Tres poemas de Tríada y algunos inéditos. Cecilia Domínguez Luis

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26.

Dirán que fue la serpiente
y yo la incauta y necia
—como lo serán todas las de mi estirpe—
la que, haciendo caso a su voz sibilina,
cogió el fruto.
Pero era invierno,
y todos los reptiles dormían en lugares ignotos,
aletargados en la hondura,
cuando yo me acerqué, contemplé el árbol
y hablé con la tierra, y las dos supimos
del gran desamparo del cielo
y de aquel que nos había depositado en su bruma.
Fue el fruto el que traspasó la niebla
y me hizo verme en el barro que fui,
latió y tembló, bajo el rostro invisible
de quien controla los astros, mientras nos abandona
y solo nos concede la inútil tregua de cada noche.
Tiende tu mano.
Tal vez sea mejor el destierro, la sangre y el dolor,
que este estar siempre en la orilla,
sumisos y esperando, eternamente, la nada.

De Tríada (Eva), 2023

 
 
 


 
 
 

Canto I

Viendo dormida a la hija de Ectión, solitaria en su alcoba,
quiso la Aurora, con tierno deseo besarla en la frente.
Héctor, acaso, soñaba con ella, o con la batalla.
Sordos y absurdos, los dioses jugaban su suerte a los dados.
En las almenas, Casandra lanzaba su grito más hondo
Y Hécabe abría los ojos a un día nefasto y maldito.

Han escrito mi historia hombres de toda
época y condición. Me han inventado
un rostro, una pasión, un cruel destino
de esposa, amante, madre, viuda, esclava.
Dicen saber de mí más que yo misma.
Me obligan a ser sombra y hojarasca.

Yo no quiero ser sombra ni hojarasca.
Que el ocaso, en su luz, diluya toda
sombra que me separe de mí misma.
No seré la mujer que han inventado.
Andrómaca no quiere ser esclava
ni que nadie decida su destino.

Yo grabaré, en mi peplo, mi destino,
alejada del viento y la hojarasca.
Nadie podrá decir que fui su esclava.
Tú serás para mí la vida toda.
Nadie, igual a mi sangre, te ha inventado
como yo, Héctor, dentro de mí misma.

Nadie sabe de mí más que yo misma.
Mío es mi tiempo y mío mi destino,
por mucho que algún dios me haya inventado
una vida repleta de hojarasca.
Solo a Héctor daré mi vida toda,
y nunca de los hombres seré esclava.

Siempre supe que no sería esclava.
Amo la libertad más que a mí misma.
Mas, si confiaba que mi vida toda
regalo de algún dios era, el destino
me devolvió a la sed de la hojarasca.
Un castigo más cruel no se ha inventado.

Pero a pesar del mal que han inventado
los dioses, que me quieren como esclava
y que mi vida sea la hojarasca,
yo, mujer, desasida de mí misma,
buscaré, por los astros, mi destino.
Y hablará de mi amor la tierra toda.

Tu rostro junto al mío es el destino
y, aunque inunde el dolor la tierra toda,
mis frutos brotarán de la hojarasca.

De Tríada ( Andrómaca), 2023

 
 
 


 
 
 

Canto II

Acaso canté en el vientre de mi madre
y ella se estremeció
—No sé si de placer o de angustia—
Todo era tacto silencioso,
latido unísono,
sin colores, ni eclipses, ni memoria.
¿Quién anunció mi llegada?
Tú, Laertes, hermano de mi sangre,
ya dormías bajo las estrellas
y trepabas árboles y murallas.
Tal vez te preparabas para conducirme
a no sé qué laberinto.
Nunca me preguntaste,
cuando te mostré la jaula vacía.

Solo ella me escuchaba
cuando cantaba en lo profundo de su vientre.

De Tríada (Ofelia), 2023

 
 
 


 
 
 

A José Watanabe i.m.

1

Ah, la angustia de la piedra
que no encuentra asilo
en el macizo oscuro
y va, ladera abajo, rompiéndose,
sin saber si su fin estará junto al mar
o bajo el árbol tenaz que la detenga.
Los pedazos van quedando atrás,
desertan, se convierten
en extraños fragmentos de sí misma.
Pedazos que olvida la piedra,
en su romperse,
solo atenta al final.

De pronto, el aguacero.

