sábado 28 de abril de 2018
En homenaje: Los lectores ordenan: Poemas. Harry Almela
El pasado 24 de octubre de 2017 falleció Harry Almela, una de las voces más lúcidas y exigentes de la poesía venezolana. A seis meses de su partida el cautivo le rinde homenaje.
Esa ventana en el cielo
para irnos a otra parte
se llama luna.
La noche nos hunde.
En el sueño somos
la mitad que nos falta.
Y la muerte
pasa a veces
tan cerca
y uno no sabe.
Poemas (1983). Selección de Sonia Chocrón, poeta, narradora y guionista.
Mañana me voy cansado de la flor que sale
de mi boca, quiero encerrarme bajo el agua.
No es cierto lo que demanda mi signo
Utilidad del orden. Persistencia en los
detalles. El apego a la tierra.
No quiero mirar hacia mis años,
sus párpados azules, su balanza.
Quizá se trate de pulir la esfera con un buril
más fino. De asunto más terrestres.
Quiero la transparencia cuando arribe
al océano.
Allí no será un pecado sumergirme.
Fértil miseria (1987) Selección de Marlo Ovalles, empresario y escritor
Saboreamos
en el borde
la ácida ciruela
de la belleza
somos nada
en la nada
me veo inútil
en el espejo
aguardo
el sabio silencio
mientras crezco
en tu boca.
Frágil en el alba (1993). Selección de José Miguel Navas, poeta y periodista
Te dueles y callas
por dentro de ti.
No se nota, piensas.
La miel te devora,
habla por ti detrás del cristal.
No huele, no sabe de tus plumas.
Tú lo interrogas y te retiras
sin esperar respuesta.
Te alejas lentamente por el borde
de esa roca. Y dices adiós con los ojos
El terco amor (1996). Selección de Edgar Vidaurre, poeta, editor y músico.
la patria
es una muchacha
adolescente
la inocencia
muerde
sus piernas
su pubis
adolece
huele a naranjo
su pelo suelto
muy bien
lo va aprendiendo
en medio del tumulto
que aún
no entiende
el saldo
de la herida
el brutal manotazo
que marcó
su rostro
desde aquella dura
inquisición de abril
hasta el fin
de los siglos
sin amén
La patria forajida (2006). Selección de Marlo Ovalles, empresario y escritor
Oración triste en la bahía de Ocumare
Odio el mar.
Y por estas playas
paseó Miranda su peluca dorada.
No hay aquí una placa que recuerde
la hazaña marinera de 1806.
Hombres jurados le hacían compañía
al pie del tricolor. Recuerdo su boca
desdichada en el cuadro de Michelena
(Miranda mirando en La Carraca)
y no entiendo la tanta sangre derramada
para levantar esta carpa de buhoneros.
Odio el mar.
Y en esta bahía
vi morir mi infancia
isósceles, equilátera y escalera.
Los adultos se empeñaban
en enseñarme a perderle miedo.
Pero eso era mucha agua
para un solo cristiano.
Nunca aprendí el arte de nadar.
Me hundo en los amores, en los libros,
en todo lo que tenga línea de flotación.
Odio el mar.
Uno odia lo que se nos parece.
Instrucciones para armar el meccano (2006). Selección de Rafael Rondón, profesor
Salida
¿Y qué haremos ahora,
al final del camino?
En nuestros viajes por distintas miserias
a cada uno le ha tocado su ración de dolor.
Buscamos. No estuvo a nuestro alcance
la tierra prometida.
Ni en los versos. Ni en los palacios.
Antes, todo era sencillo.
Bastaba con asomarse a la ventana
en el atardecer, esperar
los deliciosos olores del naranjo
y escuchar el zumbido de las abejas
en el aturdimiento del domingo.
Nos era suficiente preguntar
por el nombre de las cosas y mirar, encantado,
la cifra, el rayo y la línea, el rojo atardecer en el pueblo
mientras devorábamos el dulce de la merienda.
Todo es confuso ahora.
Hasta estas líneas.
Instrucciones para armar el meccano (2006). Selección de Edda Armas, poeta y editora.
