Reencuentro
Aquí están, aún de
pie
arrimados los unos a los otros
los viejos libros de mis primeras letras
Sus historias aún se ríen
de la ignorancia
con la que me iniciaba en el misterio
El aroma ha cambiado
Ya no es el de las lluvias sobre grietas vírgenes
sino el de árboles que han resistido al invierno de muchas estaciones
Este, tiene la página veinte marcada
con el verde trébol
Y aquél, la frase subrayada
la que desmenuza el pan por conocer la razón del hambre
Ese, una página
rota como si hubiese aquel día
podido más la espina que la rosa
¿Y esta historia en la que actuó
el cosmos
su pasión transitoria?
¿Y aquel manual erótico que vistió de papel
el ansia y el poema
y llenó mi cuerpo de viñedo y tierra?
¿Y este otro
quizás el más querido por estar ya tan viejo
el predestinado, que tiene luces propias
en medio de sus sombras
e higuera en cuya savia es fiebre el rezo
y en cuya alma un dios se crucifica cada día?
Que la esencia venga con la noche
puesto que hoy es de noche
Que las palabras en torno a la fogata se incineren
Así como los árboles, sin piedad por si mismos
voy a dejar a la hojarasca mis manos
mis hojeadores dedos, mis esposas
mis pies y la hierba y el camino
Que todo sea por un grano
Un nuevo brote
Un nuevo libro.
Los olvidados
Ríen, hablan
conocen los inviernos aún mejor que la nieve
Duermen en sus pesadillas enjaulados
Despiertan y se burlan de sus sueños
Todos los días mastican su memoria y beben la aventura
Contemplan el horizonte como piedras lanzadas al vacío
En vano tiñen las huellas de sus
pasos
Son como el viento, sin camino
En sus manos las grietas son dobles
Como son dobles las lágrimas que surcan nómadas
Piensan en el mar, en los puertos donde
gaviotas
y pañuelos acogen cansancios y viajeros
¿Qué antiguos pájaros
anidan en sus ojos?
Arañados, derraman vino en sus heridas
¿Qué estrellas mueren en sus
noches?
Dios los espía. ¿En qué
templo el sosiego
sus flores blancas, en qué vergel
en qué planeta el amor de los hombres?
Errantes persiguen la sed y el hambre a
tropezones
Se agrupan
Se reparten la lluvia cuando llueve
Se reparten la luna cuando hay luna
A fuerza de mirar el cielo les ha nacido
un vuelo
Ya no tienen brazos sino alas
para partir con sus fantasmas.
De De la campana al bronce
Abanicos
Ayer te arañaron los pasos
y nadie tropezó
sino tú
Colgaron en tus pupilas aceitunas negras
y no lloraron por tus ojos
Te estrecharon
abandonaron alas en tus brazos
y volaste entonces
con sueño oculto
sobre los abanicos sin alma de los hombres
Hoy
has olvidado el frío que enfriara tu mirada
y llevando al pico la alegría
juegas, capricho humano, con los trompos traviesos
de la vida.
De Del trébol y los horóscopos
A los cactus de Oruro
Me siento al lado de los cactus
Las espinas me tocan sin querer herirme
Y por mi espalda se deslizan sus labios hechos tunas
como diciéndome, yo te he querido como a nadie
orfandad de la puna
Duerme
Entonces sé que no hay amor más
grande
que el seguir amando
A pesar de la espina y sus espinas.
En la ruta
No te maldigo por truncar mi viaje
ni por haber plantado zarzas
en mis labios
Al contrario, y a pesar de todo
bendigo tus secretos
sus huidas
La pasión es vagabunda y no tiene sosiego
como si el mal estuviera de turno
todo el tiempo
En un instante de la ruta
el bien nos sobreviene
alado, delirante en la miel
de otros cuerpos.
De Del trébol y los horóscopos
Azahar
Vienes de un poema
de una quemadura que el fuego solicita
Y mis ojos al azar de la existencia
como en un sueño no vivido
sueñan
Te elegí
Gota de agua que soy
derramada de ti, lágrima
Temo que alguien crea
que nací esclava.
De Beso en luna llena
Fascinación del fuego XIII
Cuántas veces intenté encontrarte
Cuántas
Fui la visita engalanada de gritos veloces
que se pierden en el abismo
sin dejar rastro
Cuántas veces hice el payaso
que conocía el escondite de tu misterio
Y tú diciéndome
-Esto soy yo
descúbreme para ti-
No supe hacerlo.
De Fascinación del fuego
No están muertos todos los hombres que
han muerto
A René Bascopé
No es la caída del sol quien sangra en la altipampa
sino las amapolas que han crecido
sin el abrazo pródigo de los trigos
El pan es una luna rota que se esconde
haciendo temblar el labio de los hombres
Alguien apaga el cirio
y se infiltra el miedo por las rendijas de chozas
¿Por qué ha de ser tan frío
el mundo
este frío que acuchilla las narices mojadas de los niños?
¿Por qué ha de tragar su moco
el hombre?
No tienen manta nuestros hijos
y esta noche, junio va a congelar sus sueños
Alcánzame tus manos
frota las piedras de mis ojos
enciende mis cabellos en el fogón sin leña de las bocas
calienta el mate en mis axilas
exprímeme los senos
vamos a hacer un ponche
con el alcohol amargo del sudor que lloramos
Mis solas manos se fatigan.
De De la campana al bronce
Norah Zapata-Prill.
(Cochabamba, Bolivia, 1946). Poeta, miembro correspondiente de la Academia
Boliviana de la Lengua. Premio de Poesía "Franz Tamayo"
1973,1977 (el más importante premio literario de Bolivia), otorgado
por la Alcaldía de La Paz. Entre sus libros publicados: De
las estrellas y el silencio (1975), Géminis en invierno
(1978), Fascinación del fuego (1985), Diálogo en el acuario
(1985), Anhologie Antología (2008).
Los poemas están tomados de la antología
bilingüe español-alemán de Norah Zapata-Prill, editada
por el ForoLiterario Austria-América Latina conjuntamente con la
Academia Boliviana de la Lengua y la Fondation Donatella Mauri de Lausanne,
Suiza. (Zapata- Prill, Norah. (2008). Anhologie Antología.
Viena: Liter Atur Forum /Academia Boliviana de la Lengua/Fondation Donatella
Mauri.)
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