroeta”, en el marco de la VII Bienal de Literatura “Mariano Picón-Salas (Mérida, septiembre, 2007).



. fotografía: cortesía de la autora


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