Retrato de la bella desconocida

(selección de poemas)

Juan Sánchez Peláez

 

POR RAZONES DE ODIO

Ella descubre el roce el barniz de su cintura
En los estados feéricos en un acantilado sensual
A cuyos pies se derraman almacenes hechizados
Los cuellos segados por fruición de la libertad.

Cuando escamotean sus cláusulas internas
Creo una virtud especial
Por razones de odio
Y es la mujer sometida al clima negro
En los portafolios los deshielos la lupa la colcha
de los muertos.
Los óleos de mi memoria revestidos de lanas ardientes
La mancha con sed del rebaño sideral
La lepra
Del aljófar caído en los bosques.

de Elena y los elementos, 1951







RETRATO DE LA BELLA DESCONOCIDA

En todos los sitios, en todas las playas, estaré esperándote.
Vendrás eternamente altiva
Vendrás lo sé, sin nostalgia, sin el feroz desencanto de los
años
Vendrá el eclipse, la noche polar
Vendrás, te inclinas sobre mis cenizas, sobre las cenizas del
tiempo perdido.
En todos los sitios, en todas las playas, eres la reina del
universo.

¿Qué seré en el porvenir? Serás rico dice la noche irreal.
Bajo esa órbita de fuego caen las rosas manchadas del
placer.
Sé que vendrás aunque no existas.
El porvenir: lobo helado con su corpiño de doncella
marítima.
Me empeño en descifrar este enigma de la infancia.
Mis amigos salen del oscuro firmamento
Mis amigos recluidos en una antigua prisión me hablan
Quiero en vano el corcel del mar, el girasol de tu risa
El demonio me visita en esta madriguera, mis amigos son
puros e inermes.

Puedo detenerme como un fantasma, solicitar de mis
antepasados que vengan en mi ayuda.

Pregunto: ¿Qué será de ti?
Trabajaré bajo el látigo del oro.
Ocultaré la imagen de la noche polar.

¿Por qué no llegas, fábula insomne?

de Elena y los elementos, 1951


 







POSESIÓN

El mundo pesa inicuo y solemne en mis raíces.
Acepto tus manos, tu dicha, mi delirio.
Si vuelves tú, si sueñas, tu imagen en la noche
me reconocerá.
Mi sangre de magia fluye hacia ti, bajo la
profecía del alba.


de Elena y los elementos, 1951






2
Cuando subes a las alturas Te grito al oído:
Estamos mezclados al gran mal de la tierra.
Siempre me siento extraño.
Apenas sobrevivo
Al pánico de las noches.

Loba dentro de mí, desconocida,
Somos huéspedes en la colina del ensueño,

El sitio amado por los pobres,

Ellos,
Han descendido con la aparición
Del sol,

Hasta humedecerme con muchas rosas,

Y yo he conquistado el ridículo
Con mi ternura,
Escuchando al corazón.

de Animal de costumbre, 1959







5
Menos torpe
Pero
Sin nostalgia,
Sin recuerdos,
Sin un latido,
Sin mi respiración, mi grito,
La astilla de mi ausencia,
Debo desollarme
En el quicio de las ventanas,
Pasar el agua
que se esparce como en una fuente,
Descalzo
Con toda vanidad y amor,
Balbuceo
La nada
La bahía azul
La blancura del precipicio.

de Animal de costumbre, 1959







IX
Soplo el grano, paso el dedo en la llama. Me envanece la palabra que hallo, que busco en vilo, riberas arriba o abajo, absorto, pleno (de mí, del rumor), ahíto y solo.

de Filiación oscura, 1966







5
Me pongo a temblar en la noche llena de sonidos. Absorto en mi labor no me doy cuenta que el tiempo transcurre. Mi oficio es como la lluvia: acariciar, penetrar, hundirme. Observo la tinaja oscura. Alumbro una lámpara en mi duermevela. Siento mi arruga y mi enigma, pero ¿donde el hallazgo por venir, o una mañana clara en las calzadas?

de Lo huidizo y permanente
en Un día sea, 1969

 






 

Juan Sánchez Peláez. (1922-2003). Premio Nacional de Literatura en 1975. Publicó los poemarios: Elena y los elementos (1951), Animal de costumbre (1959), Filiación oscura (1966), Un día sea (1969) Rasgos comunes (1975), Por cuál causa o nostalgia (1981), Aire sobre el aire (1989), Poesía (1993), Obra poética (Lumen, 2003).

 

fotografía: http://jsanchezpelaez.blogspot.com/

 
 

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