Transfigurar es un país que amas. Mariela Cordero

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Los inescrutables ojos

 
Los inescrutables ojos  
que se ocultan 
 dentro de galopantes ciudades de acero,  
están detrás  
de otros miles de ojos sonámbulos.  
 
Son narcóticos indomables
que mutilan el desamparo 
apaciguan los alaridos
y derraman caricias. 
Cuando afloran 
te toman por asalto. 

Sabes  
que morirás 
invocándolos. 

 
 
 


 
 
 

Re-cordis

Vuelve a pasar por el corazón
la colección de imágenes 
acérrimas, plenas de color
o inconexas y vaporosas
como fragmentos de un cristal oscuro 
dispersos por una planicie frágil.

Vuelve a pasar por el corazón
el tacto que alguna vez anocheció en tu mano
el olor de una flor estrujada en la piel
la voz lenta que apresuraba tu sed
el sabor de una plegaria que ardió 
en tu lengua.

Vuelve
para repetirse como un río infinito.
 
 
 


 
 
 

Intacto

Años como hojas que caen en una sucesión
incontable de ocasos
el olor de los primeros florecimientos 
amenaza con evaporarse,
pero tu faz no fue presa de la devastación 
tu cara no fue liquidada por la mano absoluta del tiempo
como la ola aniquila signos escritos en la arena.

Tu semblante no se eclipsó para revelar 
alguna monstruosidad oculta, 
respirando detrás de la apariencia esplendente.
La hilera interminable de desencantos no conquistó tu rostro 
ni lo habitó en un conjunto inconexo de muecas ácidas.

Tu piel helada de tanto amanecer y anochecer
no mitigó el incendio de tu divinidad.
Te has alzado como una bandera incólume
sobre los escombros del gozo 

No eres una ruina que camina, has resistido 
como embriaguez indestructible
rasgos macerados convertidos en pócima milagrosa,
eres la belleza 
que sabe transfigurar.

 
 
 


 
 
 

No se desvanece

No se desvanece
El hálito.
Sabes
que lejos
alguien te invoca.

 
 
 


 
 
 

Lo transfigurable es eterno

De esta poesía me queda esa nada de secreto inagotable.

Giuseppe Ungaretti

La mano que amaste
se ha disuelto en la nada
pero el rastro persistente de su tacto
te hará caminar calcinante como un mediodía
en medio de las noches y el invierno. 

Los labios que amaste o ese edén partido en dos
se han transformado en aire
pero el vestigio cimbreante de su beso
engendrará un poema.

Los rasgos del rostro que amaste
se han fracturado
dejaron de ser tu santuario
para renacer como trazos intactos
del amanecer.

La flor de tu vida
tantas veces respirada
se marchita 
pero tú
te conviertes en paisaje.
Lo transfigurable es eterno.
Tras la masacre enardecida 
de la disolución
siempre
hay semillas en vuelo.
 
 
 
 
 

Mariela Cordero (Valencia, Venezuela, 1985) es abogada, poeta, escritora, traductora y artista visual. Ha publicado: El cuerpo de la duda (2013), Transfigurar es un país que amas (2020). Su poesía ha sido publicada en diversas antologías internacionales. Ha recibido algunas distinciones entre ellas:Tercer Premio de Poesía Alejandra Pizarnik Argentina (2014). Primer Premio en el II Concurso Iberoamericano de Poesía Euler Granda, Ecuador (2015). Segundo Premio de Poesía Concorso Letterario Internazionale Bilingüe Tracceperlameta Edizioni, Italia (2015) Premio Micropoemas en castellano del III concurso TRANSPalabr@RTE 2015. Primer Lugar en Concurso Internacional de Poesía #AniversarioPoetasHispanos mención calidad literaria, España (2016). Sus poemas han sido  traducidos al hindi, checo, serbio, shona, uzbeko, rumano, macedonio, hebreo, bengalí, inglés, árabe, chino, ruso, polaco. Actualmente, coordina las secciones #PoesíaVenezolana y #PoetasdelMundo en la Revista Abierta de Poesía Poémame (España).
 
 
 
 
Los poemas se publican con autorización de la autora.
 
 
 
 
 
fotografía: cortesía de la autora
 
 

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