Fugaz lagartija. Verónica Jaffé

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Eran de valentía las lecciones,
del arte de estarse erguida
y que la gente hablara
―y tú, tranquila, madre―
y en la mente…

ir trazando un curso,
bajar largos escalones
hacia una orilla
que terminara con todos
casi todos tus temores.

 
 
 


 
 
 

Del dique casi seco, del erial,
y del país perdido había soñado.

Después supe
que no era solo sueño

matutino estéril,
agotado.

 
 
 


 
 
 

Como cuando en un accidente
se pierde un pie o una mano,

como cuando a un roble o castaño
le cortan las ramas más grandes

sobrevino un sufrimiento o furia
parecido a un dolor fantasma.

Pero no. Lo perdido puede más,
quizás por menos evidente.

Como un viejo libro o país poema
apretado al cuerpo

para protegernos, ambos,
del torrente, de la lluvia,

la feroz jauría,
fantasmal espanto.

 
 
 


 
 
 

Lo otro sería pensar
que todo está perdido
y que ni el arte de perder, de viajar largo
o de volver a casa
y mucho menos
traducir de poeta
o pariente alguno
da o tiene o hace
algún sentido.

Pero entonces…
por ahí han fluido mis ríos y de regreso
dejaron plumas, piedras y semillas.

Para ir haciendo
formas o memorias
y prestarle
al alma,
esperanza,
incierta
apoyadura.

Ciudad, sociedad, país, continente:
la elección ni es amplia ni nunca libre.
Y aquí, o allá… No. ¿Deberíamos habernos quedado en casa,
donde sea que haya sido?

Así Elizabeth Bishop en sus Cuestiones de viaje

 
 
 


 
 
 
Consuelo, dice un poeta polaco,
es lo que no debe dar
la poesía,

y menos domesticar lo salvaje.
Recuerdo poco la cita,
pero concuerdo.

Ojalá mi perro negro en la cuna
y las gatas a mi lado,
me hubieran prestado sus dentaduras

para mostrar al menos en grafía
la blanca amenaza de esta furia
informe y sin rima.
Canetti sabía
de lo imposible
de escribir sin dientes.

 
 
 


 
 
 
Arte es lo que queda
de una religión en ruinas,
creí entender alguna vez.

En esta escritura
no hay arte ni forma
de creencia o entendimiento.

Quizás algo de esperanza
en encontrar la fuite,
fugaz lagartija, o su sentido.
 
 
 

Fugaz lagartija Madrid: Kálathos Ediciones, 2024.
 
 
 
Verónica Jaffé. (Caracas 1957). Estudió Letras en Caracas y se doctoró en Literatura Alemana en Munich. Ha sido profesora en varias universidades venezolanas, editora, ensayista, traductora de Gottfried Benn, Else Lasker-Schüler, Paul Celan, Ingeborg Bachmann, Friedrich Hölderlin. En poesía ha publicado: El arte de la pérdida (1991), El largo viaje a casa (1994), La versión de Ismena (2000), Sobre traducciones (2010), Friedrich Hölderlin: Himnos Hespéricos. Traducción y versiones libres (en lienzos y poemas) de Verónica Jaffé (2016), De la metáfora, fluida (2019), Fugaz lagartija (2024). Como artista plástica “traduce” poemas en imágenes, y ha expuesto sus traducciones visuales en Viena, Caracas y Madrid.
 
 
 
Con autorización de la autora.
 
 
 
fotografía: cortesía de la autora
 
 

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