Un árbol cruza la ciudad. Miguel Ángel Zapata

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Prólogo

Escribo poesía caminando.

Árboles como estrellas
en el patio lleno de geranios.

Las ciudades pasan con sus ojeras
bebiéndose toda el agua de las calles.

Dios es el río: un aire de mar brota
de su casa, relámpagos y cuervos
embellecen otra vez las nubes.

Allá las torres y los siete mares,
aquellos reyes coronados por ellos
mismos en el festín de la poesía.

Aquí multitudes de arcos abren
portones para ver el corazón.

La poesía es así: un árbol desconocido
que cruza la ciudad.
 
 
 


 
 
 

El árbol

Le puse un nombre a este árbol inclinado con las
ramas abiertas como un altar hasta el cielo.

Sin nubes, baja cada mañana, y con mucha astucia
describe la tempestad de una flor.
 
 
 


 
 
 

Florencia

Primera visión

El río es veloz, casi violento y sin que nadie lo note
se sube hasta el campanario del puente viejo.

El río es el río, y los bares son todos iguales en Florencia:
algo de su olor se pega en tu piel, y no hay
fuego que lo sofoque: cuerpos de doncellas humedecidas
te seducen para perderte en la dulce morada del paraíso.

El río es inquieto, abre la grieta y sobrevive al vino
y las sirenas. No puedes volar por el río y buscar el
purgatorio antes del primer sorbo.

La palabra reconoce el sentido del viaje, aquel pájaro
negro que se posa en un poste de luz y te habla del
tiempo repetido entre las aguas.
 
 
 


 
 
 

Paseos en bicicleta

El olor de la hierba se enreda en las palabras que no
llegan a tu boca.

Paseas en tu bicicleta y entre el aguacero otra vez
una palabra, una alegría inesperada, una lágrima que
se va.

La poesía se insinúa desde que pones tus manos en
el timón, y mientras la montas vas sintiendo de inmediato
su velocidad, el olor del mar regocijando
tus pulmones, la excitación del aire tibio con la luz
de los árboles que cruzan la ciudad como perros solitarios.
 
 
 


 
 
 

Debajo de la ciudad

Cuando te sientas en el último vagón abres el libro
de la vida dulce, y olvidas las señales que te acechan
en cada paradero. La gente sube y baja y conversa a
través de textos indescifrables en los teléfonos móviles,
quizás para suplir el miedo del encuentro, el mirarse
a los ojos fijamente, y vibrar con la vida que
vuela con los cabellos negros de aquella mujer que
espero en el paradero.
 
 
 


 
 
 

Sincronía de una mujer sobre un caballo

(segunda versión)

Ella galopa con su caballo por el bosque buscando la
primavera.

Escribes primavera por ella, y repites primavera por
su pelo entre un campo lleno de flores amarillas.

Su cabello largo se retuerce en el paisaje: un potro
salvaje trota sin control, y las palabras dibujan en
sus ancas tu lengua enamorada.
 
 
 


 
 
 

El patio

Aquí el olor de los geranios pervive, acrobacia de
pájaros delirando con el agua de la manguera.

Aquí vive la fuente y el agua fresca de las aves
desconfiadas de todo.

Podría ser la felicidad un rayo de luz en tu ventana,
ese incesante revuelo de alas que se retuercen hasta
reescribir el sol o simplemente la vista de los pinos
hacia el otro lado de la sombra.
 
 
 


 
 
 

Dios es un pájaro alegre

Dios es un pájaro alegre que camina contra la tiniebla.

El sol engaña con sus rayos y el mar te da una aparente
serenidad.

El mar azul y la nube negra hablan de mañana y de
la fe.

Dios es un pájaro azul que sabe bien volar.

 
 
 


 
 
 

Gracias

Gracias Dios por estos árboles que cantan en mi corazón
casi perdido con la foresta de tu inmensidad.

Hoy es el día del sol y los pinos que amanecen en
mi ventana, los que anuncian con los pájaros la llegada
luminosa de un nuevo día.

