Los materiales humanos

Leonardo Padrón

 

TENGO las manos calladas

el brazo
forma de tristeza y hombre

estoy ronco de tu llanto

se me ha hecho doloroso
recorrer la casa

el paso y la respiración del fuego

recuerdo un poema

la pregunta se repite

ha llegado
no se cansa de llegar


De La orilla encendida (1979-1983)









a I.S.

 

SÓLO porque soy un idiota vestido para siempre
contigo
idiota
y al menos una vez te encontré gacha y maldiciendo
este linaje de piel turbia
donde tu risa es un pájaro abandonado
que se oscurece
en el único edificio con las náuseas el traspiés y el amor
para el baile descalzo de la noche
o sólo porque escoges la mudez de tus cintas
para entender la brisa que nos cae

tu cuerpo es una luna violenta
que se me enciende en las manos
y me pregunta la vida.

De La orilla encendida (1979-1983)

 









UN trozo de lápiz que reúna tus ojos.
Una sonrisa recostada a la pared, siempre.
Maneras de la luna.
La piel ronca de amor, una lenta sabiduría
entre las sábanas.
A veces el mar en las palabras, a veces
la almendra de la oscuridad.
Busco una música que te lo diga todo.
Imposible. Pero siempre el paraíso.
Siempre tu nombre en el agua de mañana.

De Balada, 1993.









BUSCABA jirones de luz.
Aire, algo de aire.
Asuntos que no supieran a casa vieja.
Abrir un poco la puerta y el después.
Disimular su propio sonido.
Escurrirse hacia esa pared blanca que es la vastedad.
Entonces, devolvió su rostro.
Se llenó de nunca.
Y sólo así, los árboles.

De Balada, 1993









DECIR la mujer
decir el aceite de su mirada.

Quedársele en los ojos.

Decir su cuerpo de fiebres
sus luces de mayo.

Saberla,
brevemente.

De Balada, 1993









LUNES

La noche deja de ocurrir
gotea hacia el fondo de tu piel, revienta de luz
el último sueño parte hacia el olvido
arena de ti es la almohada
entonces, alguien te llama
una exacta decisión te reclama
tú te levantas
tropiezas con el brillo duro de las cosas
ves en cada paso una sala grande, enorme, inabarcable
tu desayuno siempre solo
la ropa que cansa el mandato de seguir con todo
en realidad prefieres no aparecer
te devuelves hacia la cobija
te arropas hondo
te tragas
el mundo está sonando allá afuera
y en el cuarto tu techo permanece
urgente
desgajándose sobre ti.

De Balada, 1993.










TE toca irte
borrarte
hacerte cosa ligera y tibia
sonar como un recuerdo

Te vuelves retrato
agua por el suelo
rotura en los bolsillos

ya no estás más en mi ropa, digo.

De Balada, 1993.









LA VIDA LENTA DE CARACAS

Decir que Caracas respira apurada es un espejismo.
La ciudad está llena de gestos calmos:

La mujer que desgaja una mandarina mientras
ordena sus amores.

El anciano que silba un rancio bolero mientras
pierde la vista.

El niño que cuenta, impasible, las hormigas en la
cocina.

Dos hombres que domestican el silencio del ajedrez
en mitad del boulevard.

Un bostezo en plena autopista.

Alguien que abre un regalo al borde de una esquina.

La calcinante ejecución de un poema.

El taxista que dormita en la sombra.

Una caricia, una interminable caricia en las sienes.

Un hombre que sangra morosamente en la tina del
baño.

La vida lenta de Caracas.

De Tatuaje, 2000.










PEZÓN

Fuga de aire, crispación, fondo de ojo.

Gota de misterio, beso en puntillas, sol negro.

Botón dulce, dedo lento, vocablo erguido.

Agujero y sombra, uva y campana.

Abeja ebria, lágrima de diamante.

Pellizco de la piel, aguja tuya, grito bajo.

Rosilla y punzón, lunar y lujuria, voz de canela.

Asunto furioso.

Punta del mundo.

