El muro de Mandelshtam. Igor Barreto

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Posible comienzo

Con el cambio de lugar de los símbolos
se inició la destrucción del país.
La imagen
se fue totalmente a negro.
Todavía hay miedo
y la timidez está tan cerca de la ira.
¿Qué hacer para que desaparezca
lo ocurrido intencionalmente?
Tal vez
vendrá otro hombre
con gran poder sobre el azar.
Recuperemos
un sentido mayor.
Aún tenemos restos de la casa:
existe una puerta
y lo que falta
regresará.
 
 
 


 
 
 

Tipología mandelstamiana del zancudo

–El pequeño punto negro:
en el jarro, en la cómoda, en el espejo
de cristal de roca
de una casona.
–El zancudo alón
llegado de la selva húmeda,
y que además de tener alas
como la mariposa Monarca:
(Danaus plexippus)
posee grandes ojos.
–Otro rechoncho
como gallina negra
y clueca.
–El zancudo angoleta
con su violín gitano de registro agudo
que simplemente
te podría enloquecer.
–El de cuerpo
con listones blancos y negros
como la piel de la cebra del Serengueti.
–El zancudo gigante
de sombrero y capa,
oculto en el dorso alunado
de antiguas ceibas.
Todos
quisieran beber tu sangre
mientras estás sereno y yacente,
aquí en el trópico:
y sordomudo temes
la bestialidad del Nosferatu
de Murnau.
 
 
 


 
 
 

Hombre basura

Por la calle
ellos (los del Aseo Urbano) recogían:
pilas,
pirámides,
verdaderos muros
de bolsas negras de plástico
que se rompían y desunían
y la basura
era juntada de nuevo
y arrojada al interior del camión
que se la tragaba
llevándola a una prehistoria
futura.
Yo los vi tomar un bulto
tan pesado,
tan pesado,
que dos de Ellos
tuvieron que halarlo por los extremos.
Pero… lo que vi realmente
era que trataban de poner en pie a un amigo.
Porque el camión blanco y mugriento de la basura
no espera.
La basura
está hecha de un presente que no espera.
 
 
 


 
 
 

El pequeño lápiz

I

La poesía enseña
el amor por los lápices.
El lápiz que apenas puedes
sostener con la mano
y escribe garabatos
sobre la página blanca
como indecisos caminos
que suben una montaña.
Cómo es posible que un lápiz
vaya desde la altura
de un objeto nuevo
hasta convertirse en algo como un niño
que dice cosas a medias.
Por qué
el tiempo
invertiría el orden
en la forma de este objeto.
Acaso un lápiz no debería elevarse
con el paso de los años
y finalmente llegar a ser
algo nuevo:
una hermosa varilla pintada de amarillo
y no un palito
de pequeño zapato negro.
He reunido mis antiguos lápices
en una caja:
pareciera que duermen
o se abrazan
en la misma ronda
que ahora recuerdo.
 
 

II

Un lápiz ya desbastado
por el uso
puede compararse
con la vida de un hombre.
Sería
eso que llamamos un «lapicito».
Su carne se acumula en los depósitos
de mina y madera del sacapuntas.
Esta es la vida de Gabriel,
ahora,
a los setenta años
«Gabrielito»:
pequeño lápiz despuntado, achatado o quebrado,
lapicito.
Cuántos renglones
tendrías el valor de escribir
si hoy permaneces en la gaveta de tu cuarto,
en tu casa humilde
que ya no tiene borrador
y las paredes perdieron el fulgor de la pintura
laqueada en amarillo.
Qué será de ti,
eso me pregunto.
 
 
 
 
Igor Barreto . (Venezuela, 1952). Poeta, ensayista y profesor universitario venezolano. Entre sus publicaciones: Soy el muchacho más hermoso de esta ciudad (1987), Crónicas llanas (1989), Carama (2001), El llano ciego (2006), El campo / El ascensor. Poesía reunida. 1983-2013 (Pre-Textos, 2014), El muro de Mandelshtam (2017), La sombra del apostador. El Gallo combatiente y su ritual analfabeto (Visor, 2021). En 2008 obtuvo la Beca Guggenheim. Su trabajo ha sido traducido al inglés, francés, y alemán.

En octubre de 2023, la versión italiana de El Muro de Mandelshtam (Il muro di Mandel’stam) traducida y cuidada por Silvio Mignano, obtuvo el XLVII Premio Minturnae-Ornella Valerio, Premio Especial de la Presidencia, la categoría más prestigiosa.
 
 
 
 
Con autorización del autor.
 
 
 
 
fotografía: Vasco Szinetar
 

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