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María Clara Salas |
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Un Taller de poesía puede ser, como dice Mardon Arismendi, una experiencia Corazón adentro en la que es preciso entrar con los pies descalzos para escuchar las tonalidades de las palabras, tonalidades que se corresponden con los procesos anímicos y reales de los poetas. Leer un texto en un Taller es leer a alguien que se hace y rehace emocionalmente en la palabra, mientras “inquisidores ojos cuentan sus plumas” (Beatriz Calcaño). Leerse puede ser amarse, indagar en el propio espíritu y en el espíritu del otro una travesía compleja que induce al silencio, al respeto. La reflexión sobre el proceso creador y sus posibilidades asume distintas expresiones. Con mucha precisión, Carmen Chazzin dice ser: “cuerpo abierto/respirándose/en la piel de la palabra”. Una manera de integrar la vida y la palabra, con naturalidad, sin excesos de ninguna clase, la encontramos también en María Auxiliadora Miranda: “En la textura del blanco/asumo pérdidas/logro hilvanar mi soledad”. Ana Gloria Palma, por su parte, advierte: “Dejaré esta página en blanco/para escribir/Por si acaso/-como siempre-/El mundo se pone al revés”. Daniela Contreras confirma el poema como “Único lugar donde el tránsito adquiere su forma”. En un Taller de poesía se comprueba que el poeta no entiende el mundo como una emanación de sí mismo. El poeta sabe que el mundo es real y lo convoca. La presencia del poema no es un reflejo, es una plaza abierta en la que se exponen rechazos y glorias. Dice Adelaida Carmona: “tengo cantidad de grises en mis ojos/en la garganta, la plaza Tiamnamen sacude desde adentro”. Desde esta perspectiva, el Taller literario de Monte Ávila (2008) tuvo poco que ver con búsquedas estetizantes. La mirada observadora de los integrantes del Taller fue múltiple, extendida sobre objetos y situaciones; son poetas y a la vez viven en su realidad cotidiana como profesionales, estudiantes, amas de casa, educadoras, conscientes del peso que comporta la racionalidad, tal como lo expone Deisa Tremarias: ..........................Cuánto
me gustaría no sentir
..........................Lobo eremita ..........................El
lobo eremita ..........................Busca
compañía (Jean Nicole Zabaleta) Del trabajo realizado por los integrantes del Taller de poesía “Monte Ávila 2008” quedó una antología de poemas, Alguien ansía llamar a voces, su nombre fue tomado de un verso del poeta venezolano Miguel Ramón Utrera, en homenaje a los cien años de su nacimiento.
fotografía: cortesía de la autora
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