Jabón de Nablus. Selección. Rodolfo Häsler

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El trayecto es fulminante,
pronostica no se sabe cuánto asombro,
deja un costurón a la vista —
en un taxi, muriendo la tarde,
atravieso un paisaje reconocible,
olivos mochos,
ropa tendida en las solanas,
tintineo de cucharillas en los cafés,
chirriar de llantas, luces amarillas,
desata la palabra viento,
las piedras son blancas.
 
 
 


 
 
 

Procura agua de pozo, halla alivio en un pozo — es un acto cabal, agua de pozo para refrescar la cara, lavar unas manzanas. Hay prisa por continuar. Tras una curva, en la distancia, se dibuja Ramala. Entra en la ciudad, hace una pregunta, con el estómago vacío acepta el agrio pan de la derrota. Palabras puntuales que brillan en su filo, palabras que escapan por una hendidura. Se sabe extranjero, un poeta venido de lejos, quizá equidistante observa la situación — sin hablar la lengua presiente significados, ecos que golpean en el centro del lenguaje, nada que no sepa de antemano, aunque el resultado es un secreto a voces. Se desviste y se ducha, el espacio es una desmesura, fuera lo espera un enigma por resolver, rehace el trayecto al cerrar los ojos para recomponer las faltas. Sabe que ha de plantear su pregunta, elige para la ocasión la frase correcta, la palabra se eleva entre las piedras, se cubre de gloria, piedras blancas, piedras afiladas, las quiere palpar, ¿será que lo recuerdan a él?, ¿cómo lo puede dudar?
 
 
 


 
 
 

Arranco en los jardines la infancia siempre
hermosa como un engaño, ideograma de pálidos
crisantemos en el dominio agobiante de los
invernaderos.
Vuelvo despierto como una lechuza blanca a
los siglos oliváceos de la piel, vuelvo al
cálido pecho quemándome como una garduña
en las uñas peligrosas. Y así busco el regreso
a mi fortaleza derramada, a la patria
derramada como todo amor, cabalgando
febriles seducciones en minúsculos dormitorios.
 
 
 


 
 
 

Permanece insomne,
es una lechuza,
su ulular se pierde en la niebla,
una postura incómoda,
un resplandor de muerte
toca en la puerta,
masa’ alkhayr dice,
entra sin ser invitado,
toma posesión,
se instala dictando sentencia,
¿qué has sacado en claro todo este tiempo?
No puede engañar a la muerte
que campa por las colinas,
esgrime una guadaña,
se acerca al zarzal cuajado de moras,
prueba una
y acelera el paso.
 
 
 
 
Rodolfo Häsler (Cuba, 1958). Reside desde niño en España. Estudió Letras en la universidad de Lausanne. Ha publicado trece libros de poemas, los tres más recientes son Hospital de cigüeñas (Libros de la hospitalidad, Valencia, 2022), El tranvía verde de Alejandría (Agosto Clandestino, Logroño, 2023) y Jabón de Nablus (Ril Editores, Barcelona, 2024). Es traductor.
 
 
 
 
Con autorización del autor.
 
 
 
 
fotografía: cortesía del autor
 
 

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