Los lectores ordenan:

Selección de poemas

Rafael Cadenas

 

Las paces

Lleguemos a un acuerdo, poema.
Ya no te forzaré a decir lo que no quieres
ni tú te resistirás tanto a lo que deseo.
Hemos forcejeado mucho.
¿Para qué este empeño en hacerte a mi imagen
cuando sabes cosas que no sospecho?
Líbrate ya de mí.
Huye sin mirar atrás.
Sálvate antes de que sea tarde.
Pues siempre me rebasas,
sabes decir lo que te impulsa
y yo no,
porque eres más que tú mismo
y yo sólo soy el que trata de reconocerse en ti.
Tengo la extensión de mi deseo
y tú no tienes ninguno,
sólo avanzas hacia donde te diriges
sin mirar la mano que mueves
y te cree suyo cuando te siente brotar de ella
como una sustancia
que se erige.
Imponle tu curso al que escribe, él
sólo sabe ocultarse,
cubrir la novedad,
empobrecerse.
Lo que muestra es una reiteración
cansada.
Poema
apártame de ti.



Selección de Luz Marina Rivas,
escritora y profesora universitaria, Venezuela,
[Versión de Poemas selectos (Caracas: Bid&Co, 2004)]







La búsqueda

Nunca encontramos el Graal.
Los relatos no eran verídicos.
Sólo la fatiga de los caminos acompañó
xxxa los que se aventuraron,
pero se esperaban historias,
¿qué sería nuestro vivir
sin ellas?

Nada se resolvió,
hubiéramos podido quedarnos en casa.
Es que somos tan inquietos.
Sin embargo, concluido el viaje
sentimos que en nosotros
—ya no rehenes
de la esperanza—
había nacido
otro temple.

 


Selección de Luz Marina Rivas,
escritora y profesora universitaria, Venezuela.
[Versión de Poemas selectos (Caracas: Bid&Co, 2004)]








Angst

No es nada, nada
algo sin trascendencia
nada.
Una dificultad leve
en la respiración.
Problemas de agostura
parece.
¿Acaso no sabías
que la puerta es estrecha?


De Memorial

Selección de Blanca Elena Pantin, poeta, editora y periodista, Venezuela

 









As if
Es como si amáramos. Es como si sintiéramos. Es como si viviéramos.
Esto fatiga. Hasta se ansía un error. puede que al equivocarse los
actores rocen la verdad.

 

De Memorial

Selección de Blanca Elena Pantin, poeta, editora y periodista, Venezuela








Ars poética

Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.

No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir
brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad.
Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis
palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.

Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame
la impostura, restriégame la estafa.
Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.


De Intemperie
Selección de Andrés Cruchaga, poeta, El Salvador








You

Tú apareces,
tú te desnudas,
tú entras en la luz,
tú despiertas los colores,
tú coronas las aguas,
tú comienzas a recorrer el tiempo como un licor,
tú rematas la más cegadora de las orillas,
tú predices si el mundo seguirá o va a caer,
tú conjuras la tierra para que acompase su ritmo a tu lentitud de lava,
tú reinas en el centro de esta conflagración como ave inmóvil
y del primero
al séptimo día
tu cuerpo es un arrogante
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxpalacio
donde vive
xxxxxxxxxxxxel
xxxxxxxxxxxxxxxxtemblor.

 

De Una isla.
Selección Carmen Chazzin, estudiante universitaria, Venezuela.







Carro por puesto

Viento en el rostro
constelaciones familiares -Escorpión, Toro, Sagitario-
avisos de negocios, calle-carretera, ladrido de perros;
la rutina conduce como por un hilo al hogar:
lámpara, otra luna en la ventana,
libros sabios,
papeles.
Recorrido
que anuda las noches
en una sola.
El barrio siempre
descarnado
con sus vísceras afuera.
Todo eso eres,
destilada sombra.
La separación es sólo contrafigura
de un ver.


De Memorial
Selección Carmen Chazzin, estudiante universitaria, Venezuela.







Eludías
el encuentro
con el tú
magnífico,
el que te toma
y te anula como tempestad
y de ti arranca al que busca.

 

De Amantes.
Selección de Olga Fuchs, arquitecta, Venezuela.







Desprenderse para ser libre, tal es la exigencia capital de los místicos. Han de romperse las ataduras. El alma debe irse "quitando quereres", dice bellamente San Juan de la Cruz. Esto en el estadio inicial. Después quien obra es Dios. Lo cual podría decirse de otra manera: que una instancia distinta al yo comienza a operar. El vacío que se hace en el alma desnuda lo ocupa una presencia desconocida. O tal vez el vacío sea esa presencia.

 

 

Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística.