Por él anda, sin clemencia,

el centro de la noche.


De Tatuaje, 2000.










LÍRICA

La maniobra siempre se ha creído distinta.

Las páginas blancas no se llenan de poemas.

No se trata de sacudir los dedos y que entonces
aparezcan estrellas, estepas, estíos.

No es que uno se sienta y de los ojos caen
misterios, arrullos, otoños.

Nadie salpica de poema una página blanca.

Ellos siempre han estado ahí, como animales tibios
detrás de la nieve.

El rigor reside en rasgar la página
limar en lo blanco
excavar en ciertas zonas.

De acuerdo al sitio elegido, así el poema.

A diez centímetros de los bordes, por ejemplo,
siempre se encuentran
adverbios de bronce
ideales para la fatiga del amor.

Si insistimos en el centro
yacimientos enteros
del verbo morir.

A un costado de la página
ráfagas, relámpagos, relentes.

Todo depende de donde hurguemos
con afán y vigilia.

Pero es sabido y contrario a la leyenda:

En una página en blanco
al fondo, adentro,
están todos los poemas del mundo.

De Tatuaje, 2000.

 









MONÓLOGO DEL SOLO

Mas bien abandonado, desvalijado. Mi mujer no está, ni
sus labios de olvido. Y yo debería estar sereno, porque su
ausencia es de días, viaje de trabajo, nada rotundo, nada
terminal, el amor intacto, todo perfecto. Pero no está y
la sala sufre una acústica inusual. Recorro la casa y no
hay boca en la cama ni silueta en las ventanas. Sueno
absurdo, prematuro, hosco de tan frágil. Pero así sucede:
sólo entiendes el techo cuando no hay techo. Hay un
vacío de guerra, una mano intacta y sin agua. Una sospecha
de soledad en tu ropa. Abres el baño y ves un solo
cepillo de dientes. Eres dueño de todo y, por lo tanto,
huérfano. Decides cada paso, cada fruta, cada película.
Podrías dormir, embriagarte, vagar días enteros, rabiosa,
libremente, pero algo falta. La cama inmensa, la cama
más extraña que ancha. Tú me faltas, esposa, necesito
tus nervios, tu galope en la sala, tu río y tu ira, tu voz derramándose
en los pasillos, mojando la noche, ardiendo
el día, necesito el suburbio de tu humor, el relente de tu
caricia, la furia de tu furia, necesito tus ojos que tanto,

---------------------------------------------------------que tanto.

De Tatuaje, 2000









CUERPO

Tu cuerpo es una frase de animales desbocados.

Una casa cruel, como la rutina de los ciegos.

Tu cuerpo, invicto y secreto.

Se dice que otorga el insomnio como un disparo de luz.

Que es la religión de los oscuros.

Que triunfa allí, donde se acaba el cielo.

Acercársele es llorar de sed,
como una breve caricia de vocales.

Yo voy por tu cuerpo como una errancia de vagido
y baile.

Yo tengo con tu cuerpo el parentesco
de los atormentados.

De Tatuaje, 2000.










BOLERO

Una mujer que fue la víspera de mi caída.

Una mujer como un rumor de piedras indóciles
y amarillas.

Sin atavíos, sin madera, sin otra índole
que el olvido.

Una mujer que se decidió alambre para mis
párpados.

Llevo como una noticia lenta el colmillo
de su adiós.

Mi voz es un humo que se aleja.

No tengo mucho que decir.

Sólo contradicciones y unos ojos preparados
para la frontera.

Me derrumba el lado izquierdo de esta música.

Mi insistencia es una cicatriz con su nombre.

Un jardín de vocales un poco rancias.

Pierdo el ritmo, rompo lo blanco,
se detiene mi sangre

en el brusco jueves de una mujer.

Allá, al fondo de los semáforos.


Donde ningún peatón advirtió el desastre


De Boulevard, 2002.









LA AMBIGÜEDAD

Ella decía pájaro para insinuar agua.
Pedía sol y se hacía cobija.
Buscaba casa hasta llenarse de calle.
Perdía el sentido pero no sabía cuál.
Llegaba cuando hacía la maleta de irse.
Ella bestia aunque realmente arcángel.
Destino o mejor pretérito.

