Marginal de una lengua que persigue su forma

(selección)

Alexis Gómez-Rosas

 


Boquita milk I

Canoas que abren, cierran,
en su espejismo rouge de caoba
materia,
..........una volcánica madeja
de palabras desatan que devienen
canoas,
.........suben y bajan
precipitando, apretando, ese río
de almidonados griticos.

 

 








Memoria boba

Un día se me aloja en la memoria
se cuecen parajes y pasajes verdinegros
(tirando, en puridad, más al negro),
con sus horas y minutos mensurados
en municiones y pertrechos (abril 24: 1965),
escasos los pertrechos y municiones.
Un día que arrastra jueves y sábados
de colorida cartelera: máscara
contra cabellera y por anexo:
un fracatán salvaje de medallas
y toponímicos de inasaltable geografía
verdinegra. Es imborrable el recuerdo
no se marchita, no se achica, no se irrita,
porque ya es boba la memoria.
Un día que se unta en las sienes
y se dilata en estas 186 libras de carne
y desvarío. Día versátil, vibrátil,
vil dos veces, me viene calando, anegando,
rumiándome los féferes. Día real,
el mejor, empaquetado en mis zapatos
de un solo pie, Charlot persuade,
persuasivo, la adorada edad que arrambla
en su quimera. Al batir de las palmas,
patrios pendones;
el día se muerde la cola.








Apertura de una pasión de tres pisos

En principio fue como moverse al Pico Duarte y quedar
aturdido por una revelación insospechada. Algo así pronto
a perder el reposo tras una lenta respiración de agujas.Agujas
de hielo y pino.
En principio me sentí llegar al Pico Duarte –perdido el
decoro y el resuello–, en la húmeda piel de agrios latidos.
Era como una cita intemporal con la heresiarca de todos
los caminos, previamente trazados en Emily Tours.
Un viaje a la más brava desnudez flanqueado por una mujer
de todos los demonios.
Era como una sentencia maldita si besara esa boca de oráculo
que termina en anatema; la boca que siempre me quise
comer.
Era, en principio, una mujer vientre de danza consumida
en su estrategia maravillosa. Una chica innumerable, de
amplias ojeras, celosa de su misión encerrada en Piazzolla.
Era como el invierno en su verano de vulvas deseantes,
corriendo su pentathlón contra viento y marea, como una
manta-raya siempre creciendo a desaparecer en el estupor
de todos. Un cromo de mujer jugando a ser Marlene
Dietrich en El expreso de Shangai.
Era, en principio, un lucido temblor en una frase
impostasiada. El poema que armoniza las personas del verbo;
era también como un convite irresoluto de negras cabezas
en celo.
En el lado antípodas del día, en el reverso de la moneda,
un hombre cierra en su abandono la vida que los dioses le
conceden.









Técnica mixta sobre puente vespertino

El puente que cruza frente a mi casa
une dos muertes.
........................Un puente majestuoso,
corre ve y dile, de imposible arquitectura.

El puente rojo: cresta de nubes
contra el Ozama tendido, abre ahora
su horario de cangrejos y estrellas
por la espigada ruta de un ojo vespertino.

El puente sube a nadar y hasta desaparece,
llevándose los carros de concho
y los perros hambrientos los deseos
de la tercera edad,
............... ...........sobre las aguas
vidriosas del río de los malos negocios.

(Aunque usted no lo crea,
.............. ............... .......es el mismo
puente que atravesara veloz el amor,
hacia el banquillo del Juicio Final
con su llorada corona de suplicios.)

Un puente lejano, muy lejano, hecho
de ceniza y tiniebla,
............ ...............se levanta frente
a mis ojos bovinos, estragados,
que se chuparán esta tierra los huesos,
de dos amantes aferrados a su adiós.









Palmeras del extranjero

Asomado a las cinco de la tarde detrás de una chatarra de
infamante crepúsculo, me aposenté vernáculo, accionista
del mundo, a narrar con todo el ojo la historia que me acerca
su desventurado cuerpo de leona.

La mujer del poema es una la historia de mil caras perplejas.
La mujer de la historia se abre al poema inconcluso. Mujer
gruta insondable, la que se lleva el apodo de gorgona. Mujer
lujo del milenio con sus dientes volcados en una frase de
dos filos. Mujer sin padre ni madre, culo de bombillo, para
una poética del pensar sueña tu filosofía.

Esa mujer, la del pantalón corduroy de rayitas, se asoma a
las 5:00 de la tarde al igual que a la cinemateca, muñeca, o al
bar que regenta ese personaje del solar de Ionesco.