Moisés, según Charlton Heston
Hace años encontré en el gran libro
la historia acerca de tu muerte.
Castigado por tu poca fe
sólo viste la Tierra Prometida
desde las montañas de Jericó.
Fuiste el único profeta en ver cara a cara
el áspero rostro de Dios.
Todos hemos aguardado ese milagro.
Fue tanto lo que esperamos.
Esperamos y salimos en su busca,
en los labios de quien amamos,
en ese otro cuerpo,
en la boca de Dios de la que habla Sabines.
Nunca fue tan brutal una impaciencia.
Y yo, en el cine de Mariara,
sigo viendo el Mar Rojo
levantarse a tu paso
Instrucciones para armar el meccano (2006) Selección de Alberto Hernández, poeta, narrador, ensayista y periodista.
Salve desventurada zona,
que al sol enamorado circunscribes
tu aliento de frescura,
el ácido amarillo del limón
y el azulejo detenido en la ventana.
La montaña
es un incendio
salvaje.
Su plenitud agreste,
su gracia, su designio,
su venado insomne y joven
huyendo del chamusque.
Apamate. Camoruco.
Bucare. Semeruco.
Abrasado y abrazado,
lentamente voy despertando
en una luz de conejos.
Simiente de la que soy
semilla, árbol insomne
del almendrón en ningún patio.
Nadie es culpable
por haber construido esta burbuja
de almizcle y sal.
Esta redondez inconclusa
que nos lleva al laberinto.
Ya no hay bicicletas,
ni sillas de madera recostadas
en las puertas de las casas,
sosteniendo voces que murmuran
cosas de otra edad.
Casas de techo bajo y calor,
calor amarillo fundiéndolo todo,
sofocando el aire
en antiguas fotografías.
Cómo puede un frágil recuerdo
ascender hasta el poema?
De cuál ciénaga estéril
intenta retornar este chubasco,
ese aroma de tierra ensangrentada?
Puede la palabra
profanar el sosiego,
la presencia?
Ahora, cuando
los niños ya no aprenden
los colores en sus vestidos
repito en voz alta
la frase.
Salve desventurada zona.
Salve desventurada zona,
que al Sol enamorado circunscribes
el color amarillo de las calles,
el caballo y el fruto seco
que dentroza mis labios,
la herida en los ojos,
en las letras primitivas de mi nombre.
Tú tejes al verano su guirnalda
y de tu añil la tinta generosa
émula es de la lumbre del zafiro.
Cadillo. Culantro.
Pira. Mastranto.
Y contra todo prudencia,
la escritura anhela
deshacer la grieta
y se ubica en el margen,
en una esquina del equilibrio.
Desplazamiento.
Una cesura
entre realidad
y palabra.
Y seguimos en la proeza
de vivir
atravesados por la expiación.
Sabemos lo que hemos perdido
pero muy poco
acerca de lo que viene.
La fisura insiste
en su esplendor y devora
todo propósito de silencio.
La grieta prospera, sin embargo.
No hay salida.
La lengua de pensar
y de explicar
se destroza
bajo los cascos hirsutos
que han regresado
a devorarnos.
Y quieren dejarnos
en el incendio de la mudez.
Salve desventurada zona.
Inclemencia de zamuros
sobre el muro.
Salve desventurada zona
de bromelias y samanes
degollados por el hacha feroz
de lo que no desaparece.
Salve desventurada zona
de aquello de lo que somos
hijos y padres,
y que anhela contar
su leyenda
sabiendo en todo caso,
que nada vale la pena.
Ni el silencio.
Silva a las desventuras de la zona sórdida. (2011) Selección de Vanessa Anais Hidalgo, profesora y poeta
Via laietania
Aún no te has dado cuenta
de las cosas que hiciste para llegar aquí
El mundo parecía tan exacto. Y sin embargo.
Aquí también escuchas el acento ausente que te acosa.
Esa extraña modulación se percibe.
en las voces que pasan a tu lado.
Sientes la solidez de la ausencia
en las siluetas fenicias,
en la mirada absurda y atenta de estas mujeres
elegantes y diestras en el arte de llevar abrigo.
