Colección, restos de fiesta
Ningún lujo, ningún privilegio.
Ningún orden acudirá en defensa.
Me quedo así.
Trastos rotos
cáscaras de huevo
semillas voladoras
carne molida
cangrejo hecho arena
copa salobre sangre en la boca
erizo triturado crisálida abandonada
poema silbido pellejo desatinando
muleta partida media sola mula al bichero
vino de escamas animal de presa animal de caza
tenderete sin día día sin hora piedra contra piedra.
Jengibre
Te explico:
Es una vara como hirsuta (en realidad no tanto)
que sirve para medir una ausencia es fuerte
necesita poco casi nada algo de agua pongo a veces
ella crece de repente, imperturbable, derechita
no como las verduras enroscadas
de la nevera de Eunice.
Ninguna magia.
Su asta verde bambú
nada me faltará
es fértil sin fin de allí
prolifera
la que me hace
ondulante que me va haciendo
me va hollando.
Menuda ocurrencia
Estoy en peligro.
Alguien acaba de susurrar
-otra vez-
apenas se los mostré
que cómo tengo los pies tan bonitos.
No detener a la viajante, me digo
y corro a repartir algo de viento
entre los árboles, poner parte al desorden
juntar palabras que pululan.
Umland
No dejar rastro no dejar
rostro a nada
Abigarrarse
Luego lanzar
cuerpos que no arrojan sombra
algo de brisa y de polen
Los de por aquí cavilan
siguen cavilando el rastrojo
Del otro lado que no es otro, ningún lado
cesan derredores no abrazados
y vuelven fulgurantes
Seguir y seguir
intermitente
El sentido de las cosas
Ve bebiendo el fondo oscuro.
Como mar anoche ondulado.
Las linternas errantes ve viendo.
Errantes anoche como tú, afortunado.
Presta atención. La deriva. Los tenues conos de luz.
Señas danzando nada.
Dos lunas truncas no culminan
su redondez, su mengua.
Una barca sola busca estela
y sucumbe.
¿Qué se aferra a la bruma?
¿Qué resta, resiste, vuelve?
Todavía … un mientras. Reverso del quizá.
En el punto más difícil de la suma.
Un capullo de aire se abre, musical.
Obstinato
Cuando se desploma toda previsión.
Cuando la sombra retrocede y desanunda los hilos.
Cuando la luz y los días carecen de fecha.
Cuando se agrieta hasta el espíritu santo.
Cuando el amanecer es un mar malmovido.
Cuando la esperanza viene de quienes no la saben.
Claudia Sierich. Caracas 1963, Licenciada
en Idiomas por el Sprachen- und Dolmetscherinstitut de Munich,
Alemania. Cursó una Maestría de Letras Latinoamericanas
en la USB (Caracas). Es traductora e intérprete de conferencia
en libre ejercicio, cubriendo las áreas de política y
cultura en la región latinoamericana. Obras literarias (ensayo,
novela, poesía y dramaturgia) han sido publicadas en su traducción
al alemán y al español. Colabora con el Foro Literario
Austria-América Latina de Viena. Creadora y coordinadora del
Festival experimental de traducción “Traficantes de Palabras”.
Fue una de las ganadoras del Concurso de autores inéditos de
la Editorial Monte Ávila Latinoamericana en Poesía 2008
con Imposible de lugar (2009).