Musa mujer, reina rumba, con sus manos abiertas en sifón
de gasolinera después de las 12 de la noche. Mujer caoba,
arena de Boca Chica; mujer caimito deshojada de acuerdo
al soplar del viento arrabalero; esa mujer, de un gordo
gemido, lleva un escalonado jimiquear de puertas indiscretas.

Mujer deudora de un azul Tovar como de un magenta
Oviedo.Mujer cielo de cianuro agrietado en la fe de su
evangelio. Mujer crustáceo: vigía del puerto que a la vida
lanza una ola imposible de lobos de mar. (Corto me quedo:
vigía del puerto que pone a circular una fragata errante de
chingados marineros).

Mujer preñada, surrealista, domiciliada en la noche del
Parquecito Duarte o en el Boulevar Duarte de chinos que
demandan y ofertan sexo en el Año del Perro. Una página
de Breton, André Breton te prohija, te mima, delira, te
encabrita. Una trulla de diablas en overol beben clerén al
salir de la peluquería; tu tía te anda buscando a punta del
sermón de Montesinos.









Carpe diem

Mira si me la pasaré por las armas
en poco tiempo inofensivas.

El fin de semana nítido tiene pinta de playa.
¿Bávaro o Las Terrenas? Las Terrenas.

La neverita Coleman en sus mejores
galas; a cuerpo de rey, mi reina.

Habilitada la libreta de Scotia Bank
para cubrirme la espalda y dejar la piel
sobre arena.

La selección de CD´s adrenalina
pone a circular
de Thelonious Monk a Coltrane.

El tanque del carro de gasolina lleno a Dios
gracias, y una carretera larga, infinita,
que me recuerda el porvenir.








Más lengua que historia

Me guiñó el ojo izquierdo
con malicia redentora.
Y en su proeza ocular, caritativa,
carne de su cuerpo entregó
a desesperados rufianes,
con igualitaria intermitencia
de semáforo. “Para mí”
(ya sé que es jabón, no me digas),
reservó la boca por un palito
de regaliz perfumada, la boca
de abierta lotería.
Mordió su lengua; escupió,
y la exhibió vibrando, dando,
creando amor del negro.
Traducido al dominicano, (m)amó.
En otras lenguas: le aplicó
la fellatio.

 









Arriba la hembrita

Llegó.
Decían que no llegaba y aquí llegó.
Luz de la casa, cuerpo lobo,
la hembrita que subió los decibeles
a la locura, o a la guerra,
o a la sosegada tradición de estas paredes
llenas de moscas y mosquitos.
Me sorprendió en calzoncillo alto
el verano,
que se derrite el confite
familiar el convite, acerca ella resbalosa
sus tacones de tres pisos.
Se apersonó pambiche y retrechera,
con su arañita presa en ámbar
muy anterior al suplicio del taíno;
–decían que no llegaba,
y en las puntas de las tetas
el subrayado piercing destaca
en su manera punk,
una joyería de sinuosidades magnéticas.
Llegó dueña de su encanto,
la vampiresa.
Trilce y roca, sola,
entre las baratijas y sonajas
que ponen un malicioso foot note
a su desdicha.
Había que verla llegar montada
en su espectáculo.
Tenía (tiene) un culo tan bajito,
que al caminar singa la tierra
y como que el mundo se organiza.
El final le sobrevino,
inexplicablemente, igual que a todo
lo bueno.

Se la llevó (en plan
de vindicación temeraria),
el que maneja los cuchillos del barrio,
el que más mea.









Niña golosa

A los doce años me gustó el tipo
que mataba las vacas:
un carnicero enorme a quien llamaban Felipe.

Verlo meter el cuchillo y escuchar las vacas
mugir temor y desespero,
me atestaban contra la pared, sufriendo
en entrepiernas, aquel corto escalofrío
que reclamaba un mundo.

Felipe, Felipe Aracena, un moreno de bíceps
gladiadores, destinado a cometer mayores
asesinatos mejores.
Y rimó, como en los viejos tiempos:
perfidia y pasión en el torrente sanguíneo.

Desde pequeña lo espiaba la sangre
lo atenazaba el candor.
Mis hermanas no lo prefiguraron mis amigas:
un carnicero angelical, brazo de niño,
imaginaba mi febril
y precoz adolescencia.

Gustaba él del bolero lo derramaba
con la más fina estocada.
Yo lo escuché una vez exhibiendo su animal
ensangrentado, y dejé aquel chorro de agua
majarme el clítoris enardecido.
(Tiempo después supe que así se llamaba
esa glándula del tembleque y el gusto).

Tenía doce años y me gustaba
ir al matadero. El olor de la sangre
me hizo parir tres hijos.