Del libro inédito Lítica
 
 
 


 
 
 

4

Sobre la piedra se sienta
un campesino,
un pastor, o alguien que viene de lejos.
Acaso cada uno de ellos se pregunte
por qué allí esta piedra.
Si se precipitó desde la cumbre,
después de la tormenta
o alguien la echó a rodar ladera abajo.
Desde la piedra
se oye el canto de un pájaro
que desvela la orfandad del mundo.

Del libro inédito Lítica
 
 
 


 
 
 

Clío en horas bajas

Se levantan monumentos grandiosos con placa.
Se derriban monumentos grandiosos con placa.
Y está bien.
Se escriben libros y contra libros.
Se escriben historia y contra historias.
Y está bien.
Se fundan bibliotecas.
Se queman bibliotecas.
Y está bien.
¿Qué más da?
Al final, ninguna historia es cierta.

A lo lejos
…………..se oye un portazo.

Del libro inédito El desconcierto de las musas (Clío)
 
 
 


 
 
 

El vuelo

Mi madre tiene un traje de plumas
y un sombrero de alas metálicas.
Se diría presta a volar.
Yo no la sigo
porque temo cualquier cosa
que me despegue de la tierra.
Al final —me dijo— es sólo un disfraz.
Y, quitándose el sombrero y las plumas,
se perdió cielo arriba.

Del libro inédito El desconcierto de las musas (Erato)
 
 
 
 

Cecilia Domínguez Luis . (Tenerife, Canarias, 1948). Profesora de EGB y Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de La Laguna. Ha publicado veintitrés libros de poemas, doce novelas (tres de ellas juveniles), ocho libros de cuentos, cuatro de ellos para niños y otro para adolescentes, un relato corto juvenil, una plaqueta de cuentos cortos; también, poemas, artículos y cuentos en periódicos y revistas de las Islas y de la Península. Ha recibido premios literarios como el “Matías Real” de poesía, “Pedro García Cabrera” y “Emilio Algaba Guimerá,” entre otros. También ha participado en diversas antologías, tanto de poesía como de relatos. Perteneció al comité de redacción de las revistas: Fetasa, Cuadernos Ateneo, editada por el Ateneo de La Laguna, sociedad de la que fue presidenta y al comité de la Revista ACL de la Academia Canaria de La Lengua. Su obra ha sido traducida al francés, al rumano, al alemán, al árabe y al islandés. A lo largo de todos estos años, ha participado como ponente en diversos congresos nacionales e internacionales de lengua y literatura, así como en encuentros de poesía, dentro y fuera de las islas y charlas a alumnos de ESO y Bachillerato sobre Literatura Canaria. También ha participado en varias ediciones del Festival Internacional del Cuento, en Los Silos. En mayo del año 2011, es elegida miembro de la Academia Canaria de la Lengua, leyendo su discurso de Ingreso, Jóvenes y Literatura, en noviembre de ese mismo año. En junio de 2013 es elegida miembro del Instituto de Estudios Canarios. En 2015, se le concede el Premio Canarias de Literatura, y ese mismo año es nombrada Villera de Honor por el Ayuntamiento de La Orotava. En 2019 se le concede el Premio del Festival Atlántico Sonoro por la difusión de la Literatura Canaria en las islas. En 2020, participa en las jornadas de homenaje a Pedro García Cabrera en el 115 aniversario de nacimiento celebradas en Vallehermoso (La Gomera), coordina la mesa redonda “Escribir en Canarias” organizada por la Academia Canaria de la Lengua que, ese mismo año, le publica una Antología de su obra poética. En el año 2021 participa en Los Realejos y en Santiago del Teide, en la charla-espectáculo, alrededor de su obra poética, Mujer, poesía y mundo, junto a las actrices Mabel Quintero e Ylenia Quintero, con música de Alberto Martín, así como en varias charlas sobre Literatura Canaria en diversos Institutos, y en una Mesa Redonda, alrededor de la obra de Alda Merini, celebrada en el Teatro del barrio de Lavapiés en Madrid. En 2022, interviene, junto a Fabiola Socas y Juan Carlos Pérez Brito, en el espectáculo poético-musical “Música para contar” celebrado en Valverde con motivo del Día del Libro
 
 
 
 
Con autorización de la autora.
 
 
 
 
fotografía: cortesía de la autora
 

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