Primer aniversario luctuoso de Juan Gabriel: ¿Siempre en mi mente? Guadalupe Ángeles

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Crecimos con el dulce y alegre sonsonete de esa su voz que riega de miel nuestros sueños, ¿podemos sustraernos a ese encanto? Con la miel hasta las rodillas, hemos tratado de desenredarnos de esa red que nos ata a mesas solitarias de cafés desiertos a media noche; a sesiones solitarias de planes a futuro que desembocan en otras sesiones solitarias, mucho más ácidas donde la realidad se ríe de nosotros con todos sus dientes de calavera burlona.

Yo hubiera querido decir otra cosa pero Juan Gabriel, con las letras de sus canciones, me ha leído siempre como si estuviera dentro de mi mente, y fue gracias a un comentario que me hizo un amigo muy querido como he podido escaparme a su muy puntual lectura: “Canto esas canciones (cuando las canto) en tercera persona”. Ha sido posible así que me preocupe por un tercero que no soy yo; entonces, es más fácil resolverle la vida a ese tercero ya que ahora puedo ver que: “Ella está siempre en su mente…” y así, gracias a esa magia instantánea puedo aconsejarlo “sabiamente” y lograr que la tóxica obsesión salga de su mente; no de la mía, pues debido a este arte del lenguaje, sencillamente, no es en mi mente donde está esa presencia inquietante.

Hago este apunte porque al igual que Armando Manzanero y José Alfredo Jiménez; Juan Gabriel ha sido nuestro profesor de Educación Sentimental, y como a todos los maestros habrá que desmentirlo en algún momento, si es que nos empeñamos en la búsqueda de otra forma de relacionarnos con ese fenómeno de por sí complejísimo: el enamoramiento, el cual (dicho sea de paso), a cierta edad ya más que un suceso parece una enfermedad; así, ¡qué más quisiera yo cantar en primera persona la letra de esa canción “Insensible”! Y como tal cosa no ha sido, debo ir más allá, tomarme de la mano y reinventarme.

El maestro Juan Gabriel ha muerto, su herencia, este arrullo para adolescentes eternos ha de cesar. ¿Cómo hace uno para renegar de estas líneas que tan hondo han calado a lo largo de nuestras vidas? Pues con un pase mágico que consiste sólo en desplazarnos, movernos de donde el irresponsable Cupido nos lanza sus aterradoras flechas.

Creceremos con o sin amor, lo único cierto es que tomar la decisión de mirarse por dentro sin intérpretes de por medio (Gracias no Juan Gabriel, José Alfredo, Armando, gracias, ya no), quizá entonces encontremos nuevas canciones, tal vez no tan lindas ni tan “pegadoras”, pero más nuestras, eso es seguro, como nuestros son nuestros pulmones, nuestra respiración.

 

 

 

Guadalupe Ángeles (Pachuca, Hidalgo, 1962). Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos 1999 por Devastación. Ha publicado: Souvenirs (1993), Sobre objetos de madera (1994), Suite de la duda (1995), Raptos (2009), Devastación (2000), Quieta (2001), La elección de los fantasmas (2002), Las virtudes esenciales, prosas poéticas (2005). Ha colaborado con La Jornada Semanal, Soberbia, Ágora, El Financiero, El Informador, El Occidental, Al margen, Argos, Babab, Espéculo.

 

 

 

 

 

Otros textos sobre Juan Gabriel en el cautivo n. 52:

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