Tú estás en estas ramas y desde el viento increíble
nos hablas de lo inexplicable, de aquello que siempre
es no para nuestros ojos ciegos.

Ahora mis ojos despiertan ante este Árbol de la dicha
que no es otro que Tú que vives en las cosas
naturales, en la música de la lluvia de anoche, en
los pájaros que van llegando para celebrar un nuevo
día con el sol, y los que siempre dicen sí a todo
lo bueno.

Yo que he muerto, estoy vivo de nuevo.

 
 
 


 
 
 

Vivir en agradecimiento

El cielo te hace repetir en el silencio que la vida es
buena, y que todos los aromas llegan con este concierto
de voces cansadas de volar. No despego la
mirada del cielo, ese gran espacio donde uno se pierde
para volver. El árbol desnudo te suplica un abrazo,
una palabra que le permita tener paciencia para
cuando llegue el invierno, la otra vida que nos espera.
Hoy día escribes mirando pinos, flores amarillas
y decenas de pájaros que bajan a comer el alpiste y
un poco de agua que les dejas cada día. Miramos el
patio en plena quietud, los geranios al lado con tu bicicleta,
el césped entre verde y amarillo, muy cerca
de la humedad del mar retumbando en tus oídos.
 
 
 


 
 
 

Cuaderno de árboles

Crecí entre tus calles
con la neblina
en mi boca.
Crucé cada día
el puente de piedra
y la plaza mayor
con mis frutas frescas
y cuadernos llenos de árboles.
 
 
 

Un árbol cruza la ciudad. 2ª ed. Ciudad de México: El Tucán de Virginia, 2020.
 
 
 

Miguel-Ángel Zapata. Poeta, ensayista. Catedrático de literatura latinoamericana en la Universidad de Hofstra, Nueva York. Ha publicado recientemente: Un árbol cruza la ciudad (Lima: Máquina Purísima, 2019), A Tree Crossing the City (New York Poetry Press, 2019), y varias antologías de su poesía: Chopin invitado a casa (Sevilla, 2019), Con Dylan Thomas volando por Manhattan (Buenos Aires, 2019), Hoy dejó de ser invierno por un día (Buenos Aires, 2017), La nota 13 (Bogotá, 2015), Hoy día es otro mundo (Granada, España, 2015), y su poesía selecta al italiano: Uno escribe poesia camminando (Antologia personale 1997-2015) , trad. de Emilio Coco (Italia, Ladolfi Editore, 2016). También destacan los poemarios: Un pino me habla de la lluvia (Lima, 2007), Iguana (FCE, 2005), El cielo que me escribe (México, 2002), Escribir bajo el polvo (Lima, 2000), Lumbre de la letra (Lima, 1997), Poemas para violín y orquesta (México, 1991), e Imágenes los juegos (Lima, 1987). Su poesía ha sido traducida al inglés, francés, italiano, griego, portugués, árabe y ruso. En su obra crítica y ensayística destacan: Degollado resplandor. Poesía de Blanca Varela (1949-2000) (Santiago de Chile: Ed. Universitaria/ Fundación Vicente Huidobro, 2019), Vuela un cuervo sobre la luna. Muestra de poesía española contemporánea: 1959-1980 (Nueva York: Hostos 2014), La voz deudora. Conversaciones sobre poesía hispanoamericana (Con Ilán Stavans) (FCE, 2013), Vapor trasatlántico. Estudios sobre poesía hispánica y norteamericana (FCE-Universidad de San Marcos, 2008), Asir la forma que se va. La poesía de Carlos German Belli (Universidad de San Marcos, 2006), El hacedor y las palabras. Diálogos con la poesía de América Latina (FCE, 2005), Moradas de la voz. Notas sobre poesía hispanoamericana contemporánea (unmsm, 2002), Nueva poesía latinoamericana (UNAM, 1999), Metáfora de la experiencia. La poesía de Antonio Cisneros (pucp, 1998).
 
 
 
Los poemas se publican con autorización del autor.
 
 
 
 
 
fotografía: cortesía del autor
 
 

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