Su cerebro: una estampida de certidumbres.
Su piel: un toldo en el desierto.

La contradicción era su gramática.

Ella suplicaba trenes y prefería detenerse.

Ella, que a veces parece él,
muchas veces nadie.

De El amor tóxico, 2005.










INVENTARIO

No quedó ni un solo amigo en los estantes.

El espejo me quitó el habla.

(tuve que afeitarme
de espaldas a mí mismo)

Los libros clausuraron su gracia.

La música optó por desafinar.

Mis hijos perdieron la dirección de mi saludo.

Tuve que contentarme con llorar.

En ruso. En calma. En ropa interior.

Más nunca mostré mis nudillos.

Mi casa se llenó de periódicos sin abrir

y mangos que nunca caían.

Los mosquitos se aburrieron de tanta tristeza.

Pero lo peor fue la conserje que,

espantada,

nunca más me entregó

los recibos de la luz.

Fue entonces cuando quedé

en la más completa oscuridad.

De El amor tóxico, 2005.










LA CASA

Ellos exploran la casa
miden con furia sus metros cuadrados

cuando una prenda cae,
se inaugura un sitio nuevo

si ella extiende las piernas
la casa abre otra puerta

si él se hunde en una pared
la casa los llena de viento

ella se evapora, se relenta, se incendia,
él la supone, la respira, la penetra

la casa le da la vuelta al mundo
la casa geométrica, la casa lenta,
la casa lujuria, la casa maga.

Ellos inauguran la casa.
Y todo arde como un rezo:

Y yo lavo sus labios con los míos
río su risa
me muslo en su muslo
me caballo en su pasto
me mordisco en su jadeo
soy noviembre en su virgo
amanezco en sus pulmones
Y ella me besa al revés
me oreja el ojo
me física la química
me vuelve olfato y pezón
me roza, me tienta, me aúlla
me hunde en su boca
es pájaro en mi semilla
fiesta en mi cuchillo.

Ellos son la casa madre
la casa lágrima, la casa deseo,
la casa final.

El lugar donde el infinito enciende todas sus ventanas.

De El amor tóxico, 2005.

 

 

 







Leonardo Padrón. (Caracas,1959). Poeta, ensayista, guionista de cine y televisión. Licenciado en Letras, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello. Autor de los poemarios: La orilla encendida (1983), Balada (1993) con dos ediciones nacionales y traducido al alemán, al búlgaro y al inglés en edición bilingüe, Tatuaje (2000), Boulevard (2002), El amor tóxico (2005). En ensayo ha publicado Crónicas de la vigilia (1990). Entre sus dramáticos están: Amores de fin de siglo (1995), Contra viento y marea (1997), Aguamarina (1998, USA), El país de las mujeres (1999), Amantes de luna llena (2000), Cosita rica (2004), Ciudad bendita (2006), La vida entera (2008) y próxima a emitirse, La mujer perfecta (2010). Entre sus guiones para películas destacan Manuela Sáenz (1998) y Miranda (2006), cuyo libreto fue publicado en libro bajo el mismo título. Producto de sus programas de entrevista en radio y televisión le han editado Los imposibles 1/ conversaciones al borde de un micrófono (2006), Los imposibles 2 (2007) y Los imposibles 3 (2008). Dirigió la exitosa colección Llámalo amor, si quieres, del sello Aguilar. Ha sido Premio de Poesía UCAB, Premio Fundarte de Ensayo, Premio Municipal de Cine, Premio de la Asociación Nacional de Autores Cinematográficos y Premio Fundavisual Latina. Los poemas aquí presentados correspondena Los materiales humanos. Antología poética publicada en Bogotá por la Común Presencia Editores (2009) con ilustraciones del pintor venezolano Alirio Palacios.

@Leonardo_Padron en Twitter

 

fotografía: Natalia Brand. Estampas, 15 julio 2007. (fragmento)

 
 

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