El poeta en su mesa de operaciones
Silencio
he aquí el último lugar
he aquí el sitio donde el que llega
llega solo y cansado y tarde y
muy temprano
Nadie diga nada de mí
nadie siquiera recuerde que alguna vez quise tener reloj pulsera
paraguas ojales y botones
Silencio
aquí yo digo la última palabra
aquí yo escribo la última palabra
de nada servirá que alguien salte la cuerda e intente sobornarme
ni el policía su garrote en alto
ni un niño
con sus sofisticados métodos de tortura
ni un pezón que aterrice lentamente sobre la punta de mi lengua
podrán nada conmigo
¡Aquí yo digo la última palabra!
¡Palabra!
De Canción desnuda, 1985.
La poesía
Prestidigitación con formas y colores:
Música.
Piedraaaa Obedece:
hazte palabra o trino
Coloraaa Escucha atentamente lo que ahora
te dicen
esas manos
más tarde quemarás miradas Sueños y museos . . .
Color aaaEmpieza a hablar
un ojo gigantesco se recuesta en su sillón y es todo oídos
Violín aa Eres un pájaro
vuela aaaVuela cantando
tal ese piano que se seca la frente y
qué sonata.
La voz llega redonda
con el calor del primer hombre entre las piernas
Es la hermana mayor
El sol inaugural en la noche de los símbolos
Un huracán entre los sordos o
los muertos.
¡Todas las puertas entornadas!
(Senos aguas aéreas uvas
Estrellas en sus primeros pétalos de luz)
Que está en celo
este universo o vientre femenino con los labios
de par en
par:
LA POESÍA
De Canción desnuda, 1985.
XIV
Derruido sobre mis propios versos
yo pido a gritos la palabra:
Silencio
se calle el mundo
escuche estas palabras
ningún motor se permita el más leve murmullo
aceite a aquellas puertas
que no goznen
multiplíquense los panes y los peces
para que los hambrientos se apacigüen
anestesia para la que está pariendo
opio para los que agonizan
en medio de terribles dolores
cese al fuego
armisticio en tanto estas palabras se acomodan
para emprender el vuelo
De El ojo del silencio, 1985.
Hambre
I
He aquí que un animal terrible
almuerza con mi alma:
Es oscuro mi grito
Mi voz hay que buscarla con linternas.
II
A veces bajo solo al fondo de mi pecho
cuánta palabra herida y arrastrándose,
abortos, versos cojos,
versos con el puño en la mejilla,
versos dando alaridos,
versos agonizantes y con fiebre muy alta y delirando,
una canción vendiendo sus palabras,
una palabra armada hasta los dientes,
otra ebria y llorando,
está de luto,
un poema que sentado a la mesa
mira su huesecillo
y me lo alarga…
De El ojo del silencio, 1985.
Épica
El poeta construye su casa con palabras
como el soldado que al regreso de la guerra
halla su patria devastada y desnudo el torso
escribe el verso rudo
que la ha de proteger ya para siempre
del sol
y de la lluvia...
Un verso
en el que los sueños sonarán a leña en el hogar
darán calor
y ganas de cerrar por un rato los ojos
mientras la casa crece
mientras crece el poema...
De Entre la oscuridad y la palabra,
1992.
Escritura
Yo lanzo piedras
versos
al vacío
y nunca escucho un eco
o ese sonido brusco
de lo que cae
y muere
en pedazos
al fondo
Frase obscenas lanzo
y mis amores
mi corazón desnudo
escaleras abajo
pero no escucho un eco
Muerdo el polvo yo mismo
con mis tragos de más
con mi furia de más
con mi llanto de más
mi miel de más
ridícula
vulgar
y ni así encuentro un eco
Y me cruzo de brazos
me cruzo de silencio
de sudores
de miedo
o me cruzo
ay de mí
de muerte
de armas blancas
pero no escucho un eco
Lanzo al aire epitafios
mala sangre
vitriolo
apunto a la cabeza
de amigos y enemigos
y disparo con tino
con cuánta puntería
pero no encuentro un eco
Me quedo aparte
Aparte
pero no encuentro un eco...
De Animal de Baldío, 1999.
Un libro de poemas
I
Un libro de poemas
se fragua como un crimen
en las tabernas
con las manos iluminadas por la luz amarilla
que destila a contraluz
una botella de cerveza
junto a muchachas ebrias
a quienes ya nada importa el lucir sin recato
la desnudez del corazón...
Un libro de poemas
te lleva hasta la última callejuela de la ciudad
en un taxi cargado de borrachos
sin un nombre
sin una dirección precisa
(a no ser
la del alba)
II
Un libro de poemas
suda tinta
como un aprendiz de linotipia
y como éste
luce cenizas de cigarro barato en las solapas
Un libro de poemas
de cuando en cuando también se desafina
y no es extraño entonces
que haya quien le vea dando tumbos
abrazado a una vieja canción
la voz enronquecida
y el corazón volcado en las palabras
Un libro de poemas
es exacto a ti mismo:
llévalo con orgullo en la mirada
De Animal de Baldío, 1999.
Instantánea
A la hora en que los ladrones pasean
como gatos
por sobre los tejados
mientras la luna les acaricia amorosamente
las espaldas
A la hora en que un hombre hace caminar su mano
-como una torpe araña gorda-
entre los muslos de una mujer dormida
A la hora en que la prostituta
decide reposar
unos instantes
sobre el pecho de su último cliente...
A la hora en que el borracho ha caído en una zanja
y se ahoga
cantando
entre sus sueños
A la hora en que los últimos amantes
se han mirado el uno al otro
y se han extrañado
y se han reconocido
y abordado
como piratas enloquecidos por la sed de unos
/cuantos doblones
A esa hora
puntualmente a esa hora
el poema se enciende,
da calor a estos versos...
Poema no recogido en libro.
Rafael Del Castillo.
(Tunja, Colombia, 1962). Poeta, ensayista, editor, promotor cultural.
Licenciado en Español y Literatura por la Universidad Pedagógica
Nacional. Fundador y director de la revista de poesía Ulrika
y del Festival Internacional de Poesía de Bogotá que se
realiza todos los años, desde 1992. Ha publicado los poemarios:
Canción Desnuda (Fundación Simón y Lola
Guberek, Bogotá, 1985), El ojo del silencio (Cuadernos
de Poesía Ulrika, Bogotá, 1985), Entre la oscuridad
y la palabra (Cooperativa Editorial Magisterio, Bogotá, 1991),
Animal de Baldío (Cooperativa Editorial Magisterio, Bogotá,
1999), Animal de Baldío (Antología, www.literaturadigital.com,
Costa Rica, 2000), Pirómana. Breve Antología (Editorial
Eclepsidra, Caracas, 2002), Aires viciados (Alforja, México,
2007). Ensayos y poemas suyos han aparecido en diversas publicaciones
de Argentina, Colombia, Costa Rica, Brasil, España, Estados Unidos,
México, Perú , Ecuador y Venezuela.
Poemas suyos han aparecido en el
cautivo n. 29 (junio 2007) y se puede encontrar una reseña
sobre su obra poética en el cautivo n. 31 (noviembre 2007)
cuyo autor es Douglas Gómez Barrueta
fotografía: en Bogotá, 2006. maría
antonieta flores.
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