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María Ramírez Delgado |
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Asísteme El moriche escucha las confesiones misericordioso.
Han sabido bordar en sus hijos las torturas, mis abuelas que han guardado en sus corazones violetas de hierro, ya no tienen cuadernos en blanco. Como inclementes ostras dormidas entre los manglares, espero verlas amanecer.
Tajos En mi casa hay un pasamanos cubierto de hojillas.
No le temo al pasamanos, lo saludo cortés, le ofrezco mis caricias, tengo la determinación de tocarlo. Y el dolor regresa. Él me ama desinteresado, se alimenta de las lágrimas de mis brazos con extraña satisfacción. Es cuando puedo escarbar, encontrar diferentes mundos delgadísimos al fondo de mi carne. Y descansar.
Las reposadas marcas del cigarrillo sobre la palma de la mano permanecen mudas.
Repararse inofensiva y dolorosa cauterizando la locura, una caricia escandalosa. Dos horas de espera, tres tazas de café, veinte ampollas perfectas, circulares.
Adiós al parque ¿Aún estará jugando en el jardín?
Soltaré mis trenzas, escurrirá el miedo. Y desde el columpio, cargada de sobras, arrojo la pelota que no volverá.
Navajas sobre la mesa Vamos a poner dos navajas sobre la mesa.
Cada una tiene dos pastillas en el corazón para devorarlas celosamente con el desayuno y antes de volver a la cama los domingos, edifican la costumbre atroz, desinteresada, de caminar como visiones. Dos navajas hechas de tierra, olorosas a polen, la hermosura asustada tratando de escapar del cuerpo. Poemas de Quemaduras en el número 15
María Ramírez Delgado.
(Los Teques, Venezuela, 1974). Poeta, narradora, dramaturga, orfebre,
diseñadora de joyas. Ha publicado Éramos malos y otros
textos agrios. Narrativa (2002), En el barro de Lesbos.
Haikus (2002) y Quemaduras. Poemas (2004), Navajas
sobre la mesa (2009). Los textos que aquí se presentan están
tomados de este último libro. |