Martha Kornblith. Obra Completa. Selección de poemas

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Martha Kornblith: Obra completa

Mi primer síntoma
fue callar la protesta.
Sólo hubo tardes
de presencias inútiles.
Asistir a la hora exacta
para ahogarme
en silencios no descifrados.
Si no pudieron los expertos
quién hará hablar a la renuncia.
Las luces de neón en el camino
dicen más de mi ruina cotidiana.
Desde entonces
he dejado de merodear
en el pasado.

De Oraciones para un Dios ausente

 

 

 

 

El paisaje de mis veinte años fue
encaje y algodón rosado en Las Vegas
olor a ropa nueva de la mano de mi madre
el vapor que exhalaban las alfombras del Caesar’s
violentar precozmente el cerco del bacará
menta con hielo, limosinas y paseos a Virginia City
el legado de hagan sus apuestas
mucho romanticismo.
Vivir era sólo una cortesía de la casa
así de fácil.
La fortuna no iba más allá de la tentación de las fichas
de las grandes suites
del asombro de los hoteles en el Strip
de los bikinis mínimos
de los hombres apuestos
de las caídas del sol en islas exclusivas.
En todo eso creí
porque creer era desestimar el tiempo
y el diseño que él deja
o reservarme también el derecho de admisión
porque a mucha gente no admití.
Aún así
bastantes veces hui a la explosión de las luces de ese destino
fui una muchacha pensativa
pensé cosas por las que nadie daría un níquel.
Ahora que los números me traicionan en las ruletas
y me da miedo ver las cartas
lo he apostado todo.
Pertenezco a una legión distinta de ganadores.

De El perdedor se lo lleva todo

 

 

 

 

A veces
la vida viene
como un haz de reyes
y habitamos palacios
e imperios.
A veces
la vida viene
como la carta más baja
rozamos con otros transeúntes
la suciedad en las aceras
habitamos los árboles, los pájaros
pedimos el pan como los pobres.
A veces
la vida viene como la vileza.
Entonces nos aferramos a la suerte
frenéticamente.

De El perdedor se lo lleva todo

 

 

 

 

Diría
que hace mucho
apenas viví
la frágil certeza
de un sueño.
Diría
que un día
me prometieron un
jardín de rosas
pero ni siquiera logré atravesar
este puente sobre aguas
turbulentas.
Diría que mi vida
fue la de un trapecista
que ha perdido su cuerda
floja.
No diría
decir «aquellos tiempos»
algo tan obvio para uno
¿qué más da?
si todos los poetas
nos fundamos sobre un
primer lugar común.

De Sesión de endodoncia

 

 

 

Vitrolero de Sabana Grande

No era precisamente
arrogancia lo que derrochaba
en esa noche de hace quince años
en la que busqué entregarme a ti
en una esquina del bulevard de
Sabana Grande.
Tú dejaste tu vitrola a la intemperie
así como unos sucios discos de los sesenta.
Caminamos.
Esa noche llovía
y me ofrendaste con una bandeja
con cuatro perro calientes
algunas coca colas
allí, en Crema Paraíso.
Me regalaste un brazalete de los hippies
pero en el día de nuestra primera y última pelea
me dijiste que te lo devolviera,
yo ya lo había echado al cesto
(era signo de mal augurio, me dije).
Esa noche de hace quince años
te mostré unos sucios originales,
no los entendiste, hablabas inglés,
eras trinitario.
Penetramos en la oscuridad y la intemperie
en búsqueda de un hotel.
Tú rechazaste la oferta,
no sé si por pudor
o por falta de dinero.
Regresamos a la acera
a recoger tu vitrola y tus discos
(algunos amigos buhoneros
lo habían hecho ya por ti).
Vitrolero de Sabana Grande
hoy, que ya no sé nada de ti,
ahora que encajo en otros trajes
y miro de reojo,
cuando hay otra gente,
otras calles que me acogen
regreso a ti en este poema
con elegancia.

De Sesión de endodoncia

 

 

 

 

Martha Kornblith. (Lima, 1959 – Caracas, 1997). Poeta. Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Central de Venezuela. Cursó estudios en la Escuela de Letras de la misma universidad. Participó en varios talleres de creación literaria coordinados por lda Gramcko, Armando Rojas Guardia, Rafael Arráiz Lucca. Fue miembro del grupo literario Eclepsidra y miembro fundador del Grupo Editorial Eclepsidra. Publicó Oraciones para un dios ausente (Monte Ávila Editores, 1995) y, póstumamente, El perdedor se lo lleva todo (Fondo Editorial Pequeña Venecia, 1997), Sesión de endodoncia (Grupo Editorial Eclepsidra, 1997). Poemas suyos han sido incluidos en antologías nacionales e internacionales, entre ellas: Vitrales de Alejandría. Antología. Grupo Eclepsidra (1994), El turno y la transición. Antología de la poesía latinoamericana del siglo XXI de Julio Ortega (México, 1997), El hilo de la voz de Ana Teresa Torres y Yolanda Pantin (2003), Perfiles de la noche: mujeres poetas de Venezuela, edición bilingüe español-inglés, de Rowena Hill (2006), En-obra de Gina Saraceni (2008), Navegación de tres siglos. (Antología básica de la poesía venezolana 1826 / 2002) de Joaquín Marta Sosa (2003, 2013).


fotografía: cortesía Librería Kalathos.

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