El arrebato de la luz. Sobre Entusiasmos de Luis Gerardo Mármol. Santos López

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Desde el primer poema se nos presenta la luz atravesando la capa de smog en el cielo de Caracas. Es un día del Paraíso, radiante, lleno de colores; es la llegada del espíritu: el entusiasmo.

Luego, el segundo poema —“Enfermedad de la luz”— es un despliegue rítmico para inquirir, sólo inquirir ante el lector —que se apropia de la voz del poeta con esta fina paradoja— el drama del alma en su noche oscura.

Después lo asalta una revelación en el tercer poema “En los días que siguieron a un segundo nacimiento”, simbólicamente alude a una experiencia espiritual. Esta es la primera clave para abordar este libro.

Así el poeta inquiere, inquiere, inquiere sobre el alma e interpela a otros poetas, como si oficiara en su templo o taller. Y aparece Hölderlin. Y voy a citar este pasaje del poeta alemán, de quien Mármol pareciera tomar esta enseñanza: “Para que el espíritu devenga poesía tiene que llevar en sí mismo el misterio de un ritmo innato (el subrayado es mío). Solamente en este ritmo puede vivir y hacerse visible, pues el ritmo es el alma del espíritu…Y toda obra de arte no es sino un solo y mismo ritmo; la cesura es en él el momento de reflexión, el espíritu se revuelve, y después, arrebatado por lo divino, se precipita a su fin. Así se revela el dios-poeta”. Esta cita también es una definición de entusiasmo. Es lo que encontramos en este nuevo libro de Mármol: el misterio de un ritmo innato.

 

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Se han reconocido diversos estados de ánimos o impulsos que derivan hacia la creación: el sexo, la soledad, el llanto, el deseo, la depresión. En esta nueva obra de Mármol el entusiasmo se nos impone como un estado de ánimo que da cauce a una experiencia íntimamente vinculada al fenómeno de la luz (el espíritu, la divinidad): la vivencia de un alto estado emocional que desencadena un pacto con el mundo de la luz, una especie de fotismo, otro estado del ser, donde es fácil ver pero difícil de fijar.

 

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Antoni Marí, en su ensayo sobre el espíritu romántico, titulado El entusiasmo y la quietud, propone esta pista: “Esta tensión existencial, que suscita entusiasmo e inquietud en el romántico, es provocada por la confrontación, la fricción, entre el mundo subjetivo y el mundo objetivo, el interior y el exterior; la disonancia entre las realidades opuestas provoca una infinita inquietud, pero la necesidad de transformar la realidad en la imagen de la mente genera un infinito entusiasmo. El hombre romántico trabaja para unir lo que está escindido, para transformar el mundo en su arquetipo del mundo, para fundir realidad y deseo” (el subrayado es mío). Con esto quiero identificar que la inquietud poética de Mármol tiende lazos con la tradición romántica alemana.

 

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Hay un pasaje muy famoso en la tradición sufí que se llama “Diálogo del Rey Chalid con el sabio Morieno”:

—Dime, Morieno ¿dónde está eso que sirve para realizar esa obra que llamamos hombre?

El sabio Morieno guardó silencio largo tiempo. Tal vez semanas, meses, años… Pero un día, al fin, respondió:

—Oh Majestad, voy a confesarle la verdad. Dios, en su gran misericordia, ha puesto esa cosa dentro de usted mismo. Está siempre con usted, a donde quiera que vaya, y no se separa de usted: es la naturaleza del hombre. En el amor, majestad, el cobre no descansa hasta convertirse en oro.

Tomo este pie que nos deja el maestro Morieno y lo extiendo así: el oro es la luz.

 

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Voy a dar una vuelta para ilustrar lo que es la esencia de este libro de Mármol. Pido un poco de su paciencia.

El fuego solar, fuego del alma, fuego de Dios, ha de penetrarnos y debe ser convertido en parte de nosotros. Este fuego solar no es sabiduría y amor por sí mismo, sino el vehículo de ambos: aquello que lo trae o transporta desde lo divino hasta el hombre. El fuego es perceptible en el plano físico como combustión. En el plano emocional como calor. En el plano psíquico o anímico como luz y en el plano espiritual como amor: amor por lo uno, amor por los muchos, amor por la vida, amor universal, o amor-llaga, tal como lo expresa nuestro poeta.

Zoroastro lo enseñó: “El fuego solar es el medio de expresión del divino e invisible fuego”.

Los nombres de Dios siempre significan fuego. El fuego universal es inmanifiesto y Dios permanece invisible, a menos que se le haga aparecer, para lo cual se vale como medio del fuego del alma. El fuego se manifiesta por la llama, que es su cuerpo. Dios se manifiesta por la luz, la cual es su cuerpo y el cuerpo de todos los seres espirituales, variando en grado, de acuerdo con la jerarquía de cada uno. Solamente por el común ámbito de la luz, puede el alma humana acceder a lo espiritual o el cielo. Tenemos entonces que el calor, el intenso amor, el deseo, dan el impulso para la unión entre el alma y el espíritu o Dios. La iluminación le adviene al alma a través de los rayos de luz que fluyen desde lo espiritual. Todo lo que procede del cielo, el espíritu, incrementa el poder de la luz en el alma; y el alma crece fuerte y llega a envolverse en luz.

Perspicazmente, el sol ha sido llamado el alma del universo. Y nosotros, siguiendo este ritmo, debemos crear nuestra propia alma, partiendo de la chispa que nos fue dada al comenzar nuestra existencia.

Esto significa que seguimos esta analogía: microcosmos=macrocosmos/ hombre=universo. La tierra es el cuerpo que está iluminado y vivificado por el sol, el alma de la tierra.

Metafóricamente hablando, el espíritu colocó al sol en el firmamento, que es el medio de unión entre el espíritu y la tierra (o universo). El firmamento semeja o representa el velo entre el alma y el espíritu. Hay que grabarse esta palabra: firmamento. Significa velo, es el velo que tenemos que levantar o rasgar los poetas para alcanzar la iluminación.

Esto es una derivación de Entusiasmos, este es su trasfondo.

Cito ahora al poeta Adonis:

“En la poesía árabe, tanto a la ‘letra’ como a la ‘palabra’, se las llama ‘velo’. Esto se debe a que el sentido y la verdad residen detrás de la letra. La ‘palabra’ nunca puede agotar la cosa. Por este motivo la lengua o el ‘decir’ debe cambiar perpetuamente, evolucionar y fluir desde la fuente como el cuerno de la abundancia del mundo, si no cae en la inercia convirtiéndose en una suerte de ‘velo’ petrificado sobre la cosa en sí. (…) En efecto, el ‘velo’ es precisamente lo que hace del viaje-búsqueda la primera cuestión existencial, la que hace del significado —o de lo que llamamos la ‘verdad’— una luz que no cesa de brillar al final del camino: un fin que nunca puede ser alcanzado puesto que el camino no tiene fin”.

 

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Este nuevo libro de Mármol plantea no solo el rescate, la recreación, la renovación y reposición de esa palabra tan querida por los iniciados, entusiasmo, sino también la especificidad de la lengua, el tono de su voz y un extraordinario ritmo hacia su tradición poética. Aquí está revelada: Goethe, Hölderlin, Dante, Tu Fu, Ibn Arabí, Rumí, Pizarnik y los venezolanos Aquiles Nazoa, Elizabeth Schön, Sánchez Peláez, Cadenas, Hanni Ossott, entre otros.

Son estos autores a quienes Mármol reconoce e interpela en muchos de sus poemas. Los títulos y los epígrafes son detalles funcionales en su libro. No son utilería ni ornamento. Aun cuando el enfoque del poeta es hacia su entorno, traducido en una cotidianidad de árboles, mar, río, cielos, atmósfera, flores, sombras, colores, la noche…, que hacen de velo, es la luz la protagonista de su lucha interior. Si la boca es un corazón, entonces la palabra viene a ser la luz que se oye, sugiere el poeta.

¿Cuál es la consciencia que expresan estos poemas de Entusiasmos?

La de un creador (un poeta) poseído y arrebatado por la luz que invoca una psique precisa hacia su regeneración o iniciación: un madurado lenguaje del alma.

“No brillar, sino dar luz”, asegura.

Hay una devoción rebasada hacia lo espiritual, el conocerse a sí mismo para volverse sí mismo.

Por lo tanto, hablamos de la experiencia de la iluminación.

La visión de lo divino se disuelve en la de la luz. Porque no es la luz la que se ve; ella es la que hace ver nuestra propia realidad.

Los Chorros, 4 de diciembre de 2016.


Texto leído en la presentación de Entusiasmos de Luis Gerardo Mármol, el 4 de diciembre de 2016 en la Librería Kalathos en Caracas.

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#Entusiasmos#Luis Gerardo Mármol#Santos López

Comments

  1. Erasmo Gil - jueves 19 de septiembre de 2019 @ 10:19 am

    Maravilloso texto. es una clase magistral.

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