martes 29 de agosto de 2017
Gula. Selección. Ángela Molina
Pequeña historia universal
Todos tenemos muertos que llorar
Todos caemos de bruces sobre el polvo
Todos tenemos guerras perdidas
fratricidios
sabor a sangre
náuseas
Fotografías que los dedos repasan
obstinadamente
Preguntas a quienes no pueden responder
el fracaso metido hasta los huesos
la vista nublada de los que se fueron
estrellas que mueren y alumbran
agonizantes
Todos somos poca cosa
o nada
en los nudos apretados del tiempo
Apenas una fecha nos define
y esperamos la próxima que marque el epitafio
Sabemos, nos sabemos, insuficientes
pequeños nimios indignos
Lo que quedó el hollín las cicatrices
y entonces la vida resulta dolorosa
como una condena una mazmorra un orfanato un asilo
con sus pequeñas torturas cotidianas
Hay quien no juega al ajedrez
y se da por vencido apenas en la orilla
Gran canaria
Dulcemente luminosa camino
soy mar sin velos
confines sin estruendos
Neptuno y Hades
mi padre y yo y todos
los que nos precedieron
cada semilla germinada
Toda la sabiduría de las hembras
que me parieron a mí y a mi madre y antes
abro los ojos y todo el mundo ha sido
en una sábana
Relicario
Mi fe es perseverar en tu cuerpo de antiguo amante
y hacer brotar del tedio el gozo nuevo
Sin más dios que el espasmo
Sin otra redención que el placer
que me derrama de mí misma
Gula
El licor de tu pecho
ese aroma dulcísimo del cabello
en tu nuca, es mi elixir
Pez abisal inquieta tu lengua
es animal salvaje que me tienta
esa humedad de macho que engullo
mi sed nunca se sacia de tu sed
Todo late a la espera de tu sexo
que es víctima ofrendada
sacrificio que gime
Cordero transmutado
músculo que se tensa con aquel alarido
de la muerte
Todo en ti sabe a eternidad
y preparo mis piernas, gacela oscura
sólo carne y licor
Vas pasando la muerte
ya Diana se transforma
ya arrullo tus espasmos
y renaces de mí, más inmortal que nunca
como una mansa bestia satisfecha
El ritual de la cama sólo acaba
para renovar su ansia y continuarse
Vuelve a servir la mesa
No es cierto
No es cierto que te poseo y hago saltar de ti el orgasmo
que te arranco el placer, que te desuello
que me obedecen tus caderas
Que sobre ti a horcajadas me desmadro
que me sé tus caminos tus veredas tu atajo
que ansío y me sorprenden tus gemidos
solos, como el dolor
Es cierto, sí, que no sé adivinarte
y que me jode de tantas ganas
y de no estar en ti
Y todas mis certezas se ahogan en la orilla
en que sonríes y apenas te desgastas
condescendiente como un loto
No importa si me quedo o me voy
ante la evidencia del tiempo en que no soy sin ti
en la otra orilla de la cama
Se precisa la herida
Vengo de una generación de mujeres terribles
solas como ángeles perversos
De aquellas que no saben renunciar
vengo del naufragio
Yo nací de la casta de esas que no se distraen con los pájaros
Somos las que se asoman al vértigo
y una poblada de hachas y colmillos nos cercenan los pies
Yo soy la madrugada en pleno mediodía
No hay levedad en mí
Ráfagas de metralla el hielo el silencio que hiere los oídos
Roce lunar. Espejo
Todas llevamos esta herida que los otros no miran
La tachan de desdén de enfermedad de capricho de histeria
Las mujeres se enredan en sus ciclos de luna
Y nosotras partimos, derivamos
Tenemos laceradas las plantas de los pies
Yo soy punto de fuga y el exilio
al otro lado, se llama Poesía
Ángela Molina. (Caracas, 1967). Licenciada en Comunicación Social y Abogado por la Universidad Central de Venezuela. Asistió a talleres de poesía y ensayo dictados por Armando Rojas Guardia. Ha publicado los poemarios Aclaratoria (2013) e Imprudencias (2015). Gula (Caracas, Editorial Eclepsidra, 2016) es su tercer libro publicado.
ANGELA MOLINA CALZADILLA - miércoles 8 de septiembre de 2021 @ 10:37 am
Gracias a María Antonieta Flores y a la revista El Cautivo por esta selección de mis poemas.