me dirijo al Tigre un día
lluvioso
mis botas mojadas
aaaaaaaaaaaaamis anteojos nublados
oigo más de lo que debería escuchar
una mañana cualquiera
aaaaen el tren
el inusitado ofrecimiento
aaaaaaaaade cantar
el desemplumado oficio de contar
aunque todos rían
y sea demasiado temprano
para desocupar las estrellas
y en mi cerebro siga danzando
el polvo blanco de la noche
que aconteció
aaabro y destruyo
el libreto que hice de mis palabras
y me acomodo en la levadura del pan
y añoro el sexo que tantos sudores dejan
titilar como granitos de nieve
en mi piel
me sumerjo en su solemnidad
de sábanas
vendedores -digo-
aaaaaaaaaaperdedores -dicen-
veo más de lo que
corrientemente un ser humano
podría presenciar
una mañana cualquiera
dirigiéndose al Tigre
aaaaaaauna telaraña
de cables
una intromisión de formas
no más pensamiento
ni ilusión
aaaaaaque
una ciudad que detiene la lluvia
unas muchachas
con pinta de italianas
que arrastran rápidamente sus
bicicletas
aaaaaal tren
para no mojarse
el graznido del acordeón
que el agua diluye
en un ofrecimiento
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaamás
que se impregna en las ventanas
como una medida de fuerza
aaaaaaa¿cómo
deshacerme
de esta extraña intromisión
mientras arrugo con el periódico
otra conversación anodina?
una ciudad
que se esfuerza por invisibilizar
la lluvia
estas estúpidas tarjetitas
que sin querer recibo
de una ciega
que su lazarillo empuja
hacia mis manos
viajo consciente
de que nada conseguiré aclarar
aaaaaaaaaaa pesar de la lluvia
sabiendo que no me quedarán fuerzas
para tomar un bote
e internarme en el Tigre
ni me interesaré
por alguno de esos
curiosos nombres alemanes
ni mucho menos comeré salchichas
ni beberé cerveza
viajo sin dejar que el silencio influya
que fluyan los árboles
abandonarse
aa fa la
oa ra aa
r
no era del desierto del que nos quejábamos
aaani de esta sed absorta
aaaaaque nos viste
de un burocrático negro
aaaaaigual que Lima
es una ciudad sitiada
¿no ves los triciclos empujados por una
rigurosidad casi religiosa paseando frutas
sobre culos regordetes y zapatos viejos?
una pésima composición musical de sonidos
sin vida
aaaapuertas que se abren ventanas
que se dejan patear por el viento
viento que se afina
aaay rechina
polvo que no dice nada
porque nada tiene que decir
del modo cotidiano
de redistribuir los cielos
aaaaaay con razón dirán
y con tesón
aaaaaaafranelado
desnudo
aaaaaaputo mundo
que no confluye
y patea
aaaacada domingo en Santiago
el aire es de un aura mayor que el sol
se torna cobrizo y hiede
hace días el rottweiler
del vecino nos ladra
y un olor insistente a pescado
parece invadir con su campamento
de palitos y condimentos
descartables y gente
disfrutando
en distintos idiomas
de un alegre globo rojo
en sus cocinas
las casas de estilo inglés
las chimeneas inactivas
los manifestantes que de pura rabia
quieren cercenar el cielo
de un tiempo para acá me siento flotando
en las rejillas y preocupaciones de otros
de un tiempo para atrás
el peso se ha desvanecido
en las pantallas de un televisor
el ruido es un mecanismo más
para entretener mis manos
bolivianas
aaaaaempujando pesados bloques
aaaaaaaaaaaaade cartón
coreanas
aaaaacargando a sus pequeños
tan blancos como barras de jabón
aaaason todas iguales a
claro
menos tú aaacorrige el taxista
jura que le voy a creer
asume que le voy a estrujar la mano
arrancar una a una más fracesitas
tan estúpidas como esa
cabezas gachas
cabezas negras y apuradas
soledad de asfaltoaaa como la mía
aaacabezas peruanasaaa
fósiles
emergiendo de costales de baratijas
medias chinas y baterías coreanas
que los rótulos fantasmales de los grandes teatros
convertían en incontenibles llamaradas de gente
pensé que los había dejado reposando
en las barracas eternas de la desmemoria
a las matronas sin trenzas
repartiendo churros a peso devaluado
bajo la luz hosca de los negocios de comida
a los maniquíes sin mirada
vendiendo tarjetas postales para llamar al Perú
a los bolivianos encogidos en poltronas de tocuyo
escuchando radio con la indiferencia
de los mismos maniquíes que una cuadra atrás
me invitaban a detenerme en un hueco oscuro
regentado por un judío agazapado
en un mostrador con olor a tela
aaamientras que desde otra
mirada
una muchacha abre un cartapacio
de cuentas y una multitud húmeda
aaaculebreándose entre mis pies
trasforma sus ojos en gracias indiferentes
que devuelvo por sobre el hombro
aaaen un desdeñoso rehacer
ir y venir aaapartir y regresar
aaaaaasin palabras
había tomado la dosis de ayawaska
que mi maestro me recomendó
aaaavomitado
recalado en una habitación
pequeña
aaaaala de la niñez
los recuerdos del campo
me dejaron sensaciones en la boca
aaaanísperos
y una herida al tratar
de removerlos de mi estómago
había quedado limpia de todo
o al menos era eso lo que sentí
y caminaba a mi casa
con la indiferencia del vacío
con el vacío de la indiferencia
a mi casa que desde aquí
es el vacío
aaaay un punto
al que algún día yo
aaaaaaregresaré
Corrían a esa hora
porque era el único tiempo
que les quedaba libre
sus cabellos rasguñaban la profundidad
color mate del Malecón
la electricidad dibujada en el fondo del mar
la velocidad de los autos
aaaen el espejismo de los ojos
aaaaaaaaaaaaaaacorrían
yo simplemente caminaba a mi casa
pensando en la precariedad
de los techos de Lima
hundida en las diferentes ventanas
sobre las que cuelgan adornos
de una navidad de plástico
aaacorrían a esa
hora
aunque una se quejaba de las várices
corrían por todo el tiempo que les quedará
sin moverse
por toda la ropa que tendrán que planchar
por toda la caca que tendrán que removerle al niño
aaaaaaaaaaaaaaaacorredoras
trabajadoras del hogar
Roxana Crisólogo.
(Lima, 1966) poeta y activista, autora de los poemarios Abajo sobre
el cielo (1999), Animal del camino (2001) y Ludy D
(2006). Además es coautora de Memorias in santas, antología
de poesía escrita por mujeres sobre la violencia política
y de Poéticas visuales de la resistencia, DVD compilatorio
de videopoesía peruana, ambos de 2007. Los poemas aquí reunidos
forman parte del libro inédito Trenes.
www.roxanacrisologo.com, www.democraciaglobal.org
fotografía: cortesía de la autora.
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