Cabecean sombras en la tarde sus perfiles pragmáticos.
Un plomo frío te cae en la nuca desde el cielo.
Cuentas y recuentas las monedas de tu pobreza
En alguna esquina te equivocaste
Es lo más seguro.
En alguna encrucijada de esta ciudad
Perdiste pasos que te llevaban a buen puerto.
Hace años conocías bien los planos, el norte franco,
la brújula sagaz en la intemperie.
Debiste llegar hace horas
al sitio que buscabas, y sin embargo.
Tanto vino, tantos amores,
Tantos libros que leíste para encontrarlo.
Tampoco está en Urquinaona
En cuál grieta, en cuál hendija
estaba la señal que fijaría el rumbo?
No lo alcanzas, no lo entiendes
Y pides perdón por todo eso
Dónde está el paraje que te persigue
dónde el fuego de su voz y el dulce canto?
Silva a las desventuras de la zona sórdida (2011) Selección de Marlo Ovalles, empresario y escritor
eres alguien que está solo
en medio de los otros
nadie se preocupa de ti
le eres indiferente
a los demás
eres un pobre secreto
bajo el sol
Contrapastoral (2014). Selección Euro Montero, poeta
Harry Almela. Caracas, Venezuela, (22 de septiembre de 1953-24 de octubre de 2017). Fue becario de la Fundación Guggenheim en 2009. Poeta, ensayista, narrador y editor. Ha publicado los poemarios: Poemas (Maracay, Secretaría de Cultura del Estado Aragua, 1983), Cantigas (Caracas, Editorial Fundarte, 1990. Premio Bienal de Poesía “Francisco Lazo Martí” 1989), Muro en lo blanco (Caracas, Monte Ávila Editores, 1991), Fértil miseria (Maracaibo, ediciones Dharma, 1992), Frágil en el alba (Caracas, Monte Ávila Editores, 1993), El terco amor (Caracas, Monte Ávila Editores, 1996. Premio Bienal de Poesía “José Rafael Pocaterra” 1994), Los trabajos y las noches (Maracay, Editorial La Liebre Libre, 1998), Palabra o indigencia (Villa de Cura, Blacamán Editores, 2000), Cuaderno de bitácora, Antología 1983-2000 (Nueva York, Latin American Writers Institute (LAWI). Eugenio María de Hostos Community College/ City University Nueva York, 2001), Instrucciones para armar el meccano (Caracas, Fundación para la Cultura Urbana, 2006), La patria forajida (Caracas, Editorial Actum, 2006. Premio Bienal de Literatura “Miguel Ramón Utrera” 2004), Silva a las desventuras en la zona sórdida (Maracay, Ediciones Estival, 2012), Contrapastoral (Caracas, bid&co Editores, 2014. Premio Bienal de Poesía “Abraham Saloum Bittar” 2014).
fotografía: Vasco Szinetar. Serie Re-Tratados, 2011, Caracas.
*
Esta selección surge bajo la idea de darle la palabra a los lectores. Mínima punta del iceberg, este breve espacio se abre para que pueden expresar su afecto hacia Harry Almela y su obra. (n.e.).
Edda Armas - viernes 4 de mayo de 2018 @ 11:52 am
He disfrutado plenamente el recorrido de los poemas seleccionados por sus lectores, reunidos en la amorosa iniciativa de Maria Antonieta Flores rememorándole al estarse cumpliendo los seis meses de su partida. Saludos, y agradecimiento por esta iniciativa.
Vanessa Anaís Hidalgo - miércoles 15 de abril de 2020 @ 8:15 pm
A casi dos años de esta publicación, sigo disfrutando una selección de poemas que hablan del poeta por sus amigos, también poetas. Nadie más que ellos, los verdaderos, conocieron lo íntimo, lo que Harry escondía detrás de su cinismo.Textos profundamente sencillos, llenos de dolor, frustración y desencanto. Ese fue el último Harry que conocimos y el que permanece punzándonos en el corazón cuando no queremos aterrizar. Gracias, María Antonieta, por tan hermoso espacio.