viernes 10 de mayo de 2019
Parajes del habla. Selección. Juan Manuel Romero Á.
ii.
Altares
Las centellas siempre son más
aplacan los lengüetazos del árbol
y opacan los rencores
y maceran las nieblas del habla
y cesa el aguacero de las ubres.
Ellas todo lo cortan la verdad
como las fotos
que todo lo tasajean
Hay centellas que se burlan
de los incendios
de viejas
historias
que llegan reptando
prendidas
en altarcitos invadidos
de tembleques
………………………………………………..
lugares comunes
iii.
Las ráfagas
…………………………………………………………………………………………………No del amor se enamora el amante,
…………………………………………………………………………………………………………………………….ni de nadie, sino de la nostalgia del amor
………………………………………………………………………………………………………………Yolanda Pantin
Hay quien guarda
arboledas en lo que calla
En algunas ocasiones
uno percute su silencio
y -de haber-
sus raíces
¿Dónde quedó el árbol
que se inclinaba con nuestras ráfagas?
A oscuras la nostalgia
de las ramas huracanadas que fuimos
se tropiezan con esta cama
-de un cedro anterior-
…………………………………………………………………………………………………(para Antonio Trujillo)
v.
El discurso paterno
Las metáforas de los infieles
tienen algo que las precede
algo que les brilla
desde su condición mate
¿Acaso en cada gemido no se lame
una metáfora?
¿Ellas no provienen
de dobles discursos?
Para los infieles la hora familiar
es un decreto de cese
pone fin al roce al cruce
al inciso
Hay que decirlo:
en esta circunstancia
el agotamiento es indefectible
y tiende a la sinécdoque
El agotamiento se solaza
en los dedos
Y uno termina diciendo dedos
tal vez para no decir
otra pluralidad del dolor
…………………………………………………………………………………………………(para Harry Almela)
vi.
Aullido de hijo
Alguno de los dos
habrá de ser
un anexo en el silencio del otro
un dejo
un algo así
una de esas heridas
que sirven para el lamido doliente
vii.
Garras en el sueño
Van los búhos entre sus ojos
sus ojos son árboles hacia arriba
Árboles para el revoloteo
para la oscuridad y los picos
unos picos largos
como cabellos de niñas que sueñan
La escarcha de las garras
El filo y su seducción
la red que son plumas
un aviso abisal
El neblinazgo de la arboleda
aplaude el espectáculo
Las poderosas alas
hermanadas en el aire
Las garras nacen por todos lados
Un airecito de sangres revueltas
Todo se estira y salpica
Los búhos ahítos
van entre sus ojos
Luego tiene que haber abrazos
para poder dormir
viii.
Las solas
Usted no me diga
que el guarapito es suficiente
Nunca estaremos gordos por el polen
El río va y se queda allá abajo
cuando a uno le toca lo empinado
Yo hice esto por las muertas
lo hice por las solas y con las solas encima
Me tocó bañarme y vestirme abajo
y ya en la nube de Tatuy
el michito me metía en el canto negro del respeto
porque las montañas paran
pero el dolor bordea
y a las solas hubo que cantarles bastante
Vea
estos terrones son las solas
Mucha era la brisa
y el canto era otro
Déle mijo haga ejecute cante
que la palabra
como las subidas
hay que caminarlas
hasta el final
para ver si se llegan
a algún lado
Y tómese el otro
que la nube se nos va
Entonces paleé
Y paleé bastante
x.
Adenda
Sencillas como unos dedos goteando rigores
Calladas en su poder como el incendio de sus manos
Tristísimas huyendo de las uñas de la soledad
Envalentonadas como yeguas
que trotan por arreboles de celos
Alucinadas porque sí
en la niebla de su pastoral insipiente
Juan Manuel Romero Á. (Ocumare del Tuy, estado Miranda, 1980). Profesor de Castellano, Literatura y Latín, graduado en el Instituto Pedagógico de Caracas, lugar donde dicta clases adscrito al Departamento de Prácticas Docentes del I.P.C. Tiene publicado los libros de cuentos Historias que hacen daño (IVILLAB, 2007), Historias de reflejos extraviados (IPASME, 2010). Ha recibido los siguientes galardones: Premio Único Nacional de Narrativa Mención Cuento IPASME XVI 2008; tercer lugar en el Concurso de Cuentos (octava edición) para jóvenes escritores de la Policlínica Metropolitana; mención especial en el Primer Concurso de Poesía Joven “Rafael Cadenas” (2016).
fotografía: cortesía del autor.
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