lunes 29 de noviembre de 2021
Los hilos celestes. Aproximaciones a Luz oval de Elizabeth Schön. Leonardo Rivas
Elizabeth Schön fue una escritora venezolana que publicó varios libros en diversos géneros, tales como el teatro, la poesía y la narrativa. Entre sus obras más destacadas tenemos; en poesía: El abuelo, la cesta y el mar (1957), Casi un país (1972), Es oír la vertiente (1973), Ropaje de cenizas (1993) y Luz oval (2006); en teatro: Intervalo (1956), La aldea (1986), entre otras y tres libros de ensayos sobre la obra plástica de Mercedes pardo, María Gamundi e Ida Gramcko. A lo largo de su carrera literaria fue merecedora de dos premios: el Premio Municipal de Literatura, en 1971 y el Premio Nacional de Literatura en 1991 por toda su obra.
Luz oval (2006) es un poemario editado por Equinoccio, la editorial de la Universidad Simón Bolívar, pertenece a la colección “Papiros” del área de “Poesía”. Este libro está dividido en dos partes, las cuales serían: Las coronas secretas de los cielos, compuesta por una serie de poemas sin título o numeración y Ráfagas del establo, que se compone de nueve (IX) apartados conformados por una serie de poemas sin aparente diferenciación entre unos y otros. De esta manera, tenemos un poemario que presenta dos caminos hacia una poética de lo breve, de lo luminoso y de lo agreste, donde cada parte es un tejido sobrio de poemas, los cuales se suceden y conectan a través de imágenes recurrentes –¿secuencias narrativas inherentes?– de la voz poética.
Desde el título del poemario se percibe una sensación de que la luz va a tener una presencia ineludible en muchas páginas, y así pasa; la luz aparece como rito, estación y como motivo poético recurrente dentro del espacio oval –¿el alma, matriz sensible de la poesía acaso?–, que empieza siendo una corona y se va resignificando. Un poema que podría ilustrar esto en la primera parte del poemario, sería el siguiente:
“De cuatro coronas crédulas / una es la tuya. // La encontrarás debajo, muy debajo / donde únicamente entra / la luz del alma / que eres tú mismo.” (p. 21)
Empezamos con una concepción celeste de las coronas (en plural porque para la voz poética este objeto está en todo lugar), sin embargo, esto se irá resignificando a medida que avancemos, este objeto característico de reyes y reinas dejará de ser un símbolo de realeza para ser algo más puro, menos material y más abstracto. Más adelante, leeremos: “No compares las coronas de tu intimidad con la de los poderosos…” (p.22). La voz poética también habla sobre tronos, como en el siguiente poema:
“El poder / ese de a intriga y el trono // taladrante, ampuloso / abulta sus énfasis / reventando las coronas prístinas / de los libres asideros interiores…” (p. 28)
La voz poética le habla a un otro indeterminado y variable –hombre o mujer, no importa–, la poeta pareciera hablar desde la altivez del aforismo a veces, ya que los versos siempre albergan como ecos, que afirman y reflexionan sobre una condición del ser. Más adelante, leemos en otro poema: “Los tronos se enlazan entre sí / no son ramajes en busca de otros / ni ríos llenos del tañido / de cuernos vociferando el triunfo…” (p.32). Versos que ilustran una forma distinta de entender las tramas del poder; si seguimos hallamos el siguiente poema, donde la voz poética nos dice:
“Un súbdito obtiene su trono / de aquel aroma antiguo emanado de los anacarados relieves de escudos y lanzas // Otros lo consiguen descubriendo ser esa piel / sobre la que anclan los pasos / la lejanía, las palabras…” (p. 33)
La dualidad entre lo que se entiende por reino y la nueva resignificación que enlaza esa concepción del poder con lo que es una persona, ilustra la ambivalencia de esos lugares de enunciación para la voz poética. En el siguiente poema, el trono vuelve: “Trono el tuyo / que únicamente tú conoces…” (p. 34). Si tenemos una lectura aguda, podríamos ver que el motivo aparece, se repite y se renueva a sí mismo a través de esta serie de poemas, de esta manera, podemos observar que a pesar de no haber distinción entre uno y otro, es indudable percibir un hilo que une y entrelaza a todos los poemas de esta primera parte. Uno de los últimos poemas en hablar sobre este tema de coronas, reinos y tronos, nos dice: “La calle, el mendigo, la soledad // El hombre en su reinado / de descuentos y asaltos…” (p. 37). La voz poética rehace el motivo del reino, de lo altivo, de los inmaculado.
Ya en la segunda parte, Ráfagas del establo, la voz poética se abre hacia temas más amplios y diversos, donde una referencia clara sería lo agreste, lo no urbano; la extensión de los poemas varía, ahora se apuesta por una mayor extensión. Los siguientes versos funcionan como una ilustración de lo que será el establo para la voz poética: “Una ráfaga estalla dentro del tablado de los latidos: // se abre una piel de vuelos y explanadas / es su voz de alargada y extensa planicie íntima.” (p. 60). El establo es el interior del ser, un espacio donde el paisaje se transmuta en sensaciones cambiantes e inmensas. Prosigue el tono agreste, siguen las metáforas que funden lo externo con lo interno, leemos: “Cuánta tierra transita por la sangre / / Cuántos oídos retienen los cuernos quebradizos de la niebla…” (p. 75).
El alma es un tema recurrente en esta segunda parte, la voz poética desglosa y retoma este tema, pareciera ser uno de los tantos hilos que conectan los nueve apartados; la obsesión se torna en secuencia narrativa que hace que los poemas se pregunten y respondan, en busca de una metáfora donde anide la idea del alma. Leemos: “¿Al alma la conoces acaso? / No se te muestra ni entra la mirada / o en la palabra…” (p. 60). Más adelante: “¿Dónde está lo frágil / en el alma, en la nada / en el vacío / en el abismo?…” (p. 77). Y el dialogo entre poemas no se agota: “Estrujamos el alma / lo mismo que una nuez / la golpeamos igual a un puente / imposible de partir…” (p. 81). La resolución de una idea tan abstracta como la del alma no se agota, porque está emplazada en escenarios diversos donde la voz poética solo desea ir amolando esta preocupación casi metafísica.
Sin embargo, el vacío y el caos también se enarbolan como estandartes que teje la voz poética en algunos apartados. Leemos: “Siempre nos llega el vacío / se asienta despacio / preciso, seguro…” (p. 115) y más adelante: “Llega el instante de tocar la piedra, el horizonte / y preguntarnos / ¿qué es el vacío? / Es cuando escuchamos el escurridizo chasquido / de las espumas…” (p. 117). La voz poética aborda el vacío, ahonda en esta idea a través de metáforas y diálogos con un otro, en los últimos apartados esta dinámica es recurrente. El caos también hace su aparición en el final, se apega la tónica dominante, leemos: “Nunca se sabe hacia donde va el caos // Semejante al oleaje / repentinamente se hunde entre las arenas…” (p. 129) y, más adelante: “No cabe el alma en el caos // No requiere de curvas / ni de lo extenso…” (p. 132). Se revisita el tema y se ahonda en él, el hilo se sigue y se respeta como en una narración cualquiera, solo que entre los versos se concatenan metáforas que le dan relieve al libro.
Luz oval es un poemario con muchas aristas, que no se difuminan entre sí, solo se complementan debido a la lucidez de la voz poética al organizar las dos partes y mantener ceñirse a pequeños límites conceptuales entre cada apartado, inevitable no pensar en El abuelo, la cesta y el mar, si bien allí la voz poética apuesta por poemas en prosa, todo se mantiene conectado a través de ideas y situaciones recurrentes. Esta lectura también me recordó a poemas de Esdras Parra, por la presencia de lo agreste como un telón de fondo para las reflexiones sobre la condición humana, el devenir del ser y sus sentimientos. La luz también tiene sus hilos celestes y la poesía solo es una forma de entenderlos.
Leonardo Javier Rivas Lobo. (Valera, Venezuela, 1995). Estudiante del octavo semestre de Letras, mención lengua y literatura hispanoamericana y venezolana, en la Universidad de Los Andes (U.L.A., Mérida). Es Asistente de Coordinación Editorial, Cronista Cultural y Redactor, en la Comisión Permanente de la nueva etapa de la Revista Actual (Dirección de Cultura, U.L.A., Mérida). Es preparador de las materias de Literatura Venezolana I y II. Es Miembro del grupo literario merideño, “Tinta Negra”. Ganador en modalidad ex aequo de la primera edición del Premio Internacional de Poesía “Bruno Corona Petit” (2021), con su poema: Mérida, 1988. Obtuvo el 2do Lugar en la IV entrega del Concurso Nacional de Joven Poesía “Hugo Fernández Oviol” (2020). Obtuvo el 3er lugar en el I Concurso de Ensayos “Constelaciones”, organizado por el Departamento de Literatura Hispanoamericana y Venezolana (2019). Finalista del 6to Concurso Nacional de Poesía Joven “Rafael Cadenas” (2021). Ganador de una mención honorífica en la V Edición del concurso “Descubriendo Poetas” (2021). Participó en el IV Encuentro de Jóvenes Creadores, edición Mérida (2015) y también participó en las IX Jornadas Estudiantiles de Investigación Literaria, organizadas por el Departamento de Literatura Hispanoamericana y Venezolana (2019). Fue Ponente en las V Jornadas Virtuales/Presenciales de la Latin American Studies Asociation (LASA – Venezuela, 2021). Poeta seleccionado para las antologías: Ant[rop]ología del fuego Vol. II, I Premio Internacional de Poesía Bruno Corona Petit. Antología Poética (Ediciones Palindromus, 2020 y 2021. Santa Ana de Coro, Venezuela), 6º Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas (Autores Venezolanos, Banesco Banco Universal, Fundación La Poeteca y Team Poetero, 2021. Caracas, Venezuela) y Poesía del Estero (Bellas Alas, 2021. Santiago del Estero, Argentina.). Cuentos suyos han aparecido en las siguientes revistas: El Narratorio (Argentina, 2019) y Revista Eiruku (Argentina, 2021). Poemas suyos han aparecido en la revista digital, Liberoamérica (Argentina, 2021). .
fotografía: María Antonieta Flores
Marisol García - sábado 15 de julio de 2023 @ 3:57 pm
Hola Leonardo. En la Maestría de Literatura Latinoamericana y del Caribe estamos organizando un homenaje para Elizabeth Shön y nos gustaría que participaras. Por favor, si estás interesado puedes contactarme a través de profesoramarisolgarcia@gmail.com