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Erika
Reginato
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La imaginación de la poeta Adele Desideri tiende a durar en el verso trágico y violento pero siempre renace. Es el poema colmado de desilusiones amorosas pero en la complejidad de sus pasiones, domina la estela de la esperanza y la intención de invocar con todos sus sentidos, la frescura de la naturaleza. Utiliza un lenguaje que resiste todos los peligros: se precipita en espacios de tensión, sin embargo la vida respira. A veces se encuentra en el lugar donde la agresión de una imagen se repite pero la poeta también se coloca en una posición salvadora en diversas esferas compuestas por visiones y realidades interesantes: el amor es su universo, es la unión de la experiencia y de aquello que nos pertenece. La existencia está profundamente relacionada con el recuerdo y la palabra poética recupera toda su espesura. La madre es la figura central de la poesía de Desideri. Es la protagonista del todo y de lo absoluto. Es la raíz de la vida y el centro de lo oculto e inesperado. La poeta Adele Desideri utiliza esta imagen en las más diversas construcciones del verso en el libro Salomé (2003), con la añoranza que nace y muere, en la hija - madre - hija. Adele Desideri se alimenta del pasado y establece un contacto entre el recuerdo de la infancia y lo perdurable pues, es la Madre la eterna compañera. Los temas familiares persisten y la poeta reconoce lo añorado: Padre, yo amo. / Existes / y estas en oto lugar. Su verso se compone de sílabas rítmicas, idóneas para ser cantadas en forma de escala ascendente o descendente. Son sonidos agrupados que pueden ser leídos en un recital sin perderse en la atmósfera de la trasmisión. Son poemas que pueden ser escuchados entre el silencio y la respiración como una canción para niños: He perdido un zapato / lo encuentro, tiene un hueco. / Me pongo un sombrero, pero es pequeño y viejo... A diferencia de los poemas de Edoardo Sanguinetti, que suelen ser poemas visivos, dibujados con trazos firmes, los poemas de Desideri están marcados por movimientos rápidos e intensos que giran en un andar y retorna varias veces al punto de partida. La poeta se alimenta de las lecturas de los grandes poetas del Novecientos, sobre todo de aquellos donde la voz tímida, sagrada, traductora y clásica acompaña el alma en este viaje. Se abre una zona para la confesión y se recuerdan poetas como Alda Merini cuyo trabajo traspasa el límite de lo humano para hallarse en compañía del inmenso destino. Las palabras dibujan la rabia, la degradación del sujeto lírico pero también la femineidad que resiste el mundo exterior y la fragilidad del mundo interior. Adentrarse en los poemas de Adele Desideri
no es fácil, quizá es una tarea peligrosa a la cual se
debe acercar el lector consciente del encuentro con un proceso mental
e intelectual. La poeta pide ayuda y el lector seguro de este sentimiento,
alargará los brazos para salvarla. Escribe la poeta en el poema
"Locura": Se tranquiliza / no se duerme. / Arisca / diosa
/ maga / ninfa / sirena.
Erika Reginato (Caracas, 1977). Poeta, ensayista y traductora. Licenciada en Letras. Ha publicado los poemarios Día de San José (1999), Campo Croce (2008) y el ensayo Cuatro estaciones para Ungaretti (2004). Ha traducido: Antología poética de Milo de Angelis (2007), Caminos de agua, Antología de poetas italianos del segundo Novecientos (2008), El bar del tiempo y otros poemas de Davide Rondoni (2008). Sus poemas han sido traducidos al catalán y al italiano. Está residenciada en Italia.
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