Hacha encendida

(selección de poemas)

Adriano Corrales

 

5.

Duele como un ramalazo de lucidez ebria
hacha encendida por donde escapan cientos de bestias
tribus aldeas hogueras huracanes ángeles
en la eterna noche de cristal consumiéndose

Por ese intersticio también pasa Ella
con las naves escarlata en la tranquilidad del sueño

Pero cuando despierta golpea la certidumbre:
también allí en la levedad del latido
el discurso del fuego acariciado (*)
se parapeta y burbujea la herida

(*) José Lezama Lima

 








6.

La última visión es la desnudez sepia de su cuerpo:
boca abajo las sábanas revueltas
pierna derecha ligeramente curvada
la izquierda cruce de vía en barricada

Al centro de las ancas calle abajo
una miríada de estrellas enaltece la noche
desparramadas sobre el cauce
se deshilachan negras
danzan rubiamente dormidas








14.

Rejas de sombra se alargan
por la placidez amarilla
del pavimento a la alameda

Los autos pasan densos
con sus cadáveres de parafina

Nadie regresa

Las palmeras se esconden en las esquinas
tras los hongos del cristal

La silueta nupcial es el violín del silbo
rasgando la araña del jadeo
en el alcohol amanecido








16.

Sus manos dicen adiós sin saberlo
cuando modelan el barro primigenio

Preparan la celada en el equinoccio del verbo
transitan mi garganta aterida
por la turbulencia del rostro en el espejo

Es la fiebre del hacha encendida
dispuesta para el último vuelo

Se lanza al suicida del silencio toda la madrugada
para ver crecer su propio cuerpo
como el agua alrededor del fuego








 

17.

Soy la antorcha total
danzante en el final de sus luces

Nos consumimos vela por vela
en el vía crucis de hiedra
por la catedral citerea de la tormenta

Mis pasos abandonan la ceniza
tras la sombra de su cuerpo
persiguiéndome encendido en su trenza
con la copa de vino al rojo vivo








 

 

19.

La piedra se frota con otra piedra
para cincelar el fuego en luces que configuran
la paloma torcaz sangrada por manos fundadoras

Así froto estas palabras en el centro del túmulo
para restituir la luz en la imagen calcinada
como el primer planeta verde en la hoguera

Así chispeantes y amorosas
por la noche dividida de los cuerpos
en dos fauces para coser el silencio
sin alas en la ringlera de satélites y astros
desangrándose como mi perfil sobre la mesa









20.

Ansío la palabra no la piedad
para regresar a la ronda de cenizas
confundido en el oleaje de las estaciones

Ansío la noche roja clara de ebriedad
para desnudarme en sus orígenes
y tornar a la unidad del barro
donde penetramos con sus manos obreras
y su rostro rabioso de flores peces y abejas

 


 

 

 

Adriano Corrales. (Costa Rica, 1958). Poeta, narrador, promotor cultural. Ha publicado: Tranvía Negro (Poesía, Ediciones Alambique, San José, 1995; Ediciones Perro Azul, San José, 1999), Los ojos del Antifaz (Novela, Ediciones Perro Azul, San José, 1999; Ediciones Piel de Leopardo, Buenos Aires, Argentina, 2001; EUNED, San José, 2007), La suerte del Andariego (Poesía, Ediciones Perro Azul, San José, 1999), Profesión u Oficio (Poesía, Ediciones Andrómeda, San José, 2002), Caza del Poeta (Poesía, Ediciones Andrómeda, San José, 2004), El jabalí de la media luna (Cuento, Ediciones Arboleda, San José, 2005), Balalaika en clave de son (Novela, Editorial Costa Rica, San José, 2006), Hacha encendida (Editorial Arboleda, 2008) y Kabanga (Editorial Arboleda, 2008). Es profesor e investigador del Instituto Tecnológico de Costa Rica y dirige la revista Fronteras. Ha sido antologador de poesía y narrativa costarricense y centroamericana y ha participado en múltiples festivales y encuentros de escritores nacionales e internacionales, entre ellos el XII Festival Internacional de Poesía de Medellín, Colombia. También escribe teatro y colabora con varias publicaciones nacionales y latinoamericanas.

 

 

fotografía: maría antonieta flores. Tertulia en La Embajada. San José de Costa Rica, 30 .marzo 2009 (fragmento)

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