Pez on line

Te miro (niebla en la recámara como en la noche azogue),
desde la pelvis semejante a un paisaje lunar,
............. ................ .......... .................cuarto menguante;
te miro ida y venida en la blancura inhóspita; blanco
sobre
blanco al ojo le viene insoportable.

Duermes o finges dormir arrinconada en el decúbito
de tu almanaque mensual,
............. ................loca por teñir de carmín ese páramo
de luna ebria (la novia tísica de los postumistas), con sus
fallas
y estrías las sábanas que lavanda te acogen.

Has llegado con ese horrible uniforme de policía fulero:
el subrayado es mío;
.......... ........con tantos kilómetros amarrados a ese
peregrinaje
de horizonte barroco y cielo abierto,
........... ...................que puntualmente almacenas en tus
zapatos.

Estás ahí cual la hiedra (es un bolero); como una piedra,
una gema, acurrucada en la cama triste y vacía,
tu cuerpo;
lo vi antes caer por el muslo impecable que
termina
en cinco dedos petardos de lascivia estridencia.

Lo había escuchado hace tiempo. En esos pies pequeños
que hacen frágiles huellas,
............... ..............se anuncia el muérdago insomne
de una enrojecida querencia.

Allí tiene la pasión en la boca del estómago, una culebrilla
nerviosa que nos abre todos sus abismos,
............ ...........................para permitir pasos
de gato a horas negras y amarillas.

Pero ya ven ustedes cómo me pierdo en mullidas disquisiciones,
sin ton ni son, corazón;
............. ................te miro a soga corta, como de costumbre,
y la respiración se me hace una tolvanera de oscuras vellosidades,
de picante olor a selva profunda, reptando
por ese trópico ámbar donde la espalda pierde el nombre.

Te miro largo y tendido y es tu dormir esponjoso,
a todo pulmón, inalcanzable.
............ ..................Un dormir apretujado,
como de abeja, creciendo de manera minuciosa, con malicia,
como de piedra:
...................tus pechos sedientos de cielo
que a otro suelo de lengua, dientes y labios llenos
conducen:
tus pezones en línea suben y bajan las estrellas.

Te miro sin ojos, al rojo vivo, en la cima de una urticante
pimienta (otra sentencia):
........... ..... .........crea su cuello de botella
inaugurando en la garganta incurable, las ruinas de un deseo
habilitado para encampanar la voz a lo más hondo.









Forma en tránsito de una fórmula impura

Propicio a la poesía es el tiempo del olvido.
Me ha llegado en el mejor momento: avanzada la calvicie
y el miembro de preñar, el miembro de hacer venir,
a la espera de un examen de diabetes.

El resultado importa poco a mis años, equilibra el corazón
una ruma de grageas. (Cuerpo ñoño, errante,
en el berenjenal del día por día, el cuerpo que se aleja).

Propicio al tiempo del poema es el encabalgamiento
polidireccional del sentimiento colectivo.
Salta, a la vista, una marea lujosa de intraducibles labios
del Leteo, devorando, a ininterrumpido ring ring,
las ilusiones del marketing guarda su piel un torrente
febril de silicona, marcando a marcha tendida,
la periferia textil del abrazo: puro cigarro a mi olfato.

Propicio al tema del olvido es el tiempo de autófago
que el propio olvido ejercita.
Me acuesto Alexis y me levanto ¿quién soy?, de madrugada,
suplicando un sorbo mudo de leche compasiva,
en esa línea horaria en que los hombres se afeminan.

De pronto el amanecer llega, intonso, con sus bidones
y cencerro. Entonces, con sus grilletes y picaporte,
el amanecer borra y todo se pone rancio, color de hormiga
......... ....................enemigo.
–Aires y noticias ruinosas del tiempo nostalgioso.








Alexis Gómez-Rosas. (Santo Domingo, República Dominicana, 1950), realizó estudios de literatura en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y es magister en Literatura Española e Hispanoamericana (New York University, 1993). Su obra poética ha sido traducida al inglés, francés, italiano y portugués. Ha publicado los poemarios: Oficio de post-muerte, 1973 y 1976. Pluróscopo, 1977. High Quality, 1985. Contra la pluma la espuma,1990. Tiza y tinta,1991. New York en tránsito de pie quebrado,1993. Si Dios quiere y otros versos por encargo,1996. Self Service, 2000. Adagio, 2000. Lápida circa y otros epitafios de la torre abolida, 2003. La tregua de los mamíferos, 2005. Ferrybout de una noche invertebrada, 2006. Marginal de una lengua que persigue su forma, 2009. El festín: (S)obras completas (1967-2007), 2011.

fotografía: cortesía del autor

 

 

 
 

Home