Selección de Acianela Montes de Oca, periodista y profesora universitaria, Venezuela

 

 








Estamos
donde nos sorprendió la noche.

Sin designio,
sin pista,
sin apoyo.
Ensayando
movimientos usuales.

Sólo nos queda
el contacto.

 



De Gestiones
Selección Ernesto Suárez, poeta, Tenerife, España

 

 







Donde las manos ya no persiguen,
apareces.


De Amante
Selección Ernesto Suárez, poeta, Tenerife, España







Yo pertenecía a un pueblo de grandes comedores de serpientes, sensuales, vehementes, silenciosos y aptos para enloquecer de amor.
Pero mi raza era de distinto linaje. Escrito está y lo saben -o lo suponen- quienes se ocupan de leer signos no expresamente manifestados que su austeridad tenía carácter proverbial. Era dable advertirla, hurgando un poco la historia de los derrumbes humanos, en los portones de sus casas, en sus trajes, en sus vocablos. De ella me viene el gusto por las alcobas sombrías, las puertas a medio cerrar, los muebles primorosamente labrados, los sótanos guarnecidos, las cuevas fatigantes, los naipes donde el rostro de un rey como en exilio se fastidia.
Mis antepasados no habían danzado jamás a la luz de la luna, eran incapaces de leer las señales de las aves en el cielo como oscuros mandamientos de exterminio, desconocían el valor de los eximios fastos terrenales, eran inermes ante las maldiciones e ineptos para comprender las magnas ceremonias que las crónicas de mi pueblo registran con minucia, en rudo pero vigoroso estilo.
¡Ah!, yo descendía de bárbaros que habían robado de naciones adyacentes cierto pulimento de modos, pero mi suerte estaba decidida por sacerdotes semisalvajes que pronosticaban, ataviados de túnicas bermejas, desde unas rocas asombradas por gigantes palmeras.
Pero ellos-mis antepasados-si estaban aherrojados por rigideces inmemoriales en punto a espíritu, eran elásticos, raudos y seguros de cuerpo.
Yo no heredé sus virtudes.
Soy desmañado, camino lentamente y balanceándome por los hombros y adelantado, no torpe, más sí con moroso movimiento un pie, después otro; la silenciosa locura me guarda de la molicie manteniéndome alerta como el soldado fiel a quien encomiendan la custodia de su destacamento, y como un matiz, sobrevivo en la indecisión.
Sin embargo, creía estar signado para altas empresas que con el tiempo me derribarían.

 

De Los cuadernos del destierro.
S
elección Néstor Garrido, periodista y profesor universitario, Venezuela.







Llegas
no a modo de visitación
ni a modo de promesa
ni a modo de fábula
sino
como firme corporeidad , como ardimiento, como inmediatez

 

De Amante
Selección Mary Rojas, psicóloga y profesora universitaria,Venezuela.









Tú que caminas ésta noche en la soledad de la calle,
vas llena de besos que no has dado.
Del amor ignoras la escritura prodigiosa.
Aunque no me conoces, en mi cuerpo tiembla el mismo mar que en tus venas danza.
Recibe mis ojos milenarios, mi cuerpo repetido, el susuro de mi arena.

 

De Una isla.
Selección Mary Rojas, psicóloga y profesora universitaria,Venezuela.

 

 








[18]



que si no llego a ser nadie
habré perdido mi vida.

 


De El espectro en Memorial.
Selección Milagro Haack, poeta,Venezuela.









Temor


Alguien cierra una puerta a un hombre que enmudece, se mira en su celda de un solo respiradero y duda de que él mismo exista.
Algunas veces, por instantes, es sacado a ver sol, pero vuelve por sus propios pasos a su sitio.
Allí al menos sabe que sufre.

 

Selección Fedosy Santaella, narrador, Venezuela.

 








Beloved Country

Cuánto tuyo no se desenvuelve como música perdida en mí.
País al que regreso cada vez que me he empobrecido.
Sello, fasto, bóveda de los cofres.

Nunca me has negado tu leche de virgen.

Mi reflujo, mi fuente secreta, mi anverso real.

Ignoro el alcance de tu olor de especia, pero sé que has estado
en todos mis puntos de partida, envolviéndome,
Oriente solícito, como una ceremonia.

País a donde van las líneas de mi mano, lugar donde soy otro,
mi anillo de bodas. Seguramente estás cerca del centro.

 

De Falsas maniobras

Selección de Naida Saavedra, Profesora y estudiante de PhD en FSU. Venezuela/USA








Mi pequeño gimnasio

Consta de una almohadilla que golpeo con acompañamiento musical.
Un saco de arena donde descargo todo el peso de la calle.
Una esterilla para hacer contorsiones que producen oIvido.
Un hueco en triángulo donde me oculto para no ver.
Una cuerda donde me castigo por toda la prudencia del día.
Un artefacto en forma de O en el que me doblo para evitar los reclamos de mi conciencia.
Una barra horizontal sabre la cual me río de mis intenciones.
Una tabla donde doy golpes innecesarios que podrían estar mejor dirigidos.
Un pequeño extensor de idiota que me estira por todos los frutos que no tomé, los actos que no hice, las paIabras que no me atreví a decir.
Una soga donde extorsiono mi brazo derecho por todas mis indecisiones, oIvidos, cambios.
EI resto lo compone el ajuar ordinario de todo deportista. Los ejercicios son efectuados en la oscuridad. Por vergüenza no admito espectadores. (EI descontento sordo, por otra parte, ahogaría al que osara entrar.)
Soy de todas maneras un aprendiz. No he podido alcanzar mis rodillas con la frente, todavía me es imposible arquearme hacia atrás hasta tocar el suelo, tampoco logro parame sobre las manos.
Algunas veces el exceso de pesadez me vuelve ridículo. (Me recuerdo en lamentables posiciones y siento dolor). A pesar de mis esfuerzos sigo siendo carnívoro, rudo, indisciplinado.
En el fondo los ejercicios están enderezados a hacer de mí un hombre racional, que viva con precisión y burle los laberintos. En clave, persiguen mi transformación en Hombre Número Tal. Llanamente y en mi intimidad, espero con ellos dejar de ser absurdo.

 

De Falsas maniobras.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxSelección de Lisbeth Salas, fotógrafa, Venezuela, y de Isaac Chocrón, dramaturgo y novelista, Venezuela.

 








****
Tuve la fortuna de dar joven con LOS CUADERNOS DEL DESTIERRO y FALSAS MANIOBRAS. Muchas de las imágenes que se despliegan en esos libros se quedaron reverberando en el discurso silencioso que fluye dentro de uno, como una resonancia u onda en el agua que no ha dejado de multiplicarse. Pero creo que el cuaderno de las FALSAS MANIOBRAS estaba más hecho a las angustias e indagaciones del joven que fui. En ese libro hay un poema legendario, FRACASO, en el que Rafael López Pedraza se apoyó para escribir uno de sus más vívidos ensayos. Sin embargo, voy a quedarme con NOMBRES, un poema mágico, alado, plagado de erotismo y soledad, que también nos habla de un fracaso cotidiano, citadino (¿cómo no habría de ser soledoso?). Un poema, si se quiere más poético aún que el antedicho. Si uno se atiene a las ideas expuestas por Robert Graves en su famoso estudio mitográfico La Diosa Blanca, tendríamos que convenir que NOMBRES está ofrendado a La Diosa y que, incluso, acaso haya sido ella quien le susurrara sus líneas al oído. Por cierto, Cadenas es, entre nuestros poetas, quien más fervorosamente y sin retraimientos le canta a La Diosa.



Luis Alejandro Contreras, escritor, Venezuela.








Nombres

te llamas hoja húmeda, noche de apartamento
solo, vicisitud, campana, tersura y lascivia,
ingenuidad, lisura de la piel, luna llena, crisis
oh mi cueva, mi anillo de saturno, mi loto de
mil pétalos
Éufrates y Tigris, erizo de mar, guirnalda, Jano,
vasija, tórtola, S. y trébol
ovípara
uva, vellocino y petrificación
podrías llamarte…
pero tu nombre es
lecho, lavamanos, dentífrico, café, primer cigarrillo,
luego sol de taxis, acacia, también te llamas acacia
y six pi em -em- or half past six or seven,
cerveza y Shakespeare
y vuelves a llamarte hoja húmeda, noche de
apartamento solo
día tras día,
sí, tienes tantos nombres
y no te puedo llamar
todo tan absurdo como esas mañanas sin amor
que el espejo de los baños recoge y protege
todo tan desoladamente inabordable
todo tan causa perdida.


(tal como aparece en la edición de Fundarte de 1979)








Nombres

te llamas hoja húmeda, noche de apartamento solo, vicisitud,
campana, tersura y lascivia, ingenuidad, lisura de la piel, luna
llena, crisis
oh mi cueva, mi anillo de saturno, mi loto de mil pétalos
Éufrates y Tigris, erizo de mar, guirnalda, Jano, vasija, tórtola, S.
y trébol
ovípara
uva, vellocino y petrificación
podrías llamarte…
pero tu nombre es
lecho, lavamanos, dentífrico, café, primer cigarrillo,
luego sol de taxis, acacia, también te llamas acacia y six pi em
-em- or half past six or seven,
cerveza y Shakespeare
y vuelves a llamarte hoja húmeda, noche de apartamento solo
día tras día,
sí, tienes tantos nombres
y no te puedo llamar
todo tan absurdo como esas mañanas sin amor que el espejo de
los baños recoge y protege
todo tan desoladamente inabordable
todo tan causa perdida.

 

(tal como aparece en la edición de Pre-textos de 2007)










Fracaso

Cuanto he tomado por victoria es sólo humo.

Fracaso, lenguaje del fondo, pista de otro espacio más exigente,
difícil de entreleer es tu letra.

Cuando ponías tu marca en mi frente, jamás pensé en el mensaje
que traías, más precioso que todos los triunfos.
Tu llameante rostro me ha perseguido y yo no supe que era para
salvarme.
Por mi bien me has relegado a los rincones, me negaste fáciles
éxitos, me has quitado salidas.
Era a mí a quien querías defender no otorgándome brillo.
De puro amor por mí has manejado el vacío que tantas noches
me ha hecho hablar afiebrado a una ausente.
Por protegerme cediste el paso a otros, has hecho que una mujer
prefiera a alguien más resuelto, me desplazaste de oficios
suicidas.

Tú siempre has venido al quite.

Sí, tu cuerpo, escupido, odioso, me ha recibido en mi más
pura forma para entregarme a la nitidez del desierto.
Por locura te maldije, te he maltratado, blasfemé contra ti.

Tú no existes.
Has sido inventado por la delirante soberbia.
¡Cuánto te debo!
Me levantaste a un nuevo rango limpiándome con una esponja
áspera, lanzándome a mi verdadero campo de batalla,
cediéndome las armas que el triunfo abandona.
Me has conducido de la mano a la única agua que me refleja.
Por ti yo no conozco la angustia de representar un papel,
mantenerme a la fuerza en un escalón, trepar con esfuerzos propios,
reñir por jerarquías, inflarme hasta reventar.
Me has hecho humilde, silencioso y rebelde.
Yo no te canto por lo que eres, sino por lo que no me has dejado
ser. Por no darme otra vida. Por haberme ceñido.

Me has brindado sólo desnudez.

Cierto que me enseñaste con dureza ¡y tú mismo traías el cauterio!,
pero también me diste la alegría de no temerte.

Gracias por quitarme espesor a cambio de una letra gruesa.
Gracias a ti que me has privado de hinchazones.
Gracias por la riqueza a que me has obligado.
Gracias por construir con barro mi morada.
Gracias por apartarme.
Gracias.



(tal como aparece en la edición de Pre-textos de 2007)

De Falsas maniobras







****
Esta selección surge bajo la idea de darle la palabra a los lectores ya que siempre se opta por una visión única o hegemónica para seleccionar los textos de un determinado autor y bajo un criterio de autoridad, que siempre será dudoso. No tiene la intención de mostrar los textos más populares sino ofrecer otra arista para acercarse a la poesía de Cadenas como celebración por el reconocimiento que su obra ha obtenido. Mínima punta del iceberg de los poemas que acompañan a los lectores, este breve espacio se abre para que pueden expresar su afecto hacia Rafael Cadenas y su obra. Por supuesto, la muestra es pequeña y responde al azar y la mayoría son personas con la que el cautivo mantiene algún contacto y que tienen una relación con el lenguaje más allá de la simple comunicación. Se inquirió en otros lectores, pero no llegó la respuesta.

Al azar y a pocos lectores, ya que hay que ajustarse a las posibilidades, se preguntó por el poema favorito o más significativo. En general, los poemas se presentan en el orden que llegaron las respuestas. Hubo quien a conciencia seleccionó la prosa del autor.

Pocos pudieron decidirse por uno, algunos señalaron un libro. Naida Saavedra, Andrés Cruchaga, Arturo Almandoz, Carmen Chazzin mencionaron Los cuadernos del destierro.

Los poemas que el tiempo ha hecho emblemáticos, siguen allí hablándole a los lectores de siempre y a los nuevos:

“Derrota” (que no se incluye por su extensión y porque es fácil ubicarlo en antologías o en la web) fue mencionado por Carmen Chazzin (Venezuela, estudiante universitaria) y por Isadora Bonilla (México, escritora), “Fracaso” fue mencionado por Luis Yslas y Luis Alejandro Contreras, ambos de Venezuela y también escritores.

Las versiones fueron revisadas a la luz de algunas ediciones (salvo el poema “Temor”), ya que ciertas transcripciones que el fervor ha llevado a la red no recogen exactamente la versión impresa. Por otra parte, hay poemas que han sido revisados por el autor y los lectores son atentos con estos detalles. Por eso, al final de la muestra se presenta el comentario y la selección de Luis Alejandro Contreras.

Así se le rinde homenaje a uno de los poetas tutelares de la literatura venezolana.

(n.e.)

 

fotografía: Lisbeth Salas

 
 

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