Cuando entre hierros me
pusieron
los carceleros de mi patria
para que no cantara tu hermosura,
oh, virgen combatiente,
sonora estrella, luminosa
palabra de los libres,
yo soñaba contigo;
yo besaba uno a uno
tus pétalos dispersos
de rosa elemental; yo despertaba
a cada amanecer con la memoria
de tu luz en el alma.
Yo soñaba contigo,
recordando
muchos nombres queridos
de seres y comarcas.
De noche, en el silencio de mi celda,
cuando sólo se oían
los pasos del guardián
como golpes de cuero
rebotando en los muros,
confiaba en tus banderas
y todo en mi interior resplandecía.
Porque no hay fuerza en el mundo
capaz de detenerte,
ni piedra ni puñal que te aniquilen;
porque tu mano, ¡oh virgen!
dadora de esperanza,
¡capitalina!
fertiliza los campos y alimenta
el fuego matinal cuyo mensaje
atravesó las rejas de mi celda
cuando entre hierros me pusieron
los carceleros de mi patria.
Pompeyo del Valle (Tegucigalpa, Honduras, 1929). Poeta, narrador, ensayista.
Esta sección, bajo el signo
de lo absoluto del poema, desea poner acento sobre un texto en particular
y no sobre la obra o la vida de su autor. A veces un poema pasa desapercibido
por su organicidad dentro de un poemario o porque algún otro texto
ha sido sacralizado por la crítica o porque simplemente no llega
a los lectores por limitaciones editoriales.
fotografía: http://fabricioestrada.blogspot.com/2009/04/pompeyo-del-valle-honduras.html
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