epífitas. Aproximación a Teoría de las niñas de María Baranda. María Antonieta Flores

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“Todo es palabra abierta entre los cánones del humo.” escribe María Baranda. En constraste con esa palabra abierta, en Teoría de las niñas crea un universo cerrado con sus propias leyes, en él habita un padre y las niñas. Ellas están en el límite de un mundo que acaba y otro que inicia gracias a las transformaciones, las metamorfosis del cuerpo. Ese es el drama oculto. La niña que deja atrás la infancia para adentrarse en el camino de la mujer. Es el momento de la iniciación marcada por un hecho biológico. Es un libro sobre el umbral al que se asoman las niñas.

Así, la poeta, quien ha confesado que le “interesa el poema que cuenta y que canta a la vez. Voy contando al ritmo que voy cantando… es una suerte de épica de lo que sucede allá afuera o acá dentro, pero siempre hay una narración interna.”, cuenta y canta la infancia. Para ello recurre a un hecho noticioso marginal: el hallazgo de unos dibujos de niñas hermafroditas en la casa de un anciano que fallece solo. Ese dibujante es Henry Darger. El suceso cautivó su atención y gracias al poder de la palabra, lo dotó de nuevos significados en un universo dominado por lo patriarcal: “Creé un mundo a partir de unas niñas que son creación de un dibujante, un dibujante que en el poema es mi padre y que inventa todo un mundo; las niñas que se revelan ante su creador y todo lo que le van diciendo como personajes de ese creador.” señaló en entrevista dada a El economista.

La anécdota permite la elaboración de un extraño y ajeno entretejido de imágenes en las cuales está presente la omnipresencia del padre, la atmósfera de un patriarcado que anula lo femenino. Si la infancia es el tema que rige el eje discursivo del poemario, nada tiene que ver con idealización de la niñez como la edad de oro. La ausencia de lo materno es absoluta. Es un libro sobre la relación hija-padre y ¿qué nos está diciendo sobre esto? Algo que no se nombra pero que es inquietante. Unas niñas enfermas que el dibujante embellece.

Pero, ¿por qué de las múltiples posibilidades que hay para enfocar el tema, la poeta ha seleccionado un dibujante, a alguien cuyo oficio es dar forma, volumen y textura a través de sus trazos? ¿Nos estará diciendo que el padre da forma y determina a las niñas? Y todo se queda en preguntas porque este es un poemario inasible, cruzado por símbolos, sugerencias e imágenes que deja el sabor de un encuentro con lo onírico y con lo ominoso. El horror gravita en su atmósfera, algo impreciso, o tal vez no tanto, se percibe como una amenaza a lo largo del libro.

El sangramiento, imagen que se hace presente en varios poemas, se puede vincular al menstruo. Así se coloca en ese límite que marca el fin de la niñez, el surgimiento de la mujer y el fin de la relación idílica con el padre. El llanto conduce a la lluvia. Llueve en la infancia. La lluvia es una emoción desbordada vinculada a las lágrimas y que revela el dolor de esta etapa de la vida que la sociedad se niega a reconocer para anular el drama que viven los infantes.

Si se nos está planteando una teoría de las niñas, es una alejada de la belleza y de la felicidad. No hay belleza en torno a ellas y sí muchas amenazas.
 
 
 
Teoría de las niñas de María Baranda, Ediciones Vaso Roto, 2018.

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