Entusiasmos. Luis Gerardo Mármol. Selección de poemas

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Luis Gerardo Mármol y Carmen Verde

ANCESTROS

Corno o tempestad, los verdeoros del ocaso
¿puedo recordarlos por haberlos visto aquí?
Bosques y cielo, Schumann, Giorgione,
¿ésas que miro son las luces de un templo?
También el frío se adivina.
Me abrigo como ahora, feliz tristemente,
llaves de plata, de oro que se torna rubí,
y como en los anocheceres de Domingo,
con la cabeza en el hogar al olvido entregada, adolorida,
prefiero aún portar oriflamas, en procesión,
a ser el hombre que suelta amarras, en la noche, y se embarca.

 

 

 

 

 

MISTERIOS

A mi hija, Carmen de los Ángeles

Por la tarde, un hombre y su hija se bañan en el mar.

El mar escoge algunos de sus dones
para dejarlos en las manos del hombre.

La creación y las huellas de las criaturas.

Llegan a sus manos, sin que lo sepa,
tres piedras que son las virtudes que miran más hondo.

Nunca se ven estas piedras como cuando salen del mar,
nada como esta agua y el sol vespertino, sobre este flanco de la creación;
pero una piedra que en nada luce, dejada también por el mar sobre las manos del hombre,
es rechazada y devuelta a las olas de la orilla:
mucho después, la buscará inútilmente el hombre arrepentido.
¡Llave de plata, eres como los ríos,
siempre entras de soslayo en el misterio!

La hija, entretanto, nada conoce excepto su júbilo,
y la espuma la cubre y la deja blanca como la piedra de la fe.
Y al rato, con los rizos negros brillando sobre los hombros, dice:
quiero ir hasta el río.

Una vez allí, es tan llana y dulce la corriente,
que sin cuidarse entra en ella el hombre,
sólo para tropezar y herirse con ocultos guijarros,
y hundirse en hoyos y limos que había olvidado.
Al alzarse, insiste y va hasta donde se juntan el río y el mar,
y descubre que la corriente de un río tan llano que sólo llegaba hasta los tobillos,
de pronto lo arrastra y no hace pie.
Su hija quiere seguirlo y la corriente la va arrastrando,
el hombre se sobrepone, puede otra vez alzarse, la ataja y la carga en sus brazos,
hasta la orilla, a salvo.
¿Era la piedra que rechazamos?
Otra piedra dorada se había colado entre sus dedos,
y fue recogida y puesta a buen resguardo.
El amor, que ha estado desde el comienzo entre ambas orillas, vigilando,
recuerda todo y deja los zapatos de la niña sobre la corriente
para que los caminos se dirijan al destino más alto.

 

 

 

 

 

IMITACIÓN DE TU FU

La luna sobre el urape purpúreo
y el cielo tamizado con canela.
Comienza la sequía. Hay dolor y sangre en mi región.
¿Cómo puedo yo, íngrimo,
toparme con un cerro tornasolado
y llenar mis entrañas con el aura vespertina?

Como hojas crepitando: así hablamos ahora,
así es nuestro arrullo.
Más allá, las flores de un escuálido araguaney;
un mínimo pero noble y seguro resguardo contra la inclemencia.

Las guacamayas azules y doradas, como los días del Edén,
vuelan delante del sol por última vez
y se abrigan ya sobre los hombros de otro árbol,
uno que en cambio es corpulento y alto,
como aquellos que, de tanto mirarlos,
llevaron al hombre a alzar sus templos.

 

 

 

 

 

LA VOZ QUE SE DOBLEGA
(OTRA IMITACIÓN DE TU FU)

Mientras le canto al mar, lejos de allí,
camino sobre multitudes de hojas caídas,
negras por la lluvia.
No logro aquietar el corazón.

Pájaros rojinegros, tersos,
conocen bien su recinto celeste.

Allende los dulces árboles escuálidos,
nieblas y azul damasco.

 

 

 

 

 

NAVIDAD DEL INICIADO

La noche de la estrella
no es como la noche de la luna.

Podemos beber ante la luna
y, como aquel viejo maestro,
invitarla a danzar, danzar con ella,
que nuestras mangas, flotando
puedan barrer las montañas.
Solos, solísimos,
ya nos encontraremos en el Río de Plata de los Cielos
.

En la noche de la estrella, en cambio,
lo que podemos beber
sólo podemos beberlo del aire,
y escuchar,
la luz de la noche,
oír júbilo, oír.

 

 

 
Luis Gerardo Mármol. (Caracas, 1966). PhD en matemáticas por la Universidad Central de Venezuela y Licenciado en matemáticas por la misma Universidad. Es profesor de pregrado y posgrado en el Departamento de Matemáticas Puras y Aplicadas de la Universidad Simón Bolívar (USB), asimismo es miembro del Consejo Editorial de Equinoccio, casa editora de esta universidad. Miembro fundador del Grupo Eclepsidra y de la Editorial Eclepsidra, ha publicado los poemarios Sueño de un día (1997) y Purgatorio (2012). Textos suyos han sido incluidos en Antología de la poesía latinoamericana del siglo XXI, El turno y la transición (compilación de Julio Ortega, México, Siglo XXI Editores, 1997), en El salmo fugitivo: antología de la poesía religiosa latinoamericana (Leopoldo Cervantes-Ortiz, editor; México, Editorial Clie, 2009), en 102 poetas jamming (2015) así como en algunas revistas impresas y en medios electrónicos dentro y fuera de su país.

 

 

 

fotografía: Luis Gerardo Mármol y su esposa, Carmen Verde Arocha. Cortesía